Jorge Hugo Giraldo fue campeón suramericano, panamericano, medallista de Copa del Mundo y participó en tres ediciones de los Juegos Olímpicos.
Ha pasado casi la totalidad de su vida dentro de un gimnasio y lejos está de querer alejarse de ellos, más allá de que se retiró de la actividad profesional hace más de tres años.
Jorge Hugo Giraldo, considerado para muchos el mejor gimnasta colombiano de todos los tiempos, está radicado actualmente en Estados Unidos, donde brinda todos sus conocimientos en una universidad y de cierta manera se está capacitando, con la convicción de regresar el día de mañana a nuestro país y convertirse en un doliente de la gimnasia.
Desde Boston, donde reside en compañía de su esposa, Luz Estela Mejía, Jorge Hugo dialogó con EL MUNDO y contó sus anhelos, expectativas, relató las sensaciones que le dejó participar en tres Juegos Olímpicos (2004, 2008 y 2012) y exteriorizó las ideas que tiene para fomentar la práctica de la gimnasia en Colombia.
Jorge Hugo, ¿hace cuánto se radicó en Estados Unidos y en qué se basó para tomar esta decisión?
“Fue hace casi tres años, más por una situación familiar, en primer lugar para que mi hijo (Cristian Giraldo) viniera, conociera otras cosas, aprendiera inglés y terminara acá el high school (bachillerato) y analizar si quería hacer sus estudios de la universidad acá o en Colombia. Al final decidió devolverse, está en tercer semestre de mercadeo y está feliz. De igual forma también queríamos aprender inglés mi esposa (Luz Estela Mejía) y yo, y conocer otros ambientes de la gimnasia, aprender cómo se mueve acá… en realidad fueron varios los motivos y estamos aprendiendo mucho, en todos los aspectos”.
¿Cómo lleva la vida en Estados Unidos y a qué se dedica allá?
“Muy bien, estoy dando clases en un gimnasio privado y me estoy empapando y conociendo y aprendiendo cómo se desarrolla acá la gimnasia. Y si bien es cierto que acá (en Estados Unidos) se puede estar muy bien económicamente, me hace mucha falta Medellín, estar con los amigos, la familia, con mi hijo, ir a la Liga, estar en el coliseo… acá estoy solamente con mi esposa, entonces extraño a mis sobrinas, a mi mamá, pero son sacrificios que se hacen para adherir cosas y seguir avanzando, vale la pena”.
Si hace un recuento de su etapa como deportista, ¿qué encuentra?
“Si me detengo a analizar todo lo que hice siento que fue una etapa muy positiva, de todas formas me hubiera gustado dar más. Lo que siempre voy a destacar es que todo lo que hice fue con el corazón y con mucha pasión, disfrutaba mucho lo que hacía, la gimnasia es mi vida y creo que dejé huella, me lo hacen sentir todas las personas cuando voy al coliseo en Medellín”
Jorge Hugo en acción en el coliseo que lleva su nombre, ubicado en la Unidad Deportiva Atanasio Girardot.
¿Cuál fue la mayor satisfacción que le quedó?
“El haber sido gimnasta tantos años, haber podido lograr objetivos y metas que me propuse, el tener ahora un coliseo espectacular que se llama Jorge Giraldo, donde hoy en día ingresan miles de personas, antes eran muy pocas, y eso deja mucho que decir para el avance de nuestro deporte”.
¿Y cuál fue el mayor sinsabor o qué cree que le faltó?
“Uno como deportista o como persona que tenga metas claras siempre quiere más. Poco a poco fui consiguiendo objetivos, fui campeón suramericano, medallista y campeón panamericano, clasificar a los Juegos Olímpicos, medallista de Copa del Mundo, siempre busqué la medalla olímpica, y aunque quedó en stand by sigue siendo un sueño, aun se puede lograr como entrenador, desde otro lugar, o como dirigente. Es la meta que tengo, no la logré pero tengo en mi cabeza que algún día puede llegar”.
¿Cómo se ve dentro de unos años… como entrenador, dirigente o un doliente de la gimnasia?
