Los apellidos nacen de la necesidad de identificar no solo a la persona, sino también su pertenencia a una familia, lugar, etc
1. Apellidos
“Son los nombres de familia con que se distinguen las personas.” “Apellido es también sobrenombre o mote”. “El nombre propio marca la individualidad; el apellido, las relaciones sociales”. (RAE).
2. “Conombre”
Decía Elio Antonio de Nebrija: “Conombre es aquel que se pone después del nombre propio i es común a todos los de aquella familia, i llámase propia mente entre nos otros el apellido”.
Apellidar, viene del latín, idioma en el que significa: “clamar repetidamente; dar un nombre; invocar”. Luego, ha venido significando: nombrar, llamar, bautizar, tildar, apodar. De ese verbo se deriva el participio: apellido
Los apellidos nacen de la necesidad de identificar no solo a la persona, sino también su pertenencia a una familia, lugar, etc. No siempre se consiguen ambas cosas, pues unas veces dan origen a los apellidos las circunstancias o cualidades físicas puramente personales, por ejemplo: Rojo, Blanco, Pardo, Delgado, Calvo, Moreno, Rubio, Valiente, Rico, etc. Otras veces son nombres de lugares: Toledo, Córdoba, Granada, etc. Otras, el origen es patronímico como los apellidos terminados en EZ, un sufijo que se atribuye a influencia ibérica.
Acerca de estos, la RAE advierte que la preposición DE, que antiguamente se les anteponía, solo denotaba origen, procedencia, pero nunca nobleza. Hoy es un gran error anteponer DE a los patronímicos y decir, por ejemplo: Tomás de Martínez, Juan de Fernández, Jerónimo de González.
Otras veces se convierte en apellido un sustantivo común sin que denote procedencia: Casas, Callejas, Pastor, Rey, etc.
Hubo hace muchos años la costumbre de dar terminación femenina a los apellidos que se referían a una mujer: Calderona era la madre del segundo don Juan de Austria, y en el Quijote hay ejemplos como: las Cervantas; la Cabella (hermana del señor Cabello), Francisca Ricota esposa de Ricote, Antonia Quijana hermana del hidalgo Alonso Quijano. Y existió el caso contrario de masculinización de apellidos de terminación femenina, como Pantojo en lugar de Pantoja, Mendozo en lugar de Mendoza.
3. El filólogo Ragucci
Ya en el año l947, el sacerdote salesiano y filólogo Rodolfo M. Ragucci decía en algunas de su “Gazaperas” que el procedimiento para formar los apellidos patronímicos es el siguiente:
1. “Si el nombre del padre termina en o, esta vocal se sustituye por EZ: de Pero (Pedro), Pérez; de Álvaro, Álvarez; de Marco, Márquez; de Gonzalo, González. Si el nombre del padre termina en la sílaba YO, esta se sustituye por EZ: de Pelayo, Peláez. Si acaba en consonante, se le agrega el mismo sufijo EZ: de Iván, Ibáñez; de Laín, Laínez”.
2. “Se oye decir que los apellidos no tienen plural; es un error. En otras lenguas no lo tienen; en la nuestra sí, y desde lo más remoto”.
3. “Si los apellidos son palabras agudas, agregan la terminación: ES: de Ortiz, los Ortices; de Muñoz, los Muñoces”.
4. “Cuando los apellidos son compuestos, se pluraliza solo el segundo elemento: los Montealegres, los Sotomayores, los Buendías, los Santamarías”.
5. “Si a los apellidos va adherido un complemento, como en Ortiz de Zárate, Hurtado de Mendoza, se forma el plural del primer nombre y se deja invariable el complemento: los Ortices de Zárate, los Hurtados de Mendoza, los Lopes de Vega (de Lope de Vega), los Tirsos de Molina, los Calderones de la Barca, los Ponces de León”.
