Como al mundo, en general, a los mineros el covid-19 los cogió de sorpresa, pero con la salvedad de que la minería es una actividad de alto riesgo que exige trabajar en condiciones difíciles y con protocolos estrictos de seguridad, lo que los hace estar mejor preparados para atender este tipo de eventos.
Desde que empezó la emergencia sanitaria, económica y ecológica en Colombia, las empresas mineras se volcaron a atender no solo las recomendaciones del gobierno y las autoridades, con respecto al manejo que le tenían que dar a la situación, sino también a apoyar, desde varios frentes, los estragos que a su paso ha ido dejando dicha experiencia.
En Antioquia, de acuerdo con la Secretaría de Minas del Departamento, el sector minero había aportado al 15 de mayo, más de $24.000 millones para apoyar a las comunidades más vulnerables.
En el afán de salvar vidas y evitar a toda costa afectaciones a la salud de los trabajadores, las familias y la sociedad, que podrían llegar a desenlaces fatales se hace necesario atacar muchos otros problemas, como las precarias condiciones del sistema de salud, que en momentos como estos es el que más blindado debería estar, para ello las mineras han apoyado a las entidades de salud de su área de influencia con recursos esenciales para la prevención y atención de la pandemia, con aportes económicos, en especie y con la prestación de servicios en sus unidades médicas internas.
En un comunicado emitido por la Asociación Colombiana de Minería (ACM), el 14 de abril, sus empresas afiliadas “habían invertido $11.678 millones en dotación de infraestructura y equipamiento para entidades de salud de municipios mineros”.
Como es el caso de Gran Colombia Gold que acaba de presentar un informe en el que evidencia la donación de insumos médicos a los hospitales San Juan de Dios de Segovia, San Vicente de Paúl de Remedios y San Rafael de Yolombó, por $430 millones; tres unidades de cuidados intensivos (UCI) a la Clínica Universitaria Bolivariana de Medellín (en convenio con Mineros S.A.) por $210 millones y un dispensario-enfermería en el área del Batallón Especial Energético y Vial # 8- Segovia, por $1.128 millones.
Y Gramalote, con una dotación de elementos biomédicos para el hospital San Roque y equipamientos de salud para los hospitales de la región del Nus.
Adicional a esto, otro de los asuntos prioritarios desde que se decretó la cuarentena obligatoria fue la seguridad alimentaria, en la que se podría decir que ninguna minera se quedó por fuera, adoptando cada una a las comunidades de su área de influencia con aportes en mercados, kits de aseo, agua, tapabocas y termómetros.
En Antioquia se destacan Gran Colombia Gold, AngloGold Ashanti, Mineros S.A., Zijin Continental Gold, Gramalote, Asoagromicauca, Carbonia S.A., el Grupo Argos y Cementos Argos, Cemex, Mina Piedras Blancas y Mina La Margarita, entre otras.
Al respecto la ACM expresó, en la misma misiva, que sus asociados destinaron $16.439 millones al suministro de agua y alimentos para las familias más necesitadas.
Otro de los grandes aportes para combatir los desastres que ha dejado a su paso el covid-19 es la conservación de los puestos de trabajo, que en el caso de las mineras aportan a la fuerza laboral del país alrededor de 158.000 empleos, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane.
Ellas han conservado sus puestos de trabajo y las obligaciones con sus proveedores, a pesar de no tener sus operaciones funcionando al 100%, ejemplo de esto es AngloGold Ashanti, que en uno de sus comunicados “ratificó a cada uno de sus empleados el cumplimiento de las obligaciones contractuales, el pago de los salarios a tiempo y el sostenimiento de las condiciones laborales actuales”.
Igual que Gramalote, que emitió un comunicado en el que expresó, puntualmente, que seguirán cumpliendo con las obligaciones laborales con sus empleados y recibiendo la facturación de sus proveedores a través de correo electrónico.
Pero como ellos muchos más se unieron a esta política, tal es el caso de Mineros S.A., Gran Colombia Gold, Zijin Continental Gold, Miraflores, Minera Anzá, Miranda Gold, Antioquia Gold, entre otros.
