Comentarios sobre la entrevista al escritor Juan Carlos Onetti por el cantautor Alfredo Zitarrosa.
El día que Carlos Gardel cumplió 30 años de muerto, otro cantor, Alfredo Zitarrosa, llegó hasta el lugar donde vivía Juan Carlos Onetti, para conversar, tarea bien difícil dada la personalidad del escritor, un hombre reservado y de respuestas lentas y cortas.
En realidad, que el objeto de la visita era hablar sobre Carlos Gardel, la primera pregunta fue: ¿El señor Juan Carlos Onetti?, él respondió, Onetti, después llegó otra: ¿Por qué es tan famoso? Y la respuesta fue “porque la fama es puro cuento”, refrán salido de ese tango Vieja Viola, de Humberto Correa, que además es tan uruguayo como Onetti y Zitarrosa.
Juan Carlos Onetti es autor de la novela La vida breve, en la cual creó una ciudad mítica, Santa María, y de cuentos tan famosos como El Pozo y El infierno tan temido. De él dijo Mario Vargas Llosa “Es uno de los grandes escritores modernos y no sólo de América Latina”. “No ha obtenido el reconocimiento que merece como uno de los autores más originales y personales, que introdujo sobre todo la modernidad en el mundo de la literatura narrativa”.
Tal vez contra todo pronóstico, Onetti fue por una botella, lápiz y papel y le dijo lo difícil que les iba a ser hablar sobre Gardel:
"Lo conocí en el teatro 18, cantando. Después lo vi varias veces, de mesa a mesa, en aquel café donde se comían unas milanesas redondas, al lado del Tupí Viejo (…)”. Era en aquella época de la zarzuela -(no puede afirmarse que haya dicho exactamente eso; probablemente se refirió a la compañía de zarzuela en la que actuó Gardel, año 30), "un desastre de compañía, y la gente llegaba al final, para oírlo cantar; a esa hora había un repunte bestial en la venta de las entradas. La temporada iba mal; Gardel entraba como fin de fiesta".
A una pregunta sobre si Gardel a su juicio, era un hombre triste: "Tenía esa clase de tristeza que sale de adentro, que surge de un problema interior, aunque el problema interior no se sabe nunca de dónde viene. Nunca hablé con él, solamente lo veía, de vez en cuando -Onetti tenía unos veinte años- en ese café que te digo, de madrugada. Hablaba poco, era cortés y retraído y daba la impresión de ser tímido. Tenía una gran cordialidad; yo lo veía escuchando a todo el mundo con verdadera atención y siempre sonreía". (1)
Y pues su devoción y fervor brotaron cuando dijo que Gardel era el tango y escogió de su gran repertorio, para su gusto, todos los tangos de él, pero como era preciso elegir alguno, salió Mano a mano.
Alfredo Zitarrosa, compositor e intérprete.
Más adelante diremos otros tangos elegidos, porque ahora se le pregunta a Onetti, ¿si alguna vez le dio por cantar?: -Sí, me dio y me dieron. - Había dos estuches de violín a la vista lo que provocó la pregunta de si tocaba el violín, y es bien importante que el hombre de letras dijera que le gustaba tocar Amurado, pero no tocó el violín durante la entrevista. La presencia del instrumento me inclina a contar el siguiente suceso referido a la historia que hay detrás de El violín de Becho, de Alfredo Zitarrosa, en su perfil de compositor, que concibe en su paso por Bolivia y es una de sus composiciones más bellas y famosas. La dedicó a un amigo violinista. La historia que le contaron fue la de un niño que entraba a escondidas de sus patrones para tocar el violín. Una de esas noches, el propietario creyó que era un ladrón y le disparó y lo mató.
Sigamos con Gardel y Onetti, ¿Se puede comparar a Gardel con otros cantores?
“Vos estás loco, yo tengo una radio piojosa y sólo escucho Sodre y Gardel y me gusta más acompañado por guitarras. Gardel sentía más ese tipo de tango melancólico y cínico, Por qué me das dique, señora de grupo, y aquel otro Tortazos: qué hacés tres veces qué hacés… no te rompo de un tortazo por no pegarte en la calle”.
Seguía cantando y a veces ni contestaba lo que se le preguntaba, pero cerraba los ojos mientras lo hacía.
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El entrevistador, Zitarrosa, es considerado el mejor compositor latinoamericano. Serrat, a quien Zitarrosa entrevistó en 1970 en Montevideo, dijo “Si se quiere tener una visión de la canción latinoamericana de los sesenta hasta nuestros días, no se puede prescindir de la obra de Alfredo Zitarrosa” y concluye el catalán: “Lo considero el poeta más importante de América Latina”. (2)
Concluye Zitarrosa, “Yo ya me iba. No sabía cómo hacer para despedirme, para abrirme camino y salir de aquel apartamento, con Gardel muerto hace treinta años sobre mis propias espaldas, con Onetti cantando y observándome cada pelo a ver cómo hacía para saludar, me ofreció una respuesta más: - “Decí que lo más importante que ha sucedido en el Uruguay en materia artística, se llama Carlos Gardel.”