Putin, visto desde esa “doctrina”, clasifica como neo neofascista
07.V.17. Europa y el mundo descansan –por ahora- con los resultados electorales franceses: (¿l’étrange?) Macrom dobló a la extrema derechista M. le Pen. Debido a los resultados del Brexit, a la “sorpresa” de Trump y hasta del NO del referendo aquí, se temía algo similar con la ultra Le Pen. Acá, simultáneamente se realizó el congreso del partido Centro Democrático de Uribe. Su director actual –Fernando Londoño- aclaró, oficialmente allí: somos un partido de derecha y nos proponemos acabar con el maldito Proceso de Paz, dijo palabras más o menos. Al instante, el poderoso índice de Uribe le recriminó a su subalterno director. Al día siguiente, lunes 6, el mismo dedo “dixit”–con su prosopopeya, por Blu radio- que eso de izquierdas y derechas ya no existía y se enorgulleció de la profundidad de los discursos de cada uno de sus precandidatos.
Pero íbamos a hablar de neo neofascismo. El fascismo nace en Italia. La idea era unir las voluntades y la acción de una comunidad o una región, en un solo haz o manojo (el “fascio”). Debe tener la fuerza necesaria para que, sin doblegarse, él sí someta –así unido- cualquier intento de disentimiento –incluido el verbal o de ideas- de cualquier miembro que se “salga de la fila”. Mejor por la fuerza que por la razón. De esa idea se apropió un exsocialista italiano, nacido en 1883 (que varias veces pagó cárcel por sus nobles ideales de justicia, libertad y democracia, heredadas de su padre socialista) pero que en 1914 dio el gran salto y se propuso aplicarla a su país. Cuando ocurre, eso pasa: un idealista social como Mussolini se convierte en el más férreo atacante no sólo de las ideas que antes había profesado, sino que procura eliminar a quienes las propagan o practican. Uribe provino, como inicial congresista, de la izquierda social del partido Liberal, Obdulio y Rangel fueron socialistas, Bustamante M19, etc. ¿No fue Obdulio promotor del patriótico paro contra el “peajito social” en su Copacabana (Antioquia)?
El neofascismo es posterior a la posguerra II. El “neo neofascismo” aparece a más de 70 años de la derrota de su primigenio predecesor. Putin, visto desde esa “doctrina”, clasifica como neo neofascista; fue director de la desaparecida KGB, es omnímodo y su fascismo lo heredó del régimen estaliniano. Stalin fue el primero en inaugurar el fascismo de izquierda, llamado por él entonces como “socialismo real”: “purgaba” a cualquier sospechoso de disentir. Convirtió el marxismo en herramienta ideológica para eliminar a supuestos o reales rivales de su poder. Kim Jong-un, Norcorea, fascista de izquierda, obtuvo el poder recibido en herencia familiar de su abuelito y de su padre.
Son conocidas las denuncias del intervencionismo de la “ciberinteligentia” rusa no sólo en las elecciones mundiales sino en relación con los dueños de los gobiernos, los verdaderos amos del mundo: las trasnacionales. Las denuncias de Obama y la Clinton –cada vez con más evidencias- han sido las más sonadas pero no las únicas. Por su “cerebro”, a Trump no nos daría para clasificarlo como “ideólogo” neo neofascista; pero, eso sí, baila al son de esa música, al igual que nuestros criollos. Trump, y los nuestros, viven en la era del eterno presente en la que vive gran cantidad de la juventud actual -y de “maduros” y viejos- como si jamás hubiera existido un pasado. Ojo, no son incautos. Ese opiáceo ritmo lo producen las noticias espectaculares de artistas, futbolistas con sus “tra$pa$o$”, divas, etc., de esta “Sociedad del Espectáculo”, según Vargas Llosa, con él mismo dentro de la sociedad a la que critica en su ensayo.
¿Qué buscan Putin y los neo neofascistas? He ahí la pegunta del millón. Hasta ahora, por lo visto, primero apoderarse de los gobiernos llamados potencias y grandes potencias (Francia, a salvo por ahora) y de cualquier subdesarrollado país -en conflicto o no- como Venezuela o Siria. Y de ahí en adelante, ¿con qué fin buscará lo que persigue? ¿Esperamos que el tiempo nos dé la respuesta a trompadas?