El sector minero es uno de los sectores que ha estado eximido de la cuarentena, ya que como lo explica el secretario de Minas de Antioquia, Jorge Jaramillo, “en las unidades productivas mineras no se pueden suspender actividades esenciales como: bombeo en minas subterráneas, que de no hacerlo se inundaría la mina y se perdería el activo productivo; ventilación, indispensable para la evacuación de gases, sostenimiento necesario para evitar el derrumbamiento de la mina; hornos de cemento y cal que alcanzan temperaturas de 1.400 °C, que de pararlos las pérdidas serían millonarias. Además, las minas de carbón, en zonas donde existen carboeléctricas, han sido la fuente de alimentación de las plantas para la energía eléctrica”.
Sin embargo, cuando empezó la cuarentena todas las empresas mineras hicieron un pare para adoptar estrictos protocolos de bioseguridad y adaptarse a las exigencias del Gobierno, reduciendo al máximo sus labores en campo, es decir, operando en condiciones mínimas y enviando a teletrabajo a los empleados de las oficinas.
Y, mientras han tratado de ir normalizando sus operaciones, en especial las que realizan exploraciones, que estaban suspendidas en su totalidad, han adoptado infraestructura y protocolos que han socializado con las alcaldías, la Gobernación y comunidad, con el fin de ir normalizando su actividad.
“La industria minera siempre ha sido pionera en la implementación de medidas y altos estándares para la salud y el cuidado de las personas dentro de las operaciones. El conocimiento y la experiencia de las personas y las empresas son claves para socializar estos procesos en otras industrias que necesitan operar y salvaguardar la vida de sus trabajadores”, afirmó Juan Camilo Nariño, presidente de la ACM.
Prueba de esto es que las grandes empresas mineras ya tienen equipos de pruebas rápidas moleculares y sangre para detección del covid-19, y adoptaron extensión de turnos, con el fin de evitar desplazamiento de trabajadores y en su incorporación nuevamente a su actividad laboral entran a cuarentena.
La importancia de que la actividad minera se normalice tiene que ver fundamentalmente con el papel que desempeñará en la reactivación económica, ya que hace un aporte importante al empleo rural, donde se pueden hacer aislamientos y protocolos de bioseguridad.
“La mimería tiene un efecto multiplicador sobre otras industrias, porque demanda muchos bienes y servicios de otros sectores económicos, como combustible, madera, insumos reactivos, transporte, lo que hace que la economía local, de ciertos entornos mineros, se mueva alrededor de la minería”, expresó Jaramillo.
Además, aporta en regalías, prediales, seguridad social, compra de energía y servicios públicos, desarrollo de infraestructura, inversiones en programas sociales e impuestos importantes al fisco, en especial en momentos de afectación económica.
En el caso específico del oro es un producto que tiene comercio ilimitado, lo que se produce se vende y en tiempos de turbulencia se incrementa su precio, porque es un seguro contra la incertidumbre.
Curiosamente en muchas regiones del país las mismas administraciones municipales y comunidades solicitaron la reactivación de las actividades mineras con el fin de mover el empleo y la actividad económica local.
Ya que donde han existido las grandes empresas mineras las municipalidades y las comunidades mineras se han visto beneficiadas gracias al apoyo que han brindado las compañías, como es el caso de Mineros S.A., que le ha tocado ser palanca de apoyo de ayuda alimentaria e infraestructura de salud en los municipios de El Bagre, Nechí, Zaragoza, Caucasia, Puerto López y Cuturú, además del apoyo brindado a través del programa Antioquia Solidaria para infraestructura hospitalaria y otros programas.
Igual acción ha desarrollado Gramalote, AngloGold Ashanti, Zijin Continental Gold, Gran Colombia Gold, Antioquia Gold, entre otros, con sus municipios mineros y su área de influencia.
Al respecto el Nariño, afirmó: “las empresas mineras tienen un compromiso con las comunidades vecinas. Estas ayudas y el trabajo conjunto demuestran la corresponsabilidad y trabajo articulado entre comunidades, empresas y Estado. El reto es gigante, y estos son los primeros pasos para demostrar que juntos vamos a salir fortalecidos de esta situación”.