A la par de los procesos de renovación que está experimentando el Teatro Lido de Medellín, una idea sobre utilizar este espacio para albergar la futura cinemateca de la ciudad abre la discusión sobre su idoneidad o no para serlo.
A las afueras del Teatro Lido se respira una atmósfera de contemporaneidad. Su ubicación en el Centro de la ciudad -puntualmente en el costado oriental del Parque Bolívar- lo hacen un enclave del pasado rodeado de todo el ruido de una ciudad de 2017: bocinas de carros, vendedores ambulantes, obras en marcha, la gente pasando. Su fachada tiene un toque de los años 40-50, un aire hollywoodense, que en la actualidad se observa como un bastión de otras épocas.
En sus inicios, en 1945, lo normal era ver en él una combinación del espectáculo cinematográfico con la presentación de concertistas, de pianistas como Claudio Arrau o chelistas como Pierre Fournier. El Lido tuvo su época de esplendor en los años 50 y 60; en los 80, la dinámica cambió -en parte por los cambios en la seguridad del Centro-, lo que produjo un declive rápido y lo condujo, de inmediato, a una crisis económica insostenible que obligó a su cierre a mediados de los años 90.
Hace diez años, el Teatro fue remodelado y reabierto de nuevo, con una inversión de $2.200 millones. A pesar de esto, el Lido sigue siendo más conocido por su historia que por su ahora. O al menos eso aseguró Oneira Delgado, vendedora ambulante desde hace más de cinco años en el Parque de Bolívar, quien, si bien no trabaja constantemente en el mismo sector, contó que lo que ha podido ver en estos años no es precisamente un flujo grande de espectáculos en el Teatro. A veces lo siente “muy apagado”, le gustaría verlo otra vez con vida, con la misma vida que tenía en épocas pasadas, como le han contado con nostalgia muchos de sus clientes -adultos mayores-, ya que esto repercutiría positivamente en sus ventas: “Claro, cuando se hacen eventos, sea en el Parque Bolívar o en el Lido, las ventas aumentan mucho, por todas las personas que llegan”.
“El Teatro Lido no está cerrado. Está abierto y con mucha vida”, aseguró Lilith Border Line, su directora desde 2016. Lilith hace énfasis en que, aunque en la actualidad no haya una programación propia del Teatro, sus instalaciones están siendo utilizadas “todos los días por artistas y diferentes agrupaciones de la ciudad”, mientras el Teatro está a la expectativa de las Convocatorias de Cultura de este año para definir una programación propia.
“Desde el 2007 se cambió la destinación del Lido para un lugar de acogida de las artes escénicas: aquí programamos danza, música y teatro, y desde el año pasado implementamos un programa de acogida porque reconocemos que muchos de nuestros artistas, individuales o grupales, no cuentan con un espacio para realizar sus proyectos creativos: para sus ensayos, sus montajes, su preestreno de obras. Hasta ahora, tenemos 10 artistas acogidos, entre individuales y grupos: Corporación cultural Viva Palabra, Alex Gutiérrez, Red circus, Otredanza Lgtbi, Redanzar, Estampas porteñas, entre otros”, aseguró la directora.
Además de lugar de acogida para estos grupos, el Lido también funciona como espacio para diferentes eventos de la ciudad, por ejemplo, el del Grupo Neurológico de Antioquia, que realiza los martes, una vez al mes, su grupo de estudio en salud; también empezarán pronto los conciertos didácticos de la Red de Escuelas de Música con la Orquesta Filarmónica de Medellín. “Además, para la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura, el Teatro Lido está funcionando como centro de custodia para todos los proyectos y su respectiva verificación administrativa. Una de esas líneas, la de agenda cultural, será la que nutrirá la programación cultural y artística del Lido para este año. Más o menos para dentro de un mes esperamos empezar con nuestra programación propia”, apuntó Lilith Border Line.
