Cuando el voto en blanco es inocuo y antipedagógico

Autor: Dirección
1 junio de 2018 - 12:00 AM

Por ser ajeno al sentido político y jurídico de la segunda ronda de votaciones por presidente, el voto en blanco en segunda vuelta presidencial carece de efectos jurídicos

Por primera vez en las cinco jornadas electorales desde 1994 en que habrá segunda vuelta en la elección presidencial, el voto en blanco ha tomado protagonismo como manifestación de sectores relevantes de la opinión política, en este caso los excandidatos presidenciales Sergio Fajardo y Humberto de la Calle, así como reconocidos grupos y dirigentes políticos. La posición de estos votantes tiene gran impacto mediático y en redes sociales, pero contraría el sentido político de la segunda vuelta, como constructora de democracia, y, consecuentemente, carece de impacto jurídico e institucional.

Vea también: De la Calle y Fajardo dicen que su voto presidencial será en blanco

La segunda vuelta no es una elección aislada. Al contrario, es la ronda definitoria del proceso de elección presidencial en sistemas multipartidistas en los que la ciudadanía opta en primera vuelta por el partido político, o aspirante, de su preferencia, mientras que en la segunda vota por aquel de los dos con votaciones mayoritarias cuyas posturas, sobre todo tras realizar acuerdos con las minorías, más se aproximan a su visión de país. Si la filosofía de la doble vuelta en las elecciones presidenciales funcionara en Colombia, estas dos primeras semanas del proceso deberían ser dedicadas por candidatos y minorías a construir los acuerdos de gobernabilidad a partir de acercamientos posibles.

Lo invitamos a leer: El día de la democracia

En el contexto del sentido político del voto en blanco se explican, como aquí escribimos, los discursos de los candidatos mayoritarios, Iván Duque y Gustavo Petro, alejándose de las posiciones de sus propios partidos o movimientos de origen, para buscar el centro y, así, tender puentes con los tres candidatos que manifiestan representarlo y que fueron minoría. Así las cosas, el anuncio del voto en blanco en segunda vuelta es demostración de incapacidad personal (De la Calle) o colectiva (Coalición Colombia) para negociar un acuerdo de gobernabilidad con alguno de los candidatos que va a ser presidente de Colombia y que, de haberse realizado la concertación, podría recoger los elementos esenciales de sus proyectos políticos y darles vida en los cuatro años siguientes.

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La razón política de no tener el voto en blanco para la segunda vuelta se expresa en el artículo 258 de la Constitución, que fija la validez jurídica y los efectos políticos del voto en blanco, si fuere mayoritario en elección de corporaciones públicas o unipersonales, incluyendo la primera vuelta presidencial. La votación mayoritaria en blanco, en primera vuelta, exigiría su repetición con nuevos candidatos. Y si el voto en blanco obtuviese la segunda votación en esa ronda, sería uno de los dos candidatos en la segunda vuelta, en la que puede ser ganador obligando a la repetición de las elecciones. Dadas las razones jurídicas sobre la inocuidad de votar en blanco en segunda vuelta cuando se han definido los candidatos presidenciales, se entiende la intervención del magistrado Armando Novoa reclamando que el voto en blanco no sea incluido en el tarjetón electoral de la segunda vuelta. Para quienes defintivamente es imposible votar por uno u otro candidato, estará siempre la opción de dejar su tarjetón sin marcar, haciendo que su postura sea contabilizada, como obligan las normas electorales, pero no tenga efectos jurídicos e institucionales.

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Comentarios:

Luis Fernando
Luis Fernando
2018-06-01 06:59:58
Fajardo y De la Calle están demostrando su incapacidad para gobernar al país. Para ello se requiere, especialmente, disposición y habilidad para llegar a acuerdos políticos, económicos y sociales, no sólo con la clase política sino también con los gremios económicos y sociales. Si no son capaces de negociar un acuerdo programático, que no burocrático, con el señor Duque, ¿qué esperar de ellos, como gobernantes, cuando aparezcan sus contradictores políticos, los sindicatos exigiendo mejoras en sus relaciones obrero-patronales, etc.?. Gobernar es acordar, y si no se tiene la disposición de acordar, ¿cómo se puede gobernar?. Afortunadamente perdieron. El país ganó con su derrota.

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