Hace 15 años Gilberto Echeverrí Mejía, estando en cautiverio dejó el legado para repensar el modelo educativo colombiano, pero como nuestra memoria tiende a diluirse, retomaré 15 preguntas que aún están sin respuesta en el manifiesto educativo de Gilberto Echeverri Mejía dejado en el libro editado por la Secretaría de Educación para la Cultura de Antioquia: “Un sistema educativo, para construir desarrollo y un país justo, equitativo y en paz”

1.    ¿Por qué el esfuerzo nacional se ha quedado corto?
2.    ¿Por qué los logros alcanzados no son los requeridos para las necesidades del devenir de la nación en cada momento?
3.    ¿Por qué si tenemos tantos especialistas y técnicos en la temática educativa no hemos logrado hacer de esta materia la herramienta más apta para construir nación?
4.    ¿Por qué dejamos perder el concepto sobre el maestro, en toda la extensión de la palabra, y permitimos que se convirtieran en una masa sindical que ubicó su primera necesidad el salario y todas las normas legales y extralegales y puso a la zaga la actividad educadora?
5.    ¿Por qué los maestros y educadores perdieron su estatus, su posición social, su reconocimiento y el sistema como un todo y nosotros los colombianos de manera individual y colectiva lo aceptamos consciente e inconscientemente?
6.    ¿Por qué todos los técnicos y especialistas caen sucesivamente en el error de remedar “el modelo” educativo y no entienden que el problema es de fondo? ¡El modelo se agotó!
7.    ¿Por qué el afán de mejorar se tradujo en copiar métodos y modelos de otros países sin medir en profundidad se adaptación a nuestro medio?
8.    ¿Por qué no se ha profundizado en la educación “pertinente y apropiada para las grandes urbes, para otras poblaciones, para zonas rurales?
9.    ¿Por qué el Icfes se preocupa por calificar a los estudiantes que quieren acceder a la educación superior, pero no presenta fórmulas de fondo para la educación básica y media? ¡Ellos son su materia prima!
10.    ¿Por qué el Icfes califica con el mismo resero a los estudiantes de la capital, donde vive su burocracia y a los del resto del país, sin aplicar criterios apropiados para circunstancias, lugares y necesidades diferentes? ¡Los juzga y los destruye!
11.    ¿Por qué los candidatos a la presidencia de la república, sus asesores y en general la clase política no toman en serio el tema educativo, no hablan de pertinencia y sólo de la cobertura y de los costos del sistema, sin dedicar tiempo al problema y a las secuelas que de él se derivan?
12.    ¿Podremos entender que la educación es el gran alimentador de la “cultura de un pueblo” y que esta genera bienestar y seguridad o frustración y violencia?
13.    ¿Por qué las bibliotecas de buena calidad son exclusivas de la capital de la República y de algunas ciudades principales?
14.    Serán capaces las autoridades educativas nacionales, departamentales y municipales de comprender la soledad de los maestros rurales, perdidos en medio de los territorios amenazados por alguno de los grupos subversivos, sin recursos pedagógicos, sin comunicación eficiente con sus autoridades, atendiendo sus escuelas intermitentemente, con unos alumnos que recorren grandes distancias después de realizar trabajos en sus casas, que llegan a la escuela sin desayunar bien y sin fiambre para el almuerzo, para recibir clases en desorden, con un mal pensum escolar, sin libros y material didáctico?
15.    ¿Podrán esas mismas autoridades entender los requerimientos para una educación apropiada y pertinente en las poblaciones más lejanas, territorios rurales y de colonización en medios selváticos, sin vías, sin planes de apoyo para aquellos colombianos, los más olvidados, planes que podrían ser coordinados con los alcaldes, planes que deben ser prioritarios dentro de un buen criterio de justicia social que no existe en el país?

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Otro tanto de preguntas se hizo Echeverri Mejía, que se quedan sin respuesta. Él en su legado da luces de que hacer, pero, a través de estos tres lustros se fue diluyendo en la amnesia característica colombiana.

Bueno sería, que los próximos debates de candidatos a la presidencia se focalizara uno solo en el tema educativo, pero que no se base solo en hipótesis del “yo que haría sí…”, sino en el cómo lo haría y lo más importante como lo financiaría, para ver si por fin la educación deja de ser la “cenicienta” del modelo de desarrollo, y contribuye a “construir un país justo, equitativo y en paz”

In memoriam