“Ahora estoy en el rol de entrenador y me gusta mucho. Estoy avanzando, aprendiendo, preparándome porque el día de mañana voy a regresar a Colombia con la convicción de ayudar a masificar la práctica de la gimnasia y que soñemos con grandes objetivos. Hemos avanzado en la parte técnica, pero considero que una gran iniciativa sería que cada municipio del país cuente con un gimnasio, eso nos ayudaría a fomentar la práctica, a que los niños se enamoren de este deporte y a su desarrollo sico-motriz. También sería importante incluir la gimnasia en el programa del Festival de Festival, es algo que entiendo que ya se ha solicitado y se va a retomar para poder incluir nuestro deporte. Colombia ha evolucionado en todos los órdenes, en los directivos, los entrenadores y deportistas, pero queda mucho por recorrer. Con lo que ha aportado económicamente el gobierno se ha crecido, pero falta que se vincule más el sector privado, que nuestros referentes tengan una proyección y despeguen más, para que los niños que los miran crezcan y quieran ser como ellos. Años atrás era una utopía pensar que tendríamos algún clasificado a los Olímpicos. Pero lo logramos, pude estar en tres olimpiadas y ahora vamos a buscar cupos a Tokio 2020, desde que yo acudí por primera vez siempre ha habido al menos un colombiano y estamos cada vez más cerca de conseguir una medalla. En Cúcuta el profe Jairo Ruiz ha hecho un centro de alto rendimiento, trabajando de la mano con la medicina deportiva al lado, el Ministerio del Deporte los ha apoyado, el Comité (Olímpico Colombiano) se ha dado cuenta de este proceso, se ha mejorado pero nos falta mucho todavía. Porque hay que tener muy claro que la gimnasia no es solo artística, son muchas modalidades… trampolín, rítmica y acrobática. Lo que tenemos que hacer quienes amamos la gimnasia es seguir aportando desde nuestro lugar”.
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¿Cómo fue cada experiencia en los tres Olímpicos que participó?
“El haber llegado a los primeros Juegos fue un objetivo muy satisfactorio para nosotros. A la edad de 13 años yo ya estaba en las selecciones Antioquia y Colombia… en esa época veíamos videos de los Olímpicos y sentíamos que era algo imposible, lejano. Pero yo, de terco que he sido siempre, veía los videos de las competencias todos los días, admiraba a los gimnastas de la Unión Soviética, a los japoneses, los chinos… hasta que empezamos a creer, empezamos siendo campeones suramericanos, le ganamos a los argentinos que habían ido a Olímpicos, empezamos a soñar, a creer más, hasta que logramos llegar a los primeros Juegos, en Atenas 2004, fue un sueño cumplido. Entrenamos tres meses fuertemente en Japón, casi no disfruté, tenía mucha presión porque quería entregar lo mejor y alcanzar el objetivo de llegar a la final y por qué no, una medalla. Cuando llegué a la competencia fue tanta la presión que se me presentaron muchas fallas, pero a pesar de eso fue en los Juegos que obtuve mejores resultados tuve. Quedé un poco frustrado porque pude dar mucho más, estuve a punto de retirarme, me vine dos meses para Estados Unidos, me invitaron a entrenar pero lo tomé más para reflexionar si quería seguir o retirarme. Decidí continuar porque amo esto, estaba muy joven. Ya luego en Pekín 2008 disfrute más, lo tomé de otra forma y no me presioné tanto, al igual que en Londres 2012, donde buena participación, también hubiera querido dar más pero al final quedé contento a pesar que tuve algunos fallos”.
¿Cómo analiza la actual generación de gimnastas nacionales?
“Hay un excelente grupo, veo la madurez y entrega que tienen para entrenar y competir, en diciembre que estuve hable con ellos los vi entrenar, trabajar muy enfocados, con metas claras, Jossimar (Calvo) es muy profesional y está mentalizado en conseguir la meta de ir nuevamente a los Olímpicos, al igual que Andrés Martínez, están muy metidos en eso. Ambos tienen un futuro enorme y nos pueden dar mucho más, eso me tiene contento porque vamos a seguir teniendo muy buenos resultados. En cuanto a las mujeres se ha bajado un poquito el nivel, pero no por la calidad técnica sino por las constantes lesiones, más de la mitad del equipo se lesionó y se debe evaluar qué ha pasado, pero ellas también pueden dar muchísimo. Tenemos mucho potencial en ambas ramas”.