Qué agradable es ir por los pueblos de Antioquia, y encontrar obras por todos lados que hablan tan bien de nuestras pasadas generaciones. Tesoros que de forma silenciosa se van construyendo día a día, hasta convertirse en eso: tesoros que todo antioqueño deberíamos conocer. ¡Antioquia, te llevo en el alma! Es lo que uno debe expresar cuando los encuentra. Tal es el caso de la Institución Educativa san José de Marinilla, regentada hoy con lujo de amor y competencia por la licenciada María Cecilia Zapata González, lo que garantiza que siga cumpliendo una misión hermosa, que ahora cumple ¡180 años!

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Hace poco conocí esa bella y nobilísima construcción, que conserva la hidalguía de la época, y los sueños de cientos de muchachos y muchachas que rieron, y cantaron, y estudiaron, y soñaron allá, y que dejaron sus nombres en esas paredes blanquecinas y en los registros de la Institución que hoy tanto honra el nombre de Marinilla, y que va tatuada en el corazón de miles de raizales y foráneos.

Dice la historia, esa ánfora de sueños convertidos en realidad, que el Colegio fue fundado por el Pbro. Miguel Giraldo Zuluaga y su hermano Rafael María, en predios donados por Isidro Gómez Jiménez; y que “abrió el 15 de agosto de 1838, bajo la advocación a San José, como su patrono, con 80 alumnos procedentes de todo el cantón de Marinilla. Adquiriendo, muy pronto el reconocimiento de toda la Nueva Granada, como uno de los principales centros de instrucción en geometría, gramática, latín y castellano, además el curso completo de filosofía”. El 17 de diciembre de 1914, el Ministerio de Instrucción Pública, le otorga al Colegio la facultad de expedir diplomas de bachiller en filosofía y letras. En 1953 el presidente Roberto Urdaneta Arbeláez, nacionaliza el plantel por medio del decreto 2818. Para el 2002 se implementa la educación preescolar y básica primaria en cabeza del rector Armando Álvarez Álvarez. Finalmente, el 4 de febrero de 2003, mediante resolución N° 9688 de 26 de Noviembre de 2004, la Secretaria de  Educación de Antioquia, fusiona el Instituto Nocturno Monseñor Emilio Botero González (Tercera jornada) y el Colegio Nacional San José, bajo el nombre de Institución Educativa San José.

Como se comprenderá, esta crónica no podría cerrase sin nombrar a esos alumnos que forjaron su alma y su intelecto en esas dulces estancias de la juventud y la infancia, y que ahora hablan de la nobleza de esta Institución, que merece todo nuestro cariño, reconocimiento y apoyo: la glosa de ilustres, empieza nada menos y nada más, que con Marianito estudiante; hoy, El beato don Mariano de Jesús Euse Hoyos, que ahora comparte sitial de honor en la Institución, con su patrono, san José. Este egresado excelso, recibió su título de bachiller según acta consignada en el libro más antiguo del archivo institucional, folios 16, 17, 18, el día 2º de noviembre de 1860. En él, se lee que: “a las 5:30 de la mañana fueron examinados los alumnos Jesús Moreno Gómez, Aprobado; Aicardo Serna, Aprobado con plenitud; Alejo María Patiño, Aprobado con plenitud; Mariano Euse (sic), Aprobado con plenitud. Fueron comunicados en Lexicografía Castellana _______, Aritmética y Algebra __________, Geografía antigua y moderna ___________, historia antigua y catecismo de perseverancia. Obtuvieron la calificación que allí se expresa. Firman: Lino De Jesús Acevedo, Francisco Naranjo, Pedro María Serna”.

Le sigue, en esta longa lista de egresados ilustres, el maestro Fernando Botero Angulo, quien no niega su feliz estancia en 1949;  el recordado ingeniero y exministro Andrés Uriel Gallego Henao; el siempre amigo Jenaro Pérez Gutiérrez, a más de una pléyade de trovadores, ingenieros, abogados y educadores, al igual que los sacerdotes Mauricio Serna Giraldo y Edison Alexander Serna Serna, este último, postulado al guinness récord como “la Sotana Triatleta”. 

Capítulo aparte merece la rectora actual, la licenciada María Cecilia Zapata González, única mujer rectora en la historia de la Institución, quien, con 6 años al frente de la Institución, ha sabido continuar en la línea de la educación con criterio académico, humanístico y social, siempre pensando en el bienestar de la comunidad educativa y de nuestra hidalga ciudad de Marinilla.

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Con cuanta complacencia escribimos estas notas, pues, aunque parezca muletilla, asunto de Perogrullo o llover sobre mojado, como decía mi abuela, la educación es práctica de libertad; es el camino que construye al ser humano; es la única forma de escapar de todo tipo de esclavitud y de enajenación. Feliz cumpleaños para la Institución Educativa San José de Marinilla, y el deseo de que “cada año se haga nueva”, como en el poema de mi querido Juan Ramón Jiménez.