“Siempre hay una aventura nueva con él”

Autor: Carmen Vásquez Gómez
19 octubre de 2019 - 06:01 AM

Ella es única, es la que tiene su experiencia en un pensamiento claro al servicio de la comunidad. Es esposa, madre y trabaja en la campaña como mano derecha del candidato a la Gobernación Aníbal Gaviria.

Medellín

Es una mujer muy natural, su sinceridad es clara, con ella se cuenta con la verdad.

¿Su definición?

“Ser autocrítico es de las cosas más difíciles que hay en la vida. Soy alegre, tranquila, descomplicada. En estos días mis hijos se burlaron de mí porque dije que era súper tierna y ellos soltaron la carcajada jaja… ¿tierna? Ya sé que soy poco tierna pero eso sí, amigable, frentera, bastante sincera, imprudente, a veces políticamente incorrecta, pero creo que la gente que me conoce sabe con qué cuenta y con qué no. A veces digo lo que pienso sin pensar si eso va a trascender; si lo siento, lo digo”.

¿Su infancia?

“Muy feliz. Tuve un papá muy amoroso, tierno, jugaba conmigo, se sentaba y cantaba, gracias a él me sé todas las canciones rancheras, la música vieja, la de los Visconti y vivo orgullosa de sabérmelas porque son canciones divinas; y cuando las oigo me acuerdo de él, siempre había fiesta. Era un hombre muy dedicado a nosotras, somos tres mujeres: Natalia, Mónica y yo, nos tenía apodos a todas, a mí me decía “Yaya” y a mi mamá “Pola”. Y mi mamá era una persona muy responsable, rígida, disciplinada, nos enseñó la otra parte porque mi papá era como el alcahueta y ella la firme, era un contraste bonito porque había equilibrio entre los dos, mi papá era muy amoroso, pero a mi mamá le debo el amor a la cocina, a comer bien, a disfrutar de los platos, ella cocinaba todo el día para nosotros, ella era una mamá presente. Nos hacía trabajar en el buen sentido de la palabra, por ejemplo tender la cama, organizar la cocina, dejar la ropa aplanchada de los uniformes, ella era la que ponía el orden, la disciplina y la limpieza. Nos enseñó a ser responsables. Yo soy la mayor, jugué poco muñecas. Creo que de aquí viene la poca habilidad manual que tengo. Nunca he peinado a mis hijas, no he logrado hacerles trencitas, no soy capaz, no me da, puede ser por esta parte de la infancia. Pero por ejemplo, mi abuela tenía una batea de madera y me ponían masita de arepa y me encantaba armar las arepas, me encantaba jugar con la masa. Hace unos meses conseguí unas semillas de maíz, las sembré en un terrenito y dio una cosecha espectacular y me puse a desgranar el maíz, lo molí, hice unas tortillas y quedaron deliciosas. Este es mi último invento culinario”.

Al preguntarle sobre sus estudios, Claudia nos dice con toda tranquilidad que ella no es de esta época, que es del siglo pasado, porque si en estos momentos uno no tiene un máster, doctorado o especialización no es nadie. Ella hizo sus estudios en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús que hoy se llama Montemayor, luego entró a Eafit a estudiar Administración de Negocios, luego se fue a estudiar inglés a Atlanta, Estados Unidos. Asistió a unos cursos de mercadeo y relaciones internacionales, llegó y entró a un diplomado en análisis financiero. El resto es su experiencia de vida.

Claudia Márquez tiene un doctorado maravilloso, madre de cuatro hijos en unas edades que dan para estar todo el día en capilla de atención por ellos y por eso hay que saber: ¿Y cómo es la Claudia mamá?

“Soy hipercontroladora o protectora de mis hijos, me gusta saber en dónde están y con quién están, monitorearlos todo el día, saber que están ocupados, en semana está prohibido ver televisión; es más, en mi casa no hay televisión, sólo el de Rosa, la niña que trabaja con nosotros, únicamente el fin de semana se permite ver películas a los niños.

Con esto soy bastante estricta, pero los grandes son con el celular y es muy difícil marcarles una disciplina con esto. Guillermo con 15 años, entrena fútbol todas las noches, come, se ducha y tiene permiso hasta las nueve; Emiliana, con 18 años, es más difícil pero se conecta menos, y los niños, Adela de ocho años e Ismael de seis, no tienen ni tablet, ni celular, hay computadores que se comparten para toda la familia”.

Lea: “Tengo tres líneas de corazón”

Ella es la típica mujer del signo Cáncer, la mamá protectora. Él es el hombre Capricornio, serio, responsable, trabajador, perseverante.

Y qué interesante saber que cuando se conocieron fue porque los dos estaban invitados a un matrimonio de amigos, la novia, Claudia Medina, amiga de Claudia y el novio, Nacho Calle, amigo de Aníbal. Interesante saber que bailaron juntos y nada de mariposas en el estómago, nada de impacto a primera vista, no le pidió ni el teléfono. Esto fue en diciembre del 95 y en el 96 su amiga, viendo el álbum de fotos, le dijo que le tenía que presentar a un amigo, Aníbal Gaviria, que era muy juicioso… Así fue como se conocieron, empezaron a salir y fue como se dieron cuenta que trabajaban de vecinos.

Él en El Mundo y ella en Invatex. A ella le encantó que él fuera distinto, que la hiciera sentir autónoma, que la vida y esa manera de ser que conserva Aníbal, con él nunca ha tenido un día igual, que siempre hay una aventura nueva con él. Ella sabe que se acuesta con él, que se levanta con él, pero no sabe cómo será la semana.

Pero los dos se han aprendido unidos. Les encanta viajar por aprender cultura, geografía, historia, de la gente, de sus raíces; les encanta comer, probar nuevas cosas, ir a restaurantes chiquiticos; les fascina el campo, compartir con un campesino, aprender de ellos, de cultivos, disfrutan los paisajes, el aire, el sol, caminar. Claro… son seres humanos y existen el sí y el no. Él todo lo guarda, tiene los cuadernos de la universidad, las boletas de no sé qué. Ella dice que en su casa ya no cabe nada, que hay 250 cajones y 247 son de él y que eso la desespera.

La canción para ella es “Ojos verdes” y la canción para él es el vallenato “La creciente”. A ella le encanta que le regalen cosas de comida, chocolates y a él le gusta que lo sorprendan con el regalo, es muy diverso, no importa el valor.

Una Claudia, un Aníbal y cuatro hijos, cada uno con una personalidad en su vestuario, cada uno con un criterio de moda.

Su experiencia con dos periodos de “primera dama” afirma su responsabilidad y su reto de ser triplemente más difícil, porque hoy es como volver a empezar, es volver a reinventarse, hacer las cosas mejor. Para ella el conocimiento definitivamente es más valioso porque da más seguridad para pensar, crear y ejecutar. El acompañamiento es más familiar.

PALABRAS CLAVE

EMPRENDIMIENTO: Autonomía económica.

COCINA: Felicidad.

IGLESIA: Paz.

EMPODERAMIENTO: Responsabilidad.

AREPA: Tradición.

MODA: Estrategia.

INCLUSIÓN: Diversidad.

MERCADO: Comercialización.

COLOR: Verde.

INSTRUMENTO: Tambor.

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Comentarios:

Fernando
Fernando
2019-10-19 06:55:01
Excelente la redacción.Felicitaciones.Extraordinaria esta familia paisa.

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