El profesor Óscar Jairo González entrevista al poeta joven José Rojas
¿Qué es para usted ser poeta y cómo y desde dónde lo lleva a su mayor momento de realización y realidad?
Mi tensión se produce en el espacio donde el temblor aun no tiende a la destrucción pero tampoco hacia la calma, es la danza sobre la cuerda floja entre la intención y lo incontenible por lo que no podría decir cuánto hay de intencional en mis palabras o cuanto de incontenible, por lo que ser poeta en mi caso es escuchar y nombrar esa vibración, la nota si se quiere, que resuena de esa cuerda tensa de los sentidos, la búsqueda de algo verdadero en la decepción y le tedio de los días inmutables, del valor en el instante que toma una composición y en la breve belleza de la sensibilidad que quiero expresar sin ningún matiz o intención más que su propia inercia. Es realización en su connotación más pura, no positiva ni negativa ni trascendental, es la concreción de la realidad en la abstracción de las palabras y por lo tanto la creación de la realidad para mi vista a través de mi lente deformada.
¿Cómo y por qué siente y sabe usted que la poesía es necesaria y esencial, para el desarrollo de la formación del ser humano y sí le da sentido o no a su existencia?
No podría hablar de la poesía en la generalidad de un género humano del que no conozco más que un ejemplar de forma superficial, más sí podría decir que para mí, desde mi médula, la vida sin la búsqueda sustancial de la belleza sería una función biológica desprovista de misterio e interés. Hablo de la belleza porque no es sólo la poesía, que en mi caso es algunas veces mi médium y de lo que acá hablamos, sino de aquello que posee fuerza, vitalidad y harmonía. Placer en los sentidos. Tendría que subir un peldaño hasta el arte injustificado, ese que solo persigue su egoísta interés, que como digo en mi caso es algunas veces la poesía; arte, qué para parafrasear a algún profesor de mi infancia, es lo que nos separa de los animales, no tanto el alma. Es el sentido mismo de mi existencia ante la insustancialidad que la realidad algunas veces puede traer con sus transacciones y su técnica.
¿En su técnica o método de creación poética, que intervención tienen y qué poder le da y le concede a la intuición y a las sensaciones?
En mi caso no podría concebir la creación poética sin sensibilidad e intuición, pues en ambas, en su titubeo y su carácter errante anida la sinceridad y no puede existir belleza sin sinceridad, sin su vitalidad o su fuerza. No se trata pues de un ejercicio espiritual ni el resultado de una meditación intencionada, pues aunque el acto mismo de iniciar la escritura sea una intención, es una mediada en lo incontenible de esa exploración de los sentidos como caminar con una linterna en una caverna y dibujar los contornos de las rocas. Existe sin duda una disposición de los sentidos del poeta o del artista que le otorgan una linterna más sensible a los contornos: las sensaciones; y son ellos mismos, los sentidos, quienes me guían en la búsqueda, como una brújula errática: la intuición.
Portada del libro Doble marca del poeta José Rojas.
¿Podría indicarnos tres principios básicos y nodales que cubren y poseen su poética y como los involucra en su poesía e indicarnos el por qué?
La sensualidad, pues en que otra manifestación se puede percibir de manera más directa la confluencia de los sentidos y el placer inexplicado de la posesión y la pérdida, el misterio de las sensaciones y su ególatra consumación. Cómo en un cuadro que abraza su observador quien sucumbe, la sensualidad, llena de intuición y de sensibilidad es una indicación de sentido y vértigo.
La musicalidad, pues de alguna forma, sin que logre entender muy bien su raíz, la configuración del significado y la forma en el estilo y el ritmo de la sucesión de palabras son esenciales en la composición del fragmento. Liberados de las rimas y de las métricas, la sonoridad le da esa materialidad rítmica que como las notas, que no comprendemos del todo bien, infunden al mismo tiempo atmósfera y abstracción. Debo aclarar que no es solo como suenan sino como se interpretan y como esa sucesión de significados conducen de manera más preciosa a la idea que como poeta se dibuja.
La contradicción. En este momento y en muchos otros, encuentro un placer y una belleza particular en la combinación de significados opuestos, de hipótesis no verificables y de tensiones irresolubles para indicar la temperatura y la dirección del pensamiento (de nuevo la imagen del hombre en la cuerda floja), la intuición me conduce hasta ellos, y solo hasta ahora que me enfrento a la pregunta logro nombrarlos.
¿Cómo y desde dónde median y se incrustan en su poesía, las relaciones con el misterio de la naturaleza o no y por qué?
Desde la primera pregunta he nombrado el misterio y la búsqueda como una terea esencial en la poesía y en el arte y como su devaneo, esa ilusión de sentido, que sólo puede darse en la naturaleza y en su atmosfera son la sustancia y la tentativa: en la sensualidad, en la sensibilidad, en la exposición y el intercambio con la luz y la sombra y en las maravillas sucesivas de su provocación de esa naturaleza que sorprende y cuestiona. Los sentidos, parte de la naturaleza, infunden esta combinación de elementos que somos de la curiosidad y el deseo y al mismo tiempo, para el poeta, son la luz que se refracta en el particular lente de sus experiencias deformado por y para ella misma. La naturaleza, como un beso y su insondable instante, son el juez y la parte.