Aprender a valorar lo trascendental es algo maravilloso para los seres humanos.
Tenemos que recordar frases célebres de personajes famosos pues las simples tonterías nos las repiten todos los días a todas horas.
Friederich Nietzsche nos pregunta: “¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?”
La anterior frase nos hace pensar que tenemos que valorar la importancia y profundidad para que no dejemos pasar los días y los años sin nada importante. Aprender a valorar lo trascendental es algo maravilloso para los seres humanos.
Wilhelm Busch nos pone a pensar profundamente con la siguiente frase: “Pensamientos tontos los que tenemos todos, pero el sabio se los calla”. Los sabios verdaderos dicen muy pocas cosas y los tontos hablan todos los días y a toda hora.
Benjamín Franklin nos dijo: “Un hoy vale por dos mañanas”, frase muy cierta pues el futuro del mañana es solamente una remota posibilidad cuando el día que vivimos hoy es una realidad válida de total importancia pero del futuro no tenemos seguridad cómo será.
Mohamed Alí: “No cuentes los días, haz que los días cuenten”.
Lo anterior nos hace pensar en la necesidad de hacer de la vida una realidad útil dando valor e importancia a cada día que vivimos.
Nada menos que Séneca nos dice: “La felicidad es no tener que pensar en ella”.
La felicidad se vive sin soñar en ella y hay que recordar la inteligente definición que los griegos antiguos daban a la “felicidad “, y la definían así: tener a quién querer; no que lo quieran a uno. El segundo requisito era mantener una ocupación diariamente, aunque no sea remunerada. El tercer requisito para ser feliz es tener compromisos a futuro con fechas fijas. Los tres requisitos narrados dicen la inteligencia de los antiguos griegos quienes dejaron la inteligente definición que nos hace pensar profundamente.