Una futura intervención
En 2015, la Secretaría de Cultura contrató al arquitecto patólogo Jhon Jairo Acosta para que realizara un diagnóstico del Teatro Lido: de la red hidráulica, de la red contra incendios, de los sistemas de iluminación, entre otros. Los resultados arrojaron que era necesario hacer una intervención en todas estas líneas, además de que ya se visibilizaba la urgencia de mejoras en el escenario, los camerinos y las escaleras del Teatro.
“Sabemos que el Lido necesita una inversión y este año tenemos una cifra muy alta destinada para eso; no sabemos cuánto es todavía, pero cuando sepamos evaluaremos las cosas más urgentes por hacer y actuaremos”, aseguró Amalia Londoño, Secretaria de Cultura de Medellín, quien agregó que ese dinero provendrá de la Ley de espectáculos públicos.
Uno de los aspectos más urgentes a solucionar es el de las luces: en la actualidad, el Lido no cuenta con un equipo de iluminación propia. En el día, para cualquier actividad, se necesita de la luz natural para tener una iluminación correcta, y en los espectáculos de gran envergadura contratan un operador externo para que haga todo el trabajo de luces.
“Otra cosa que se le encargó el año pasado al Archivo Histórico de Medellín fue la investigación de la historia oficial del Teatro Lido, porque teníamos armada una pero de manera muy subjetiva; ya está lista, sólo estamos esperando que la Secretaría de Cultura la apruebe porque la idea también es vincular al Teatro con los recorridos turísticos que se hacen en la ciudad, y que los turistas puedan entrar al teatro y contarle una historia, no inventada, sino oficial”, dijo Lilith, quien también tiene en mente montar dentro del Teatro un espacio expositivo, donde los artistas visuales tengan un espacio para exponer su obra.
Para Jaiver Jurado, director de Medellín en Escena, es urgente que la ciudad se reapropie del Lido como un referente cultural y artístico, que cuente con una programación propia -lo más urgente en su opinión- y que se le invierta lo necesario para volverlo a poner, de nuevo, en diálogo con las dinámicas artísticas actuales: “Más que renovarlo, hay que darle vida. Tenemos un patrimonio en todo lo que ese edificio significa: como símbolo, como memoria de Medellín”.
¿Una cinemateca en el Lido?
La idea de crear una cinemateca en Medellín ha venido tomando fuerza en la administración municipal, es uno de sus proyectos bandera. Bajo la batuta de la Secretaría de Cultura, el espacio del Teatro Lido para albergar la futura cinemateca de Medellín. ¿Es el Lido el lugar adecuado para hacerlo?
Para Pedro Adrián Zuluaga, crítico de cine y jefe de programación del Ficci (Festival Internacional de Cine de Cartagena), lo más urgente es puntualizar qué tipo de cinemateca se quiere hacer en Medellín: “Se vuelve a la misma confusión de siempre: si se piensa la Cinemateca como un espacio o un equipamiento cultural, para lo cual el Lido es muy poco pertinente, en especial por su aforo. O si se piensa la Cinemateca como una entidad líder e
n preservación y exhibición, entendida como acceso al patrimonio audiovisual. Creo que ambas cosas son importantes pero se tiene que ver para cuál de las dos el Lido serviría”.
Esto mismo cree Orlando Mora, crítico de cine antioqueño, quien aseguró que habría que trabajar muy bien la idea de cinemateca, ya que se tiene mucha confusión sobre ella: “En México existe la Cineteca, que es un lugar grandísimo de exhibición, con cuatro pisos de parqueadero y 12 salas, pero no es un lugar de resguardo de archivo, ya que ese trabajo lo hace la Unam (Universidad Nacional Autónoma de México). Entonces, primero hay que salir de esa confusión y plantearse qué es lo que necesita la ciudad y qué espacios se adecuarán para eso”.
