Al felicitar a los campesinos seguramente incluyeron a todos los que la Declaración de los Derechos Campesinos menciona.
Por Karen Alejandra Pulgarín Blandón*
El pasado 2 de junio se celebró el día del campesino. Hubo múltiples felicitaciones, hechas por el Gobierno Nacional y simpatizantes influenciados –no todos– por cuanta tendencia y conmemoración los mueva. Resulta “curioso” que la mayoría de las manifestaciones de agradecimiento y reconocimiento a la labor campesina fueran hechas en redes sociales, esperando, supongo, que vieran los mensajes aquellos campesinos ubicados en zonas remotas, donde la cabecera municipal más cercana está a varias horas en mula, jeep, lancha, moto, chiva… (o una combinación de ellos), quienes con dificultad “gozan” de una escuela rural, un hospital, un colegio a ‘tabaquito y medio’ de sus casas, y no tienen acceso a servicios públicos fundamentales.
El último Censo Nacional Agropecuario realizado en 2014, indicó que el 81.8% de las viviendas rurales tienen conexión al servicio de energía –variando de región a región–, y el primer informe de este año de MinTIC indica un aumento de la conexión y descarga del servicio de internet. Asumo que cada felicitación y reconocimiento vino acompañado de suponer que muchos campesinos cuentan con acceso a estos servicios y, adicionalmente, a los dispositivos para hacer uso de las redes sociales, lo que los alentaría a seguir su labor a partir de tantas palabras de aprecio que reciben.
Supongo, también, que muchos de estos mensajes llevaron a quienes los escribieron a rememorar el pasado campesino de sus familias, a recordar cómo los campesinos colombianos, luego de la revolución verde y la implementación masiva de insumos químicos para abonar, sembrar y cosechar, han tenido que sobrevivir y sobreviven al envenenamiento a cuenta gota, al intermediario que se queda con la mayor ganancia, al incremento en el costo de las semillas modificadas genéticamente, a la prohibición de usar las semillas ancestrales de las que sí podrían obtener nuevas semillas, y a continuar con el ciclo, y que a pesar de todo esto, siguen en el campo… supongo entonces que no pasó de largo recordar a aquellos campesinos desplazados, desarraigados de sus prácticas y costumbres, los forzados a empezar de nuevo en ciudades extrañas, sin su pan coger, sus matas y sus animalitos, sin una tradición que heredar a sus hijos por no tener tierra donde enseñarles y transmitir sus conocimientos.
Seguramente pensaron en aquellos valientes que por múltiples razones volvieron a sus tierras años después, quienes encontrando un conflicto aun manifiesto y la usurpación de sus predios (sea por aquellos poseedores de buena fe o por otros campesinos de la misma comunidad o de otras partes del país) decidieron empezar de nuevo. Y no, no todos los que sienten afinidad, quienes se han acercado a diferentes comunidades campesinas, deben tener un pasado directo que los ligue, aunque, finalmente, todos somos hijos de la tierra.
Al felicitar a los campesinos seguramente incluyeron a todos los que la Declaración de los Derechos Campesinos menciona, como los agricultores, indígenas, artesanos, ganaderos, mineros, pescadores, trashumantes, los sin tierra… aquellos a los que Colombia les dio la espalda al abstenerse de votar la Declaración y no comprometerse a tomar medidas para garantizar el derecho a la vida y los recursos naturales; sin embargo, los privilegiados y poderosos de este país no demoraron en lanzar sus bellas palabras, todo porque era el día del campesino.
No niego la importancia de las redes sociales para conmemorar fechas especiales, pero es necesario hacer un llamado, una crítica, una reflexión, a llevar los mensajes más allá de cierto número de caracteres y una fecha. Supongo que, finalmente, aquellos que expresaron palabras tan hermosas, fotos del campesino típico, con sus manos callosas, llenas de tierra, cargando bultos de comida, con sus mulas y luciendo sus botas en los caminos de trocha, pensaron en esto al decir ¡feliz día del campesino!
*Estudiante de Maestría en Ciencia Política. Universidad de Antioquia