La experta Laura Cecilia Bedoya demuestra la influencia del modernismo literario en la transformación estética del tango.
Bandoneón, mucho se ha hablado del maridaje de la poesía de Rubén Darío- exponente y representante del Modernismo hispanoamericano- con el tango. En esto hay una cierta recompensa de lado y lado, porque si bien es cierto que su poética enriqueció las letras, a su vez, la difusión de los tangos suscitó el conocimiento de los textos del nicaragüense.
Es bien importante la lírica dariana en el lenguaje poético del tango, pues el modernismo nos ha regalado en su más bello canto, lugares lejanos y exóticos, alusiones a princesas, palabras traídas de lo más culto del lenguaje, sensualidad y un encanto visual al leerla.
Copio como ejemplo, unos versos del tango La novia ausente con letra de Enrique Cadícamo:
¡Íbamos del brazo
Y tu suspirabas
Porque muy cerquita
Te decía: “Mi bien…
Ves como la luna
Se enreda en los pinos
Y su luz de plata te besa en la sien?(…)”
…Al raro conjuro
de noche y reseda
temblaban las hojas
del parque ,también,
y tú me pedías
que te recitara
esta “Sonatina”
que soñó Rubén(…)”
… “¡La princesa está triste! ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa.
Que ha perdido la risa, que ha perdido el color…
La princesa está pálida en su silla de oro,
Está mudo el teclado de su clave sonoro
Y en un vaso olvidada se desmaya una flor (…)”
Si digo que armonizan bellamente los versos de Cadícamo con los de Darío, es porque al leerlos siento que la musicalidad no se interrumpe cuando terminamos de leer las líneas del argentino y entonamos la Sonatina. Y también, por qué no, en este tango hallamos un lenguaje refinado que se conjuga con el de Darío.
Ahora continúo con el vals Tus manos, inspiración de Cadícamo, porque de esta pieza emana esencia de la poesía rubeniana.
“Guarda claro de luna tus manos de abadesa
Y una luz milagrosa que las hace monjil
No las tuvo tan bellas Eulalia, la princesa
Ni tan aristocráticas Madame de Duplessi(…)”
Qué amable que es la vida al calor de tus manos
Todo bajo su encanto se torna juvenil,
Cuando tocas el viejo teclado de tu piano
Tus manos son alondras soñando en el marfil (…)”
Vea también: El café que fue de los inmortales
Y en esta otra insignia del modernismo plasmada en el tango que pretendo exaltar, vemos como por la luz de un crepúsculo, la presencia de un testigo inmutable y una victrola que llora, se han tejido las más sensuales fantasías, nacidas en un piso y una dirección que tal vez no existió en el mapa, pero si en la imaginación de su autor, el uruguayo Carlos Lenzi.
... “Y todo a media luz,
que es un brujo el amor,
a media luz los besos
a media luz los dos.
Y todo a media luz
crepúsculo interior.
¡Qué suave terciopelo
la media luz de amor!(…)”
Creo, entonces, que el tango A media luz, más que llevarnos a Corrientes 3, 4, 8, nos ha puesto en un espacio teñido de crepúsculo, en el cual y en interminables momentos germinaron los besos y el amor se cubrió con su esporádico traje de brujo.
Lo que maravilla del bardo nicaragüense, es que influyó en tantos poetas, que alguna vez estuvimos inundados de crepúsculos. Antonio Machado, Delmira Agustini y José Asunción Silva, por nombrar algunos, tienen en sus creaciones poemas y versos como este de Silva: “En la tarde, en las horas del divino/crepúsculo sereno/ se pueblan de tinieblas los espacios/ y las almas de sueños(…)”
Veamos entonces estas líneas de Rubén Darío tomadas del Verso sutil que pasa o se posa ,de Cantos de vida y esperanza : “¡Oh saber amar es saber sufrir! / Amar y sufrir , sufrir y sentir (…)” que tuvieron una marcada influencia en la inspiración del poeta Homero Expósito para la composición del tango Naranjo en flor: “Primero hay que saber sufrir, / después amar, después partir/ (…)”
Ahora bien, opino que los enunciados líricos venidos del modernismo y de otros movimientos literarios, la estabilización de la familia, el triunfo del tango en París y por ende de la aceptación del mismo en la sociedad porteña, fueron distanciando alguna poética del tango de contenidos grotescos y del mal trato a la mujer, entonces este ritmo tuvo un nuevo ropaje y adquirió otra estética, que además fue acompañada de la evolución en la instrumentación y de la transformación de las orquestas.
Para seguir conociendo la riqueza de Darío, invito a la lectura de un fragmento de Canto a la Argentina.
“…Es la fiesta del Centenario.
El Plata, padre extraordinario,
más que del Tíber y el Sena,
más que del Támesis rubio,
más que del azul Danubio
Y que del Ganges indiano,
es el misterioso hermano
del tigris y del Eufrates bíblicos,
pues junto a él han de surgir
los Adanes del porvenir…
…¡Salud, patria, que eres también mía,
puesto que eres de la humanidad:
salud, en nombre de la Poesía,
salud en nombre de la Libertad! (…)”
A manera de despedida consigno estas palabras de Jorge Luis Borges: “Todo lo renovó Darío: la materia, el vocabulario, la métrica, la magia peculiar de ciertas palabras, la sensibilidad del poeta y de sus lectores. Su labor no ha cesado ni cesará. Quienes alguna vez lo combatimos comprendemos hoy que lo continuamos. Lo podemos llamar libertador”.
Lo invitamos a leer: Fervor de Borges y sur de Homero