Hay un estado en la mujer que por naturaleza de lo que está viviendo, las virtudes de la tranquilidad, la serenidad, la placidez, llegan a ella durante el periodo de las nueve lunas. Esto lo percibimos cuando vimos llegar a Diana Osorio. Una mujer alta, con una piel impecable de natural, sencilla y fresca en su vestir, habla sonriente con sus ojos y mueve sus manos con cada expresión humana. Suelta de una la primera parte de su vida, su ser de niña.

“Yo era una niña agachada, me gustaba bailar y esto me ayudó a estirarme un poquito, pero era una niña insegura, estaba en la época en que el modelo de belleza era el de Natalia París, bajita y voluptuosa y yo todo lo contrario. Yo era casera, me interesé mucho por la lectura, con una formación autodidacta. Empecé a estudiar en la Presentación de Campo Amor, hasta cuarto de primaria; terminé bachillerato en la Inmaculada de Belén; estudié carrera de finanza y relaciones internacionales, derecho internacional humanitario, gestión pública y gobierno de la Javeriana; la maestría la hice en pos conflicto en la universidad de York, en Inglaterra, viajé a Sri Lanka a conocer un poco de su conflicto y llegué aquí. Tengo un sentir y una pasión muy grande por disminuir los índices de violencia, conocer más el conflicto urbano, el conflicto rural, el por qué tenemos un país que no ha terminado guerras sino que las ha reciclado. El título de primera dama no me gusta, técnicamente debe ser “gestora social”, pero entiendo que es como las personas lo conocen y lo aceptan. El liderazgo de la esposa del alcalde, es el liderazgo de todas las mujeres de una ciudad que él representa.

Diana nació y creció en Medellín, es hija de madre soltera, creció entre Santafé, San Pablo, Belén y Calasanz, fue una niña inspirada en el trabajo comunitario y social, participaba en la Iglesia como pastorcita, leía, cantaba, la ponían de Virgen María, siempre en un voluntariado recogiendo plata para el ancianato. Una mujer con sentido social muy arraigado, cosa que es una coincidencia con el cargo que hoy en día aspira su esposo Daniel. Fue una niña feliz, afortunada, jugó mucho muñecas, feliz con sus primas. Pero los años 90 le dieron duro, los años de las bombas.

¿En que trabajaría siendo gestora social?

Yo haría un trabajo diferente. Tengo tres líneas de corazón: mujer, niñez y medio ambiente. Yo tuve una formación en Japón en donde estuve becada un mes, y es el poder de las pequeñas cosas y las pequeñas acciones, creo que la primera dama podría empezar grandes gestiones con cosas que parecen pequeñas, pero que a mí modo de ver no lo son; por ejemplo, proveer de dispensadores de agua en lugares públicos y privados, mediante alianzas público privadas, con el objetivo de garantizar un derecho de tener agua limpia y fresca y disminuir el consumo de plástico. Que las personas tengan la costumbre y la cultura de cargar su termo y llenarlo en el filtro. Promover e incentivar los techos verdes en las unidades residenciales. Son cosas que requieren de un liderazgo.

Mi mamá fue madre soltera y veo que el 47% de los hogares están compuestos de madres solteras en Medellín, es una cifra alarmante y que no está tan socializada y esto no significa que sean padres irresponsables todos, hay que mirar más a profundidad, la Alcaldía debería de tener el poder de identificar a los hombres que han tenido un antecedente de estos, debería tener un acompañamiento, para ver qué pasa, qué dificultades ha tenido. Niños y madres solteras no puede ser. No es de señalar, es de entender, Medellín necesita elevar la conciencia de muchas cosas que nos están pasando y no lo sabemos. Es común que de madres solteras se repita la historia, hay paso al embarazo adolecente. Un hijo es una inspiración, un aliciente. Hay que romper ciclos. Lo más importante de una administración es generar conciencia a los ciudadanos sobre problemáticas y liderazgo para que haya una movilización de la ciudadanía sobre causas.

Diana y Daniel se conocieron en el Tricentenario, él estaba con un amigo comiendo perro, le gustó el amigo de él, pero luego salieron, fueron amigos ocho años y de un momento a otro, cuando él llegó de Boston, con una amiga y a ella le dio algo y se preguntó… “aquí está pasando algo”, mejor dicho le dieron celos, se le despertó un interés diferente.

Él era el típico amigo detallista, paciente, respetuoso, tranquilo, muy paciente. Cuando le propuso matrimonio, ella le dijo que quería estudiar en Inglaterra y él le contestó: “Tranquila que yo a mi lado no quiero una mujer frustrada, quiero una mujer feliz” y después “él me ayudo en todo”. Luna de miel en San Andrés, los pies en la arena y ya tienen cuatro años de casados y un embarazo de seis meses. Ella cree en el poder femenino, ella sabe que la voz de la mujer cuenta.

ELLA Y ÉL

Ni ella ni él arman conflictos de pegarse de pequeñas cosas. No son dos gotas de agua, casi nunca pelan, a los dos les choca que les cambien las cosas de lugar, les gusta la misma música, menos el vallenato, que a él le gusta y a ella no. Él tiene un ritmo de más trabajo, ella necesita más sueño. Él domina unas cosas y ella otras. A ella le tocó trabajar y estudiar y a él también le tocó conocer la calle trabajando. Ella es de tomar té, le encantó la cultura japonesa, no es el sólo saber, sino el ser. A los dos les encanta celebrar los cumpleaños. Él es signo Leo y ella es signo Capricornio, igual que Obama y Michell.

PALABRAS CLAVE

LIBROS: Cuatro lecciones para el siglo XXI; Cómo somos los colombianos; El reino de Dios entre vosotros.

MALTRATO: Uno da lo que recibe.

SEXUALIDAD: Realidad que debe ser tratada sin tabúes.

EMPODERAMIENTO: Cómo te expresas, cómo escribes, cómo te manifiestas.

FEMINISMO: Igualdad.

RELIGION: Debería ser un camino para pensamientos y conductas más empáticos y humanos.

HOMBRES: Es un género.

POLITICA: Poder del cambio

PERIODISMO: Debe ayudar la visibilización de lo que no es tan visible.

COCINA: Me gusta pero prefiero invertir el tiempo en otras cosas.

MODA: No pienso mucho en lo que me voy a poner.