Aproximación a la obra de Martina Iñiguez, a partir de su transformación de las Rimas de Bécquer.
Al estilo de Gustavo Adolfo Bécquer
Bandoneón, en la Introducción sinfónica a sus Rimas y Leyendas, escribe Gustavo Adolfo Bécquer: “Por los tenebrosos rincones de mi cerebro acurrucados y desnudos duermen los extravagantes hijos de mi fantasía esperando en silencio que el Arte los vista de la palabra para poder presentarse decentes en la escena del mundo”.
Y para vestir de otra manera la palabra del poeta, hoy tengo una invitada especial de la Academia del Lunfardo de Argentina de quien dijo Oscar B. Himschoot: “Martina Iñiguez se inscribe en las filas de las mujeres que practican la poesía lunfarda y lo hace como las mejores. No es muy frecuente la incursión femenina en este quehacer, aunque cuando lo hacen se destacan por su sensibilidad y dominio del idioma”.
Es así como para este artículo escogí las Rimas XXIII y XXXVIII del poeta sevillano.
Empiezo con la Rima XXIII
Por una mirada, un mundo;
Por una sonrisa, un cielo;
Por un beso... ¡Yo no sé
que te diera por un beso!
Por una pulsera un beso,
por una franela un broche,
¿por un coche...? ¡Yo no sé
que te diera por un coche!
(Franela: caricia obscena)
De suerte que tenemos en una recreación de los versos de Gustavo Adolfo Bécquer, el humor en clave de lunfardo, un juego de ingenio donde no está lejano el comportamiento marginal del intercambio del broche y la franela, sugeridor por demás del trueque de falsos amores por objetos preciados en el entorno y por qué no en el cambalache; se nota un marcado contraste entre las dos estrofas.
Y es bien interesante que la composición sólo usa una palabra en lunfardo, lo que nos ubica en el dominio del contexto por parte de la autora, para demostrar su agudeza y sorprender al lector en el crescendo del canje, pues el coche tiene más valor que las otras piezas propuestas.
Ahora para adentrarnos en sus escritos veamos lo que es el lunfardo en la voz de José Gobello, quien sostiene que es “un repertorio de términos traídos por la inmigración durante la segunda mitad del siglo pasado y hasta el estallido de la primera gran guerra y asumidos por el pueblo bajo de Buenos Aires, en cuyo discurso se mezclaban con otros de origen campesino y quechuístas y lusinos que corrían ya en el habla popular, conformando un léxico que circula en los distintos niveles de las Repúblicas del Plata”
Por otra parte, quisiera añadir que Jorge Luis Borges en una de sus conferencias sobre el tango dijo que cuando se pronunciaba una palabra en lunfardo, tenía otro sonido: “en cambio, cuando yo era chico, esas palabras se decían entre comillas, se decían con conciencia de pertenecer a otro idioma, se decían como una gracia (…)”
Después de esta ilustración sobre el lunfardo, los invito a continuar con la siguiente Rima:
XXXVIII
Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime mujer: cuando el amor se olvida,
¿Sabes tú a dónde va?
Los impuestos ¡araca!!!, van pa’ curro,
los peajes van todos a palmar.
Batí, mujer, la guita que yo gano
¿A dónde irá a parar?
¡Araca!: ¡Cuidado!, advertencia
Curro: estafa, robo
Palmar: pagar
Batir: decir, confesar
Guita: dinero
La poeta concibe la estrofa para que en el final nos encontremos ante una doble interpretación.
Expone el tema de la desilusión y el escepticismo ante el pago del tributo que no tiene buen manejo por parte del Estado- ente demandante- para llegar hasta lo doméstico, cuando pregunta a la compañera: ¿a dónde llega su sueldo?, que conduce a un doble sentido, uno, que ella es quien lo gasta y otro, que ante el reclamo de la mujer, seguro por el rendimiento y manejo del dinero por parte de su pareja, le cuenta que todo se lo llevan los impuestos. Podría añadir que no sé quién se burla de quien.
Algunos lectores dirán que se habla de la realidad, pues está manifiesta la crítica social y el ataque al manejo de los dineros del ciudadano por parte del sistema, y nos encontramos luego con el tema de que estuvieron juntos rebeldía y burla, convertidos en confrontación.
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Regreso con Bécquer y encuentro lo siguiente: “El insomnio y la fantasía siguen y siguen procreando en monstruoso maridaje. Sus creaciones, apretadas ya como las raquíticas plantas de un vivero, pugnan por dilatar su fantástica existencia disputándose los átomos de la memoria, como el escaso jugo de una tierra estéril. Necesario es abrir paso a las aguas profundas, que acabarán por romper el dique, diariamente aumentadas por un manantial vivo”. Esto me recuerda el cuadro de Francisco de Goya, El sueño de la razón produce monstruos.
Para terminar. quiero consignar mi concepto, pienso que el manantial vivo referido al lenguaje expuesto por Bécquer, está en el fluir y en la renovación, lo siento con la reescritura de sus rimas en la pluma de Martina Iñiguez, que acude a ellas con una expresión diferente, el lunfardo, recreando la vida y la memoria de ambas manifestaciones del lenguaje.