¿Un café? Sí, si es por Colombia

Autor: Luis Fernando Múnera López
2 abril de 2018 - 12:09 AM

Que nos convenzan de que no lo están haciendo por miedo a perder, sino con la convicción de defender unos principios, unos valores y unos programas.

Humberto de la Calle le propone a Sergio Fajardo tomarse un café para ponerse de acuerdo con miras a las elecciones presidenciales. En un mensaje de Twitter, De la Calle expresó: “Estoy abierto a obrar con altruismo para que Colombia no se vaya a los extremos. Un café con Sergio es una buena idea”. Fajardo respondió: “A tomar café se dijo. Lo hago con todo el gusto, la mente abierta y el respeto y cariño de siempre. Se puede”. 
Si bien la propuesta no tiene todavía un contenido concreto, se intuye la intención de contrarrestar el bajo puntaje que ambos tienen en las encuestas. Y yo me pregunto: en un país tan descompuesto como el nuestro ¿es éste el objetivo fundamental, o debe buscarse un propósito superior? Trataré de desenredar la madeja.

Lea también: De la Calle y Fajardo podrían unir sus banderas

La primera pregunta es si Humberto de la Calle necesita buscar votos fuera del partido Liberal. En principio no debería ser así, puesto que el partido Liberal obtuvo en las elecciones parlamentarias casi la misma cantidad de votos que el Centro Democrático, que apoya al candidato de la extrema derecha, y casi el doble de los votos de los grupos que respaldan al candidato de la extrema izquierda. El partido Liberal debería ser capaz de dar la pelea por sus principios y sus propuestas, sin necesidad de que su candidato busque alianzas electoreras. Debe evitar, eso sí, que algunos de sus parlamentarios se escurran a apoyar, de manera oportunista, a otros candidatos.
Abro un paréntesis para preguntar: ¿quién dice que el candidato de la derecha ganará y que el candidato liberal está derrotado? Así aparece en los resultados de las encuestas de opinión, pero, ¿qué confiabilidad tienen esas consultas? Ninguna, a mi modo de ver. Y lo digo por dos razones, ambas pragmáticas: La primera es que en cada encuesta se pide el concepto solamente de unas dos o tres mil personas, número que está muy lejos de representar la voluntad de veinte millones de votantes potenciales. Y la segunda es que en todas las votaciones recientes las encuestas de opinión se han equivocado estruendosamente. Veo esas encuestas no como mediciones confiables de la intención de los votantes sino como mecanismos manipulados y manipuladores que buscan inducir preferencias en el electorado. Es, más o menos, como si se pretendiese dilucidar mediante consultas a los consumidores si la Coca Cola es mejor que la Pepsi Cola, o, al contrario. El criterio político de un votante tiene que ser muy pobre para que su voto lo decida lo que otros digan, pero la trampa funciona. Cierro el paréntesis.
¿Se parecen entre sí los programas de gobierno de De la Calle y de Fajardo? Sí, efectivamente. Coinciden en que el acuerdo de paz firmado con Farc debe respetarse y desarrollarse. Son comunes a ambos candidatos las propuestas de fortalecer la salud, la educación, la capacitación, la investigación y la cultura. Coinciden en que el país necesita incrementar la productividad de su economía y generar oportunidades de desarrollo en el sector rural en beneficio de la población campesina. Los dos presentan propuestas para combatir la pobreza y la inequidad social. Ambos coinciden en lo fundamental. Así las cosas, no sería extraño que se pusieran de acuerdo para trabajar conjuntamente.
Pero que lo hagan con dignidad y con sindéresis. Que nos convenzan de que no lo están haciendo por miedo a perder, sino con la convicción de defender unos principios, unos valores y unos programas. Me atrevo a afirmar que Humberto de la Calle está más obligado a ello que Sergio Fajardo, porque aquél defiende no solamente sus ideas personales sino también el ideario del partido Liberal y la voluntad de los liberales, expresada en la consulta realizada en noviembre pasado. Fajardo, por el contrario, defiende sus propuestas ciudadanas, que fueron la esencia de sus programas como alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia, pero está respaldado por otros dos partidos con orientaciones muy distintas entre sí.

Vea además: La sindéresis en la política colombiana
Para ambos lo esencial, lo fundamental, lo no negociable deben ser los intereses de la Patria. Si así fuese, Humberto de la Calle continuará contando con mi voto, porque lo considero honesto, capaz y coherente. Si no fuera así, que la Patria se lo demande.

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