El escritor mexicano es uno de los invitados al Hay Festival 2018 y habló con EL MUNDO sobre su regreso a la faceta de novelista con la obra El Salvaje.
Tras un periplo que lo llevó por Perú, Chile, Argentina, Panamá México y cuatro ciudades de España, el escritor mexicano Guillermo Arriaga llegó a Medellín para participar en el Hay Festival, donde se dispuso a compartir los pormenores de su experiencia creativa, la que define como caótica.
En entrevista con EL MUNDO, Arriaga, quien desde hace 19 años no publicaba una novela (la última fue El Búfalo de la Noche, 1999), habló de El Salvaje, la obra con la que retornó al ejercicio creativo que define su obra “novelista”.
"Durante mis años escribiendo cine nunca dudé que iba a regresar a la novela, la única pregunta era cuándo iba a regresar pero un novelista he sido siempre”, aseguró.
La prolífica carrera de Arriaga como guionista de cine no impidió que en 2011 tomara la decisión de escribir El Salvaje, una obra a la que dedicó seis años para plasmar las historias de la tradición literaria a la que pertenece, “una tradición en la que a los personajes les pasan cosas, por eso no me valgo de un relato lineal sino de un ir y venir que hace que el lector se sienta fuera de balance y se interese por lo que le estoy narrando”.
El ir y venir de su relato no es gratuito, el autor señala su déficit de atención como acicate del rasgo característico de ausencia de linealidad en sus narraciones y agrega: “yo pienso como escribo”.
Arriaga tiene claro que El Salvaje no es una novela hecha para el cine. “He recibido propuestas pero esta obra no puede ser adaptada al cine. Yo escribo mis guiones como si fueran novelas, con cuidado del lenguaje, la estructura y la construcción de los diálogos pero cada historia tiene un pulso distinto y el pulso de El Salvaje es el de una novela”.
“El Salvaje es una historia de los años sesenta y es ya una reflexión sobre la corrupción, la impunidad, la justicia y el desbalance al momento de impartirla. Es la historia de lo que conozco, la realidad que he vivido y lo que llevo adentro; indudablemente me impregno de la realidad y ahora hay un México moderno sobre el que no sé si algún día pueda escribir pero en el que sé que estamos hasta el gorro de tanta corrupción y ahí tenemos un círculo nefasto que hay que terminar”.
Al ser interrogado sobre la realidad de los latinoamericanos residentes en Estados unidos, Arriaga apuntó a la ausencia de autocrítica como “el problema de un país que impulsó la globalización, el imperialismo y un sistema depredador de consumo pero luego se asustó porque su clase obrera no tiene trabajo. No se han dado cuenta que ellos crearon la situación y ahora buscan un malo de la película”.
El autor se despidió de EL MUNDO expectante frente a su participación en el Hay Festival: “Los escritores casi siempre decepcionamos a los lectores porque ellos están buscando respuestas de las que muchas veces no tenemos ni idea porque la escritura como tal es un proceso inconsciente. Tengo una enorme felicidad de estar en un espacio de este tipo y compartir con quienes me han leído. Ese concepto suele aportar más que el de la crítica”.