Álvaro Sierra Jones, cofundador y quien por varios lustros fue director de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, habla con EL MUNDO a propósito de los 30 años de labores en renovación y conservación de los bienes patrimoniales de Antioquia.
En julio la Fundación Ferrocarril de Antioquia celebró 30 años de labores de restauración y salvaguarda de los bienes patrimoniales del departamento.
La Fundación se constituyó el 26 de julio de 1986 como entidad privada sin ánimo de lucro. Hacían parte Empresas Departamentales de Antioquia (ahora Edatel), el Instituto para el Desarrollo de Antioquia (Idea) y la Fundación para la Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural Colombiano. Más tarde se unió el municipio de Medellín.
Desde la restauración de la Estación Medellín hace tres decenios, la Fundación ha restaurado más de 40 obras en el departamento. La obra continúa, pero Sierra reconoce que aún hay mucho por hacer y los recursos para la cultura son insuficientes.
Álvaro, tras 30 años de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, ¿qué queda recuperado, y cuál es su legado?
A lo largo de los 30 años de existencia de la Fundación Ferrocarril de Antioquia logramos recuperar y salvar bienes que conforman un patrimonio arquitectónico, histórico y cultural del departamento. Muchas obras las hemos trabajado en Medellín, pero también en otros municipios. La Fundación se creó cuando empezamos la restauración de la estación Medellín del Ferrocarril, paralelamente empezamos a hacer diferentes trabajos de restauración en toda Antioquia.
En ese periodo de tiempo se han realizado más de 40 obras de restauración en el departamento, ¿qué queda faltando?
Falta que continuemos la labor de valorar los elementos que hacen parte del patrimonio, debemos identificar no sólo en Medellín, sino en cada municipio del departamento, la casa, el puente, la capilla, la escultura, los elementos que hacen parte de las vivencias de ese sitio, de la historia, de la identidad. Los bienes pueden tener un valor histórico, artístico, técnico y vivencial. Lo ideal es que cuidemos y demos mantenimiento a esos bienes. Generalmente, cuando nos llaman a restaurar es que están muy deteriorados. No hay que dejarlos caer, no hay que dejarlos dañar. En Antioquia y en Medellín hay muchos bienes que hacen parte de la historia, y no solamente lo antiguo de la historia colonial es importante.
¿Cuáles son los lugares patrimoniales de Medellín y de Antioquia que están en peligro actualmente?
Yo no conozco cada cosa de cada municipio. A lo mejor en una vereda existe un puentecito, un camino prehispánico, unas cavernas, una obra escultórica. Es muy malo omitir, no se puede solamente mirar a Medellín.
A quién le correspondería mirar eso, ¿a las alcaldías?
Los municipios tienen en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) un punto que es la identificación de los bienes que hacen parte de la identidad, o sea los bienes patrimoniales. Consejo: que cada municipio revise y vea si están todos o si hay algún elemento adicional que se pueda incluir.
Además de la restauración, ¿qué otra función cumple la Fundación Ferrocarril de Antioquia?
Crear conciencia. La debe tener desde la persona sencilla hasta el gobernante de turno. Hay que crearle a los niños esa conciencia de que miremos esos bienes, esa historia; en las escuelas y colegios enseñarles a identificarlos, que los valoren y los preserven. El día de mañana pueden ser el alcalde del pueblo o el gobernador de Antioquia, la idea es que ayuden a seguir esa campaña, no como fue el progreso mal entendido en Medellín, donde se tumbaron edificaciones muy importantes de la historia por un progreso acelerado, una modernidad a la carrera porque queríamos estar a la par de cualquier parte del mundo. Otra cosa que es importante: nosotros no nos podemos comparar con otros países. Nosotros tenemos que mirar quiénes somos, identificar cuáles son esos elementos que conforman nuestra identidad. Pero no nos podemos comparar con otras culturas ni con otros países. Comparativamente somos muy jóvenes. Si Medellín se compara con Mompox, Tunja, Villa de Leyva o Cartagena, aquí no hay nada que valga la pena. Sí, aquí sí hay cosas que valen la pena, no todo tiene que ser antiguo. En el Centro de Medellín hay unos edificios muy valiosos que son inicios de la arquitectura moderna, como el edificio Fabricato, no es tumbarlo para hacer uno de vidrio que está de moda, ese edificio es importante para recordar una época.