Según Zuluaga, lo que las ciudades modernas necesitan, más que emblemas arquitectónicos que den réditos políticos, a la manera en que, por ejemplo, “fueron capitalizadas las bibliotecas”, son redes, en este caso de salas, que permitan descentralizar la exhibición. Esa red de equipamentos existen, pero al parecer sin criterios muy claros en la programación: “Asimismo, más que un archivo central, se necesitarían es políticas de archivo, para permitir la permanencia y continuidad de los archivos locales/barriales, institucionales y/o comunitarios, además de adecuadas políticas de acceso pues sin eso un archivo está muerto”.
Para la directora del Lido, la idea de hacer una cinemateca en este espacio “es maravillosa”, y aunque no conoce a fondo la idea, cree que sería una manera de repotenciar el Teatro sacándole el mayor de los provechos a su espacio: “El Lido no sólo es un referente histórico sino que tiene una muy buena capacidad física que yo creo que se puede aprovechar mucho mejor. Tenemos espacios arriba de oficinas que se podrían acondicionar perfectamente como resguardo de archivos; además, creo que la ciudad se ha llenado demasiado de edificios y de muchas construcciones pero no todas con contenidos, entonces en vez de construir otros edificios tenemos que repotenciar los que tenemos y aprovecharlos al máximo”.
Por su parte, Zuluaga aseguró que es “imposible” que estén pensando en el Lido como resguardo de archivo: “Quiero creer que lo están pensando como lugar de exhibición y puede ser la cabeza de una red de salas o equipamientos culturales de exhibición de cine, con las desventajas que reporta su excesivo aforo ajeno a las dinámicas actuales de consumo”, a lo que agregó una inquietud: ¿O es que van a hacer bóvedas de preservación?¿Han calculado el costo que eso tiene, le van a arrebatar su acervo a los archivos institucionales y barriales/comunitarios? De hecho los archivos están bastante descentralizados y lo que necesitan son políticas de archivo, no un archivo central”.
Contrario a esto, Amalia Londoño explicó que, aunque la idea de la cinemateca en el Lido todavía se está pensando, lo más probable es que el Teatro preste algunos de sus espacios para este proyecto, aunque no sabe todavía cuáles y para qué específicamente. Lo que sí está claro es cuál será la función de la cinemateca de Medellín.
“La cinemateca municipal tendrá 3 componentes principales para iniciar -aseguró la Secretaria de Cultura-: gestión de archivos y publicaciones audiovisuales, exhibición y formación. En la exhibición y formación serán itinerantes en los equipamientos culturales de la ciudad con programas de formación en apreciación y creación audiovisual, clases maestras y foros. En cuanto a exhibición se tendrá programas, ciclos, muestras y películas y esta programación se articulará con los eventos audiovisuales de ciudad y con alianzas con otras entidades nacionales e internacionales; y en cuanto a la gestión de archivos y publicaciones audiovisuales se comenzará con el inventario de archivos audiovisuales de la ciudad para conocer en qué condiciones están, cuáles podemos conservar y establecer un espacio donde se puedan tener para consulta del sector y de la ciudadanía”.
Julián David Correa, ex director de la Cinemateca distrital de Bogotá, crítico de cine y exfuncionario de Idartes, expresó que cada cinemateca es diferente y debe responder a las realidades del lugar donde nace, además de quedar claro que una cinemateca no es una sala de cine: “Las cinematecas son instituciones que preservan el patrimonio audiovisual de la humanidad y que en países como Colombia también deben generar nuevos patrimonios. La primera cinemateca fue la francesa fundada en 1936, pero es evidente que Colombia no es Francia y que aunque esa institución sea nuestro modelo, en este país tenemos que preservar y a la vez trabajar por la construcción de un patrimonio audiovisual diverso”.
Para Correa, la cinemateca de Medellín debe sumar los esfuerzos ya existentes: archivos audiovisuales, talleres de creación, estímulos a la creación y la investigación audiovisual, programación en salas de las comunas (parques biblioteca, etc.) “y sobre la base de lo que ya hay plantear nuevos retos de preservación, investigación, formación de públicos y realizadores y, por supuesto, de exhibición”, concluyó.