Jaiver Jurado, director de Medellín en Escena, resaltó que en la ciudad se ha avanzado en el propósito de construir nuevos público. También, destacó que “las cifras de las entradas a teatro en la ciudad indican que cada año se aumentala audiencia” y se está adquiriendo una "cultura teatral".
Un sector al que le ha tocado “sudarse” la supervivencia es el de los teatreros en Medellín, quienes han tenido que reinventarse, como, por ejemplo, poniendo la entrada libre con aporte voluntario o libre con mínimo aporte voluntario, una forma, que para algunos, ha sido la mejor opción para crear consciencia de que los actores de teatro también son personas que “comen, que deben pagar servicios… que viven”, expresó Jader Guerra, director del Teatro La Polilla (calle 23 No 76-85).
Eso sí, el teatro es un sector que en la ciudad se procura “mantener en alto la calidad de sus obras”, algo que para Cristóbal Peláez, director del Teatro Matacandelas (calle 47 No. 43-47), es una forma de estimular, cada vez más, las compras de entradas a las salas locales, pues él argumentó que para abrir caminos en este asunto se debe demostrar el talante, el carácter de la formación escénicas de los actores locales y es precisamente “haciendo buenas obras, puestas en escena de calidad”, que ello se podría lograr.
Además, consideró Peláez, que los artistas de teatro de Medellín tienen en la calidad de su producto el argumento principal para cobrar por una entrada a la sala a quien esté interesado en verlo, idea que también comparte Carlos Mario Aguirre, actor del Águila Descalza (carrera 45D No. 59-01), aunque se debe resaltar que en esta sala se presenta una oferta diferente, más de comedia.
Sin embargo, en este asunto, salta una piedra en el camino, la del imaginario local de “¿para qué pagar una entrada a teatro, sí me la pueden dar gratis?”, una idea que precisamente el sector trabaja por “desmitificar” y, también, algo en lo que en Medellín se ha ganado mucha cancha, declaró Sara Suárez, directora del Teatro Casa Clown (carrera 44 No. 69-71).
No obstante, en este asunto tampoco se puede desestimar la formación de públicos, una lucha que se ha librado para que los ciudadanos tomen consciencia de que el teatro también es una forma de entretenimiento, y que los $15.000 o $30.000 que está costando en promedio una entrada a una sala de Medellín no es tanta plata "como la que puede gastar cualquier parroquiano en una salida a una discoteca, por ejemplo”, narró Jader Guerra.
Las opciones que tiene el teatro en Medellín para vivir
Hay algo que está claro para los directores de teatro locales, sólo de la taquilla no hay cómo vivir en Medellín, es algo que se da “por la formación de los ciudadanos y las costumbres, pues una ciudad como Bogotá, que en cuanto a infraestructura y talento no tiene nada que envidiarle a la nuestra, esta sí podría vivir sólo de las entradas, los ciudadanos allí son más consumidores”, describió el director del Teatro La Polilla.
Sólo por mencionar un ejemplo, en el Teatro Matacandelas, de una sala con un aforo de 150 personas, la taquilla representa solamente una séptima parte del total de entradas anuales a esta casa escénica.
La directora del Manicomio de Muñecos (calle 32EE No. 82A - 26), Liliana Palacio, expresó la importancia de acompañar a los buenos productos, las buenas obras, de una campaña de “fidelidad” con los espectadores, para así mantener el aforo lleno y que cada vez aumente el número de entradas pagas a la sala, entre ellos, mencionó a las redes sociales y los correos electrónicos, de los cuales este teatro tiene unos 3.500 usuarios registrados, confirmados y verificados, a quienes constantemente les está mandando información de sus funciones. Ella contó que en promedio una familia de Medellín puede estar llevando a sus hijos a teatro una vez al mes.
Y sí, las entradas estatales son un alivio para el sector, es decir, los estímulos que Mincultura entrega a los artistas y a los teatros son otra parte que ayuda en la supervivencia diaria del sector en Medellín y en el resto del país.
Igualmente, los estímulos y apoyos al teatro y actividades asociadas que otorga la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, discriminados en becas a creación e investigación, apoyos concertados para eventos del sector, becas para circulación nacional e internacional, salas abiertas, funciones de agenda e infraestructura de las salas.
Una cifra entregada fue de 12.000 millones de pesos adjudicados entre 2012 y 2015 al sector.
También en la baraja de salidas a la crisis del sector se cuenta a las funciones compradas por privados, una opción a la que los teatreros de Medellín casi “no le jalan” pero que representa “buenos ingresos anuales”, consideró Cristóbal Peláez, eso sí, sólo con las funciones propias de cada teatro, precisó.
La opción de la entrada con aporte voluntario es una discusión que han librado internamente algunos de los teatros de Medellín. Aunque existe quienes ven en ella una opción para lograr su sobrevivencia, hay otras partes del sector que creen que no es la mejor salida. Y aquí cabe destacar que el Pequeño Teatro fue pionero en esta idea en Medellín, hace 16 años, la inventó Rodrigo Saldarriaga, el fundador de este grupo teatral, como una salida a la crisis por los pocos espectadores.
En la ruleta de este modelo hay una casilla para el Teatro La Polilla, como ya se mencionó anteriormente, el Teatro Popular de Medellín, TPM (calle 48 No. 41-13); la Casa del Teatro (calle 59 No. 50A-25) o La Barca de los Locos (teatro al aire libre, itinerante).
Uno de los opositores férreos de esta propuesta es Cristóbal Peláez, para quien es una salida que le resta dignidad al oficio. Sin embargo, Jader Guerra, director del Teatro La Polilla, reafirmó que es una opción que contribuye a la formación de públicos y que con paciencia permite estimular, cada vez más, los ingresos pagos.