¿Y los nuevos líderes dónde están?

Autor: Sergio Roldán Gutiérrez
12 julio de 2017 - 12:06 AM

El tema ahora es que la falta de líderes políticos que generen confianza nos está llevando a esperar de los que toda la vida han fungido como tales, para que ellos decidan quienes podrían ser los nuevos líderes.

En las elecciones pasadas del 2015 casi 17 millones de personas votamos, eso representa un 59% de participación (Rnec 2015), una de las más altas de la historia, sin embargo, después de ver la hecatombe en la que estamos sumergidos por escándalos de corrupción, tráfico de influencias, celebración indebida de contratos, entre otros de esta amplia gama de delitos que suenan cada segundo, la pregunta es: ¿Qué pasó?

El tema ahora es que la falta de líderes políticos que generen confianza nos está llevando a esperar de los que toda la vida han fungido como tales (aunque ya no nos generen tanta confianza) para que ellos decidan quienes podrían ser los nuevos líderes, al punto que si no son reconocidos por una figura de estas legendarias de las contiendas electorales, la opción para quedar elegido será mínima.

Está claro que tenemos unos medios de comunicación en su mayoría morbosos y desinformadores, que usando palabras rimbombantes combinadas con un par de términos jurídicos dejan por el suelo a todo el que sea llamado a alguna diligencia de trámite. Adicionalmente, el escándalo de la primicia no se equilibra con la forma tan prudente y sigilosa con la que se anuncia que se prueba la inocencia del funcionario y por tanto, no era nada, era una indagación para esclarecer algún hecho que es un procedimiento elemental. Se me viene a la cabeza el proceso de Luís Alfredo Ramos y el escándalo por su detención y parte sin novedad cuando lo eximen de responsabilidad, al igual que el caso de Alonso Salazar y su sonada inhabilidad y casi ninguna mención a su fallo a favor, a Gustavo Villegas ya lo condenaron primero los noticieros que los jueces, en fin. A pesar de estos medios desinformadores y mal intencionados, el rumbo político cada vez está más incierto y lo peor es que hay que elegir casi 21.000 personas entre corporaciones y entes territoriales de unos 150.000 candidatos cada 4 años.

Actualmente en Colombia hay 1.099 alcaldes, 18.752 concejales, 546 diputados y 32 gobernadores, sin contar los 268 congresistas (Rrnec 2015), todos se eligen por voto popular y todos, en teoría, se presentan probada su idoneidad profesional y su disponibilidad para ejercer el cargo según el régimen de inhabilidades e incompatibilidades vigente, pero al parecer, algunas personas se meten sin control en esta contienda haciéndonos a todos pagar una y mil veces nuevos procesos electorales para reemplazar al destituido.

Sobre los políticos y liderazgos

A propósito de líderes nuevos esta semana en Santa Marta conocí a un candidato a la Presidencia de la República. El exalcalde Carlos Caicedo, abogado, aclamado por todos los samarios por su gestión en la alcaldía y que aspira al máximo cargo por el movimiento Fuerza Ciudadana. Como muchos otros está en el proceso de recolección de firmas, casi que hay que firmarle a todo el que se postule de manera independiente a lo que sea, ya han tenido muchas oportunidades los apellidos que están, los que han heredado generación tras generación los cargos, hoy después de casi 100 años todavía estamos en manos de los Santos y de los Lleras. En fin. Gratamente impresionado con el doctor Caicedo y su propuesta, ya de entrada cuenta con casi medio millón de samarios. Me decía el taxista que me llevó al aeropuerto y creo que es la mejor manera de terminar: “Los pobres no hacemos política, los pobres votamos. Yo no creo que alguien se levante un domingo a elegir a otro por 20-000 pesos y así los reciba, yo no creo que vote por el que se los dio” Mejor dicho, ni los electores, ni los elegidos, hay como una especie de irrespeto mutuo. Vuelvo y digo como doña Fanny: ¡Antes mucha gracia!!

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