Los españoles recogieron inmensas cantidades de piezas de oro las que eran llevadas a España, pero nunca podremos saber la cantidad real de esas piezas de oro que llegaron a los reyes de España.
Por allá en 1492 los reyes de España sólo pensaban en llegar a las Indias por razones comerciales pues desde ese continente se traían maravillosas telas de seda de fabulosos costos, pero curiosamente se descubrió un nuevo continente que había sido poblado cinco mil años atrás por personas de la India del norte que pudieron pasar caminando por las congeladas aguas del mar que atravesaba los dos continentes. Esas primeras colonias en América se dedicaron a la agricultura y fueron llegando a formar enormes asentamientos agrícolas al mismo tiempo que desarrollaron trabajos de orfebrería de plata y de cobre pero no de hierro.
Resultó que cuando los españoles llegaron se encontraron un pueblo que obviamente no entendía las órdenes ni en español ni en latín y el fenómeno más curioso fue que los españoles recogieron inmensas cantidades de piezas de oro las que eran llevadas a España, pero nunca pudimos saber la cantidad real de esas piezas de oro que llegaron a los reyes de España. Este oro produjo un poderoso éxito económico en la península ibérica.
Al mismo tiempo, los españoles traían a América esclavos africanos que usaban idiomas de sus tierras. Así pues, parte de la población hablaba en español y otros lo hacían en latín como los sacerdotes católicos.
Concretamente, los que producían magníficos objetos de oro fueron los Tairona, Quimbayas, los Tolimas, los Loclichas, los Sinúes, Guanes, Malagoños y Nariños. Pero lo único que les interesaba a los españoles era recoger esos miles de objetos de oro, los cuales eran enviados inmediatamente a los reyes de España, pero no existe un documento histórico que demuestre el valor real de esas riquezas que hicieron progresar enormemente a toda España y en América los religiosos católicos seguían hablando en latín y ayudaban a recoger el oro para España.
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