Se sienten muy importantes porque llevan la plata para el abastecimiento, pero de jefe tienen muy poco, por la sencilla razón de que nunca están.
Cuando se criticaba a las señoras por sus costureros, donde realmente se cosía, y se las criticaba por trabajar fuera de su casa cuando a veces necesitaban el sueldo para hacer sobrevivir el hogar, o se las criticaba por dedicarse a obras de voluntariado... Y se decía que por dedicarse a estas cosas, descuidaban el hogar lo que en algunos casos podía ser cierto, pero ni era ni es lo común.
Además, es que el Hogar es del marido y de la mujer. No de ella sola. Vamos a ver mientras tanto, qué hacían o hacen los llamados jefes o cabezas del hogar. Nadie se atreve a criticar a los esposos y padres que anochecen en cafés, bares, restaurantes, grilles, bailaderos. Nadie se atreve a decir nada, parece que ese fuera el derecho natural de los jefes de la casa: estar fuera de ella. Se sienten muy importantes porque llevan la plata para el abastecimiento, pero de jefe tienen muy poco, por la sencilla razón de que nunca están.
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Quien toma las resoluciones, resuelve las situaciones, define los problemas, es la mamá.
Ser Cabeza del Hogar no es tener derecho a emborracharse, ni a dar gritos. Ser jefe es ser digno de respeto. Es ser sólido, digno de confianza. Está bien que los señores no vayan a almorzar si les queda lejos y complicado con el problema del tráfico. Inclusive ya las señoras están acostumbradas a que el marido no llegue a esa hora, y es un verdadero lío cuando se presenta porque en la vida actual ya en las casas no hay almuerzo. La señora se come cualquier cosita por ahí parada, si tiene tiempo, mientras ordena y lava el mercado, limpia clósets, cose botones, lava lo delicado, coge la plancha, maneja la suegra, mata moscos y va al paradero a recibir a los niños.
Pero creo que a la hora de la comida, cuando todos los niños están presentes, el puesto del papá no debe permanecer vacío. A un papá le dijo su niña de diez años: -“Papá, nunca nos vemos”. ¿Cómo puede saber el padre qué conflictos están atravesando sus hijos en la vida, o cómo van en el colegio si nunca los ve? Pero eso sí, a fin de año, ay de que no lo pasen. Porque para regañar los hijos, sí están en la casa, y para sacar tiempo para producirlos no hay pereza.
Ahí hay quien los cuide. Y piensa uno, ¿qué vida de familia puede haber si nunca está la familia completa? Si sólo se le dedica un polvoso domingo por obligación y a regañadientes. ¿Para qué se arregla la señora, se hacen floreros, y se pone mantel limpio?
Qué triste es la casa sin un papá, qué tristes esas familias formadas únicamente por madre e hijos, como si la generación fuera espontánea.
Siempre que paso por un café, por un bar, lugares estos en Colombia, siempre llenos de hombres, sin contar con los que tienen las puertas cerradas, miro y me pregunto cómo serán las casas de aquellos ... quién los estará esperando.... cómo estarán gastando el dinero que se debe estar necesitando en el hogar. Y calculo: Cuatro tintos, un cuaderno; dos cervezas, un par de medias; una vuelta de tragos, un par de zapatos para el chiquito; trago para todo el mundo, suéter para el mayorcito. Y así sucesivamente. Y concluyó que una de dos: O es que el dinero alcanza para todo y en ese caso no está tan extendida la miseria colombiana, o se está gastando el dinero en lo que no se debe. A estas alturas me imagino que ya se habrá aprobado que el subsidio familiar lo reciba la esposa. Si no es así, ese dinero volverá con rapidez a las rentas del departamento.
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