El artista y curador Félix Ángel invita a pensar en las posibilidades de que grabadores y galeristas locales, y de otros lugares, se encuentren en Medellín, así como lo hacen cada año en Washington D.C.
El pasado 7 y 8 de abril se llevó a cabo en Washington The Capital Art Fair 2018. La feria está especializada en obras de arte realizadas con técnicas de grabado. A lo largo de casi cuatro décadas, la feria ha cambiado de nombre, pero no de enfoque.
La primera feria de este tipo en la Ciudad de Washington hace treinta y ocho años se denominó Washington Fine Print Fair, luego Washington International Print Fair, y ahora opera bajo el nombre de Capital Art Fair. Este año la feria contó con la presencia de veintidós galerías de los Estados Unidos que presentaron todo tipo de obra en papel, incluyendo afiches, reproducciones litográficas artísticas de libros, e inclusive algunos dibujos, pero el predominio de la oferta es el grabado artístico en todas sus variaciones, desde el arte de los viejos maestros hasta la obra de artistas contemporáneos, abarcando quinientos años de expresión creativa.
La feria de grabado de Washington es una oportunidad, tanto en acceso (se organiza teniendo en cuenta la cercanía a una estación del Metro), como en conveniencia para coleccionistas e instituciones privadas especializados en obra artística sobre papel. Para los interesados en el arte, o quienes apenas comienzan a estarlo, la feria es un evento asequible con una extraordinaria gama de estilos, periodos, y precios. La feria es el único evento de tal naturaleza en el área de Washington, DC.
Los expositores en la feria poseen una larga experiencia en el campo, son respetados por curadores y coleccionistas, y provienen de los cuatro puntos cardinales de los Estados Unidos. Los visitantes encuentran excelente disposición de los galeristas para conversar y responder preguntas, convirtiendo el encuentro en una experiencia didáctica para quienes participan.
Es emocionante poder sostener en las manos obras auténticas de Alberto Durero, Francisco de Goya, Hokusai, Pablo Picasso y Andy Warhol, para mencionar cinco de los cientos de artistas de quienes puede encontrarse obra en la feria, y escudriñar de cerca los trazos, la superposición de tintas, la complejidad de las planchas matrices en metal, madera o linóleo que generan dichas imágenes.
Siendo un asistente asiduo a The Capital Art Fair, me pregunto por qué en Medellín no hay una similar a escala local al menos, considerando el numeroso grupo de grabadores y practicantes del grabado en varias escalas que tiene la ciudad.
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Aproximadamente un mes antes de la feria en Washington, el evento se difunde ampliamente. La lista de participantes se divulga y el interesado puede visitar los sitios en la Red de las diferentes galerías para conocer el inventario, que posterior y personalmente puede apreciar en la feria si es que algún aspecto concerniente a una obra en particular no le queda claro dado que, el grabado, por soporte, antigüedad, condiciones ambientales y otras consideraciones no ofrece con una fotografía todas las respuestas a satisfacción, así su descripción literaria sea cuidadosa.
Una feria de esta naturaleza no requiere del enorme espacio que por lo general otro tipo de ferias requieren. Para comenzar, los grabados no se exponen enmarcados, sino protegidos por un cartón libre de ácido en la parte de atrás, como respaldo, todo forrado en plástico muy delgado. De esta manera un expositor puede presentar cientos de grabados resguardados en esa forma, por tamaño, periodo, estilo, etc., en aparadores verticales de mesa y piso, según los tamaños, y disponer de otros sobre la pared ya que el peso físico es mínimo. El visitante puede libremente ojear los grabados sin peligro de dañarlos o manchar el papel con el sudor de las manos accidentalmente. Cada grabado lleva en la parte de atrás, sobre el cartón protector, una etiqueta con toda la información de la obra (año, técnica, estilo, período), el artista (fecha de nacimiento, muerte si esta fallecido, colecciones donde se encuentra), y el precio. La información es tan amplia como cada galerista decide.
El espacio de exposición de cada expositor consiste básicamente en una pared de tres o cuatro metros y un mostrador al frente en forma de “U” conformado por varis mesas unidas y cubiertas con una tela neutra. Sobre ella se coloca asimismo información de la galería, catálogos de exposiciones organizadas, mapa del sitio y la ciudad donde está ubicada, etc.
El precio relativamente bajo de la obra gráfica, proporcional a factores como numero de la edición, representatividad histórica, complejidad de la técnica utilizada, y tamaño de la pieza, siempre ha sido un factor a favor que desafortunadamente en algún momento se perdió en Colombia de la lista de consideraciones cuando de coleccionar se trata, al igual del carácter de obra de arte original. Mucha gente piensa que por estar realizadas en papel y en ediciones limitadas, el valor artístico del grabado es menor, comparado, por ejemplo, con la pintura. Pensar en esa forma es un síntoma de ignorancia, por decir lo menos. En el mundo entero hay colecciones importantes dedicadas solo al grabado, y en museos de renombre mundial como el Museo Metropolitano y El Museo de Arte Moderno, ambos en Nueva York existen departamentos enteros dedicados a la obra en papel.
Después de asistir a treinta y ocho ferias de grabado en Washington, puesto que en Medellín no hay ninguna galería dedicada exclusivamente al comercio de la obra gráfica (lo mismo podría decirse de la cerámica, aunque la logística para manejar esta otra técnica es totalmente diferente), y en Colombia, las que hay se cuentan en los dedos de las manos, se me ocurre que una Feria de Grabado de Medellín podría ser una iniciativa novedosa, energizante para el medio local si es liderada por los mismos artistas. Una excepción que confirma la necesidad fue el espacio que ARTMED le abrió al grabado en el 2017, aunque estuvo lejos de representar la verdadera actividad que existe en la ciudad en este campo. Los museos colombianos, que marchan para atrás o de mal en peor hoy día, no están en capacidad de organizar eventos como hace cincuenta años lo hizo el Museo La Tertulia con su Bienal de Artes Gráficas Panamericana.
Para concretar esta iniciativa se requiere de artistas serios, dedicados a cultivar y experimentar con esta rama fascinante de las artes visuales, y poseedores de un comportamiento profesional que no tolere concesiones de ninguna naturaleza para situarse a la altura que ellos mismos, la técnica, el arte, la ciudad y el público requiere, no porque la ciudad y el público conozca mucho sobre el grabado, sino exactamente por todo lo contrario. Pierden el tiempo si piensan que alguna galería o institución les va a hacer el favor.
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Una Feria de Grabado de Medellín requiere, por supuesto, como todo evento que aspire a convertirse en referente de excelente coordinación. A favor hay una serie de ventajas como empaque y transporte mínimos, logística simple, expositores numerosos a nivel local, bajo costo de producción, oferta atractiva, posibilidades de ventas para los artistas, estimulo a potenciales coleccionistas y formación de público, y muchas otras que conjugadas representan algo importante, concreto y tangible, cultural y económicamente para la ciudad. Ahí, pues, estimados artistas grabadores, les queda la inquietud.