Colombia y el mundo están pasando por una situación por la que claramente ningún gobierno estaba preparado para vivir. Los invito a que no perdamos la fe, la esperanza, la autoestima, la empatía, unidos como una sola familia, saldremos adelante.
Luego de que apenas el pasado 9 de marzo se confirmó en nuestro país el primer caso de la pandemia covid-19, al sábado 21 de marzo esta registra más de 150 casos confirmados. A la fecha se decretó en todo el territorio el estado de emergencia económica, social y ecológica como también la cuarentena total y obligatoria a partir del martes 24 de marzo. En su propia desesperación por actuar, los gobernadores y alcaldes expidieron diferentes decretos para limitar la locomoción de la ciudadanía con el fin de frenar la agresiva expansión del covid-19.
Las personas, con unas pocas excepciones, han acatado el llamado de las autoridades a no circular, excepto en caso de urgencia o necesidad de abastecimiento. Esta situación forzó a que las empresas privadas y el sector público implementaran el teletrabajo, que, a pesar del rezago tecnológico, parece estar funcionando adecuadamente. Igualmente se suspendieron las clases en los colegios privados y públicos, en las universidades, y se limitó el uso del transporte público. La vida nos cambió radicalmente en cuestión de días.
Algunos pronostican que la dimensión económica del covid-19 podría superar incluso la gran depresión de 1929, cuando se derrumbó la bolsa de Nueva York. Ante el aparente dilema entre preservar la vida o trabajar para mover la economía, el Gobierno Nacional debe presentar un plan de choque social que ayude al país a superar en el menor tiempo posible los graves e inmediatos coletazos sociales y económicos que enfrentamos. Así, le pido al Ministerio de Hacienda y al Banco de la República que garanticen la liquidez del sistema financiero, otorgando subsidios a tasas bajas para que los bancos expandan el crédito a las personas naturales y jurídicas.
También es necesario que se aumenten de forma temporal, pero significativa, los subsidios para los más pobres (adultos mayores, desempleados, trabajadores informales). Se debe fomentar una alianza entre el Estado y el sector privado para que no se paralice la economía. Es decir, que se le pague, por ejemplo, al sector hotelero para que ayude albergando a colombianos en cuarentena o a enfermos en unidades de cuidados intensivos temporales con miras a contener el virus.
Otra medida es que el sector manufacturero industrial pueda ayudar a producir útiles médicos como antibacteriales, tapabocas, ventiladores, UCI temporales. Por su parte, el sector de alimentos puede contribuir a entregar comida a los niños que no están asistiendo a clases.
Podría continuar enumerando propuestas, pero creo que estas son las medidas más pertinentes y posibles, de tal forma que podamos desarrollarlas a corto plazo en el país. Colombia y el mundo están pasando por una situación por la que claramente ningún gobierno estaba preparado para vivir. Los invito a que no perdamos la fe, la esperanza, la autoestima, la empatía, unidos como una sola familia, saldremos adelante. ¡A este virus lo mata la solidaridad!