La escritora ecuatoriana será una de las invitadas internacionales a la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2017.
Gabriela Alemán (1968) ha escrito una novela que revisita el pasado de Paraguay (en particular de la Guerra del Chaco) sin pretender historiarlo, sólo como punto de encuentro entre dos necesidades íntimas: la de contar su versión de los hechos y la de ficcionarlos. Humo es una novela que complejiza esa historia oficial y la devuelve contaminada de otra mirada, de una mirada extranjera que ausculta y se inquieta por lo hallado. Gabriela Alemán, su autora, habló con EL MUNDO sobre esta novela y su trayectoria literaria, una de las más celebradas y respetadas del continente americano.
¿Cuál fue el origen o punto de partida de Humo?
En el 2004 se incendió un Centro Comercial en las afueras de Asunción. El dueño de Ycua Bolaños dio orden a los guardias para que cerraran las puertas, pensando que así la gente no se podría ir sin pagar. Murieron 400 personas. Fue algo terrible. Y, aparte de unos años de cárcel para uno de los guardias, nadie más fue a prisión. Ese fue el origen de Humo. Yo viví cerca de cuatro años en Paraguay al salir de la adolescencia y, para ese momento, el 2004, llevaba varios años queriendo escribir una novela que ocurriera en Paraguay. El horror del incendio hizo que ya no quisiera esperar más.
¿Cuál fue la dificultad de escribir una novela con una estructura que mezcla historia, ficción, en partes ensayo, crónica, entre otros elementos?
Pues, me tomó algún tiempo. La escritura de Humo me tomó doce años. Muchísimas reescrituras, cambios de narrador, búsquedas de la mejor manera en la que podría contar lo que quería contar. En esa búsqueda encontré que esa mezcla que señalas servía para contar la historia de Gabriela, Pablo y Andrei. Me pareció que Paraguay es un país del que se desconoce prácticamente todo y que introducir elementos históricos ayudaría a entender el contexto de los protagonistas.
¿Qué le llamó la atención de la historia paraguaya, en particular de la Guerra del Chaco, para escribir sobre ella?
La Historia paraguaya ha estado cruzada por varios episodios violentos: la dictadura del Dr. Francia que aisló al Paraguay del resto del continente durante 25 años; la Guerra de la Triple Alianza (en el siglo XIX), donde Brasil, Argentina y Uruguay se enfrentaron a Paraguay y diezmaron su población; la Guerra del Chaco en la década del 30 del siglo pasado entre Bolivia y Paraguay y la larga dictadura del Gral. Alfredo Stroessner. Fue en la Guerra del Chaco que comenzó el ascenso de Stroessner, me interesaba buscar los inicios de su poder y esbozar esa guerra terrible de la que apenas se conoce algo afuera de Bolivia y Paraguay.
¿Qué tanto de autobiográfico, de la autora, podemos encontrar en Humo?
Siempre hay elementos autobiográficos en la ficción. Quise que esa línea entre ficción y realidad fuera todavía más permeable al ponerle mi nombre a la protagonista de la novela y no solo mi nombre, la Gabriela de la ficción trabajó en una galería de arte como lo hice yo en la época que viví en Paraguay. Había una intención deliberada de reflexionar sobre lo que le ocurre a esa Gabriela en el pasado, que es el nudo de la tensión de la novela. Si le ponía mi nombre a la protagonista era algo que me pudo haber ocurrido a mí o a cualquier otra mujer.
Me pareció muy interesante de la novela cómo perfila la mirada del extranjero, que con la distancia que le otorga su extranjería parece reflexionar, no sé si mejor, pero sí de una manera particular, como enfatizando en otras cosas, ¿cómo se modeló ese punto de vista?
Humo es una novela situada en Paraguay. Toda la población paraguaya habla guaraní, yo no lo hago. Lo he estudiado, he leído sobre el guaraní, reconozco su belleza y también su dificultad. La novela tenía que ser narrada desde el extrañamiento. Desde la lejanía de la necesidad del intérprete. Todo el tiempo hay una distancia insalvable que por momentos se rompe con el contacto físico o los olores y sabores o sentimientos compartidos pero luego vuelve el muro y la necesidad de traducir ciertos códigos no compartidos. Humo también es una novela sobre las trampas de la traducción.
¿Cuál es su rutina de escritura (si tiene una): horarios, manías, etc?
No tengo una.
En la lectura de la novela se nota un trabajo con la prosa y la música interna de la narración muy consistente, ¿esto es algo de verdad trabajado o fue surgiendo con naturalidad?
Fue muy consciente, tuve tiempo para pulir, para buscar la musicalidad en el lenguaje. Para diseñar una estrategia donde los distintos españoles que hablamos en el continente convergieran. Es una novela del cono sur escrita por una ecuatoriana, publicada en Colombia. Pasé meses buscando palabras y consultando con amigos si en Paraguay, por ejemplo, se decía refrigeradora o nevera o heladera; encontrando donde podían entrar ciertas palabras y donde no. Dejando pinceladas de yopará, esa mezcla citadina del guaraní, y que también que fluyera el pasado. No se habla igual en el siglo XXI que en 1930; no habla igual alguien del campo que vive en la frontera entre Argentina y Paraguay que alguien que vive en Asunción, por ejemplo.
¿Cuáles son los referentes literarios y artísticos (músicos, pintores, cineastas) que atraviesan su estilo como escritora?
Humo está marcado por homenajes a algunos de los escritores que admiro, en este caso del cono sur. Rafael Barrett es uno de los grandes ensayistas de finales del XIX y principios del XX. Nacido en España hizo de Paraguay su segundo hogar. Varios de sus textos están regados por las páginas de Humo. Otro es el argentino Rodolfo Walsh y el poeta paraguayo José Luis Appleyard. Mientras escribía la novela escuché mucho chamamé, polka y guarania y muchísimas composiciones del gran guitarrista Mangoré. De los artistas y cineastas paraguayos admiro a Carlos Colombino, Ricardo Miglorisi, Olga Blinder, Herman Guggiari, Paz Encina, Juan Carlos Maneglia. Los miré, y admiré, mucho mientras creaba las atmósferas de Humo.
Después de Humo , ¿qué sigue para usted en términos de escritura, está escribiendo algo?
Estoy escribiendo algo nuevo, de regreso al Ecuador.