Con la línea ilusoria de Trudeau los camiones entrarán pero serán bloqueados o destruidos por Maduro. ¿Qué hacer ante eso? Canadá pide entrar la ayuda humanitaria de manera pacífica y sin capacidad alguna para proteger ese dispositivo.
¿El gobierno de Canadá trata de ponerle zancadilla a la entrada de la ayuda humanitaria a Venezuela? Eso es lo que parece haber ocurrido durante la reunión en Ottawa de once de los 14 países del Grupo de Lima. El pretexto que el gobierno de Justin Trudeau quiso hacer valer allí es que, según las informaciones de la prensa canadiense y europea, el ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela, operación que podría comenzar dentro de pocas horas o días, podría provocar acciones de violencia.
Oficialmente, la reunión de Ottawa estuvo dedicada a encontrar “nuevas estrategias” para apoyar la oposición venezolana y aliviar la crisis de los refugiados. En ese sentido, la reunión aceptó incluir el gobierno legítimo de Juan Guaidó como miembro del Grupo de Lima y aprobó el principio de reconocer representantes diplomáticos de Guaidó en los respectivos países. El otro punto fuerte estuvo a cargo de Justin Trudeau quien anunció que su gobierno cederá 53 millones de dólares canadienses (35 millones de euros) para ayudar a los venezolanos “ante la crisis política y social que sacude a su país”.
Empero, la ministra canadiense de Relaciones Exteriores, Chrystia Freeland, en una rueda de prensa, lanzó un punto de discordia al declarar que el Grupo de Lima rechaza, según ella, “el uso de la fuerza para forzar la marcha de Nicolás Maduro”. La pregunta que le formularon los periodistas era si, por su parte, la intervención militar quedaba descartada”.
Con énfasis, la ministra precisó: “Deje que le lea el punto 16 de la declaración: los países del Grupo de Lima reiteran su apoyo a un proceso de transición pacífica a través de medios diplomáticos y políticos sin el uso de la fuerza. Esa es la posición de Canadá”.
Problema: ese punto del rechazo de la fuerza no fue realmente discutido en Ottawa y, cosa increíble, en la Declaración del Grupo de Lima no hay un punto 16 (ese texto sólo tiene 13). Por otra parte, en esa Declaración no aparece, en ningún lugar, la frase “proceso de transición pacífica”. Tampoco aparece la fórmula “medios diplomáticos y políticos”. La Declaración del Grupo de Lima, del 4 de enero de 2019, es la línea directriz real y la única declaración conjunta de esa organización internacional.
Una posibilidad es que la ministra canadiense haya confundido deliberadamente la postura oficial del Grupo de Lima con una declaración de 2018 que no es del Grupo sino de algunos miembros del mismo que dijeron rechazar “cualquier curso de acción o declaración que implique una intervención militar en Venezuela”. Colombia, país limítrofe con Venezuela, que ha sufrido varias veces las incursiones militares ilegales ordenadas por las dictaduras de Chávez y Maduro, contra las cuales es legítimo y necesario replicar militarmente, no adhirió a esa declaración y no la firmó, a pesar de ser uno de los miembros del Grupo de Lima.
Luego la ministra Chrystia Freeland inventó pura y simplemente un nuevo criterio y trató de imponerlo unilateralmente al Grupo de Lima, por la vía de una respuesta a unos periodistas. Su nueva doctrina que, de paso, no ayuda en nada al éxito de la operación de entrada de ayuda humanitaria a partir de Cúcuta, beneficia objetivamente al dictador Nicolás Maduro.
De hecho, la ministra amalgamó una posición que ella atribuye a Canadá con la posición exacta y pública del Grupo de Lima sobre la dictadura madurista, a pesar de que se trata de dos textos diferentes y que no son, por fortuna, coincidentes en todo.
El diario madrileño El País, quien no oculta sus inclinaciones socialistas, pasó por encima de esos detalles y matices y citó con placer la incursión retórica de la ministra Freeland para lanzar, enseguida, por su cuenta, un ataque en forma contra el presidente americano Donald Trump y los líderes y países que sí buscan la liberación de Venezuela: “Este explícito rechazo –escribió Amanda Mars, de El País- contrasta con la postura de Estados Unidos, que no es miembro del grupo [de Lima] y repite como un mantra que ‘todas las opciones están sobre la mesa’ en el conflicto venezolano, incluida la militar”.
En cambio, un diario canadiense tuvo la honestidad de explicar: “Los Estados Unidos no hacen parte del Grupo de Lima pero su denuncia de Nicolás Maduro y su reconocimiento de Juan Guaidó corresponde con las posiciones del Grupo” de Lima.
El punto de que todas las opciones deben estar sobre la mesa, no es solo la posición de Washington. Es también la posición que tuvo Luis Almagro, secretario general de la OEA, quien declaró, en septiembre pasado, en un video, luego de visitar la frontera entre Colombia y Venezuela, donde observó la crisis migratoria que enfrenta Colombia y la región, que “todas las opciones deben seguir sobre la mesa a la hora de mantener la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro”.
El País de Madrid es de los pocos periódicos europeos que se atreven a insinuar que la sociedad venezolana sufre ahora “más con las sanciones impuestas al régimen” […] “sobre todo desde Washington”. Ese matutino anuncia catástrofes por el hecho de que unos 30 países han dejado “de reconocer como presidente al líder chavista” Maduro.
El dictador venezolano ha anunciado que se opondrá por todos los medios a la entrada de la ayuda humanitaria, mientras que el presidente encargado Juan Guaidó pide lo contrario: el ingreso rápido de esa ayuda humanitaria. Con la línea ilusoria de Trudeau los camiones entrarán pero serán bloqueados o destruidos por Maduro. ¿Qué hacer ante eso? Canadá pide entrar la ayuda humanitaria de manera pacífica y sin capacidad alguna para proteger ese dispositivo. Tal exigencia retrasará o arruinará los planes ya existentes. ¿Para eso fue que Trudeau organizó la reunión precipitada de Ottawa?
¿Con esa maniobra Canadá no le está haciendo el juego a los países que buscan estabilizar la dictadura venezolana? La política de disponer de “todas las opciones en la lucha contra el régimen de Nicolás Maduro” fue lo que sacó del marasmo a la oposición interna y la oposición internacional contra el régimen castro-chavista. ¿Eso es lo que Canadá quiere quebrar en estos momentos? La prensa informa que un grupo “de contacto” de la Unión Europea se reunirá por separado, el próximo 7 de febrero, en Montevideo, con voceros de cuatro países pro Maduro (México, Uruguay, Bolivia, Ecuador y Costa Rica). ¿No está Trudeau desviando la ayuda real al dispositivo humanitario de Cúcuta en beneficio de la línea de los amigos de Maduro? Ottawa puede haberse convertido en el motivo de la primera gran crisis del Grupo de Lima.