¿La Fundación, además de crear conciencia y de restaurar, también ha ayudado a que se hagan declaratorias de bienes culturales de interés nacional?
Nosotros presentamos el aeropuerto Olaya Herrera, el circo teatro de Titiribí, el edificio Carré y Vásquez. Cuando vimos que había bienes que hacían parte del patrimonio y que no estaban reconocidos, hicimos los estudios y mandamos al Ministerio de Cultura propuestas. Esos lograron obtener una declaratoria, pero no tiene que ser un bien de interés cultural del ámbito nacional para salvarlo, hay edificios de interés departamental o municipal. No hay que decir “porque este no es nacional no lo vamos a preservar”, lo que haga parte del desarrollo y de la vivencia lo debemos cuidar. El problema es que para la cultura, para la restauración, nunca hay recursos.
Hablando de esa falta de presupuesto para la cultura en los barrios y los municipios, ¿cree que desde las comunidades se puede hacer más para que las administraciones locales inviertan en restauración de edificios históricos?
Si una comunidad identifica un elemento y lo valora, entonces se va a unir y le va a decir a los concejales: “¿Ustedes en qué están inviertiendo la plata? Venga, salvemos este puentecito”.
¿De dónde viene el dinero para los proyectos y obras de restauración?
Los recursos han sido de las administraciones municipales y departamentales; de las sociedades de mejoras públicas; de las parroquias, que viene siendo el dinero de la comunidad que da la limosna. No es que el Ministerio de Cultura esté mandando plata, sino que saca unas convocatorias y se presentan propuestas, el dinero viene del IVA de la telefonía móvil.
Respecto a la función de restauración de edificios históricos, si restauramos un edificio para hacer un espacio cultural, pero luego simplemente no se abre, ¿se está cometiendo un error?
Todas la obras de la Fundación hemos estado convencidos que son patrimonio y buscamos también la salvaguarda, pero lo importante no es restaura por restaurar, sino ver para qué va a servir, la inserción, o sea que la restauración propenda para que tenga unas actividades que presten el mismo servicio u otro servicio. Si a mí me dicen que restauremos una casita en un pueblo para poner un taller de metalmecánica, no estamos haciendo nada. Las actividades que se propongan deben ser compatibles con el eje patrimonial: un día una vacunación, otro día un acto cívico, funciones en un auditorio.
¿Cómo es el proceso de restauración?
La restauración que hacemos en la Fundación es cumpliendo la normativa internacional, es una restauración con disciplina y técnica. Con los bienes patrimoniales hago lo mismos que un médico: medir, indagar, hacer exámenes, estudios científicos. Con eso se hace un diagnóstico. Si el médico no hace un diagnóstico acertado se puede usar el tratamiento más costoso y no funciona. Lo mismo hago con los bienes patrimoniales: mido, veo los materiales, los métodos constructivos, cuáles son los deterioros, estudio de suelos, de estructura, cómo se comporta el edificio ante los movimientos sísmicos, la red eléctrica e hidrosanitaria, la parte estética, la parte volumétrica. Y el edificio habla: hay muros gruesos y angostos, eso se sabe con las medidas, con las indagaciones; la construcción llegó hasta aquí por la Guerra de los mil días, se suspendió y después arrancó, o no había plata, o hubo un incendio. El edificio va diciendo dónde le duele. De acuerdo con el diagnóstico y a los requerimientos se desarrolla el proyecto. Somos los médicos de los bienes patrimoniales que están deteriorándose y los tenemos que salvar adecuadamente. La restauración tiene que ser respetuosa, si estos muros son de ladrillo y hay un hueco no le voy a echar concreto, lo hago en ladrillo y en el mismo método constructivo.
Por último, ¿cuáles son los sitios patrimoniales más importantes de Medellín y Antioquia?
No hay una respuesta a eso. Yo digo que la capillita de Sabaletas porque es la más antigua de Antioquia y por todo el trabajo que costó restaurarla la llevo aquí adentro. Pero cada edificio es importante en sus comunidades y es tan importante Medellín como cualquier otro municipio. Hay un problema de centralismo: tiene la misma declaratoria el Palacio Rafael Uribe Uribe y la capilla de Sabaletas. Aquí no hay señorita Colombia, virreina o princesa. Las comparaciones son odiosas.