6. “Los plurales de Moisés, Jesús, José. Los dos primeros son agudos terminados en consonante. Según la regla general, agregan la terminación ES: los Moiseses, los Jesuses. Otros ejemplos: Andreses (como corteses), Nicolases, Tomases, Luises, Quiroces, etc. En cuanto al plural de José, añadámosle una ESE, y queda convertido en Josés, igual que: fes, cafés, tés; lo mismo las letras: ces, bes, des, ges, pes, tes, ves, yes…”
7. “Las voces llanas y esdrújulas (las anteriores son agudas) terminadas en ESE en el singular, no varían para el plural. Por tanto se dice: los Ríos, como: los brindis, los ómnibus, las tesis”.
8. “No solamente los agudos que terminan en ESE exigen para el plural la terminación ES, sino también todos los otros, agudos o no, terminados en cualquier consonante; pero, si la terminación es ZETA, se cambia en c, por preceder a la e, ejemplos: jueces, capaces, Beatrices, Ortices, actrices, Ruices, clubes, Matusalenes, Roldanes.”
4. Don Rufino José Cuervo
Dice acerca del plural de los apellidos:
“Los apellidos por ser nombres apelativos, pues se aplican a todos los individuos de una familia, se les debe pluralizar si su estructura lo permite. Se dirá por ejemplo, ‘los Gavirias’, ‘los Guevaras’. Los apellidos tienen también su plural que se ajusta a las mismas normas que las de los nombres comunes. Pero, todavía hay quienes dicen, por ejemplo, los Quintero. En sus Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, decía: “[…] a nadie se le ha ocurrido nombrar a los monarcas de las dinastías españolas de la Edad Moderna, decir los Austria, los Borbón, es práctica de los galiparlistas innovadores, netamente pedantesca, […]”.
“No faltan, sin embargo, escritorzuelos pendencieros que sostienen que debe proscribirse el plural [...].”
La única dificultad que oponen los contradictores a las normas dichas, es la de apellidos como Rey y Reyes, en que no se sabría a cuál pertenece el plural, si a los señores de apellido Rey o a los de apellido Reyes. Para este caso, algunos gramáticos recomiendan decir los hermanos Rey, las familias Reyes.
5. También los apellidos tienen sus clases
Se dividen en tres clases: patronímicos, calificativos o personales, y solariegos. Los apellidos más abundantes son los patronímicos y los solariegos.
6. Los patronímicos
Patronímicos son los que indican la filiación del sujeto, es decir, los derivados del nombre de los padres, que pasaban como herencia a los hijos, tomando las terminaciones vascas: az, ez, iz, oz, que significaban: ‘hijo de’: Benítez, de Benito; Domínguez, de Domingo; Díaz, Díez, de Diego; Galíndez, de Galindo; Jiménez, de Jimeno; Martínez, de Martín; Fernández, de Fernando; Ruíz y Rodríguez, de Rodrigo; y muchos más.
7. Los calificativos o personales
Son los que proceden de un accidente, condición, oficio, cargo o cualidad:
Moreno, Blanco, Rubio, Prieto, Delgado, Gallardo, Amador, Bueno, Valiente, Caro, Duque, Vaquero, Zapata, Calderón
Sarmiento, Hurtado, Navarro, Correa, Paniagua, Bravo, etc.
8. Los solariegos
Apellidos solariegos son los que se derivan del solar (casa, comarca o linaje) de quien los lleva: del Valle, de la Cueva, del Río, del Castillo, del Toro, de los Ríos, del Campo, de Guevara, etc.
La preposición DE no forma estrictamente parte del apellido, como tampoco la conjunción Y, entre los dos apellidos; por ello, hay libertad de usarlas o no.
9. Escritura de los apellidos
Se escriben con mayúscula inicial, menos las partículas que van normalmente en minúscula si se anteponen el nombre de pila, ejemplos: la pintura de Vincent van Gogh. Una obra escrita por Luis de Góngora. Los poemas de León de Greiff. Pero si se suprime el nombre, la grafía cambia, y las partículas agregadas van con mayúsculas: la pintura de Van Gogh; una obra escrita por De Góngora; los poemas De Greiff.
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