No hay inocencia en esos acuerdos internacionales, no defienden los intereses de nuestro país, lo destruyen. Los buitres están por todas partes.
Rapaces, es la palabra que define a aquellas especies de aves que se alimentan de la carroña. Su morfología está diseñada para el efecto. Lucen por ejemplo la cabeza pelada, desprovista de plumaje, pues de tenerlo, se mancharían con la sangre y los otros fluidos de los cadáveres que devoran. Su cuello largo y pelado les sirve para escarbar al interior de los cuerpos en descomposición que buscan y encuentran. Es cierto, la sola descripción de lo que hacen y como lo hacen, genera repugnancia.
Buitres es de igual manera una palabra que describe con precisión a una especie muy particular y execrable de la fauna corrupta. Son aquellos que se aprovechan de las tragedias para hacer su festín.
Las noticias de estos días en Colombia ponen en evidencia los desafueros de la “buitramenta”. Las sumas descaradas que se roban en el festín de los contratos entregados a dedo, para la repartición de los mercados y los subsidios a los más necesitados. Miles y miles de millones que los buitres se reparten con alegría (los contratados y los que los contratan) mientras miran desde sus “alturas” el espectáculo de la miseria, para ver en dónde hay una nueva oportunidad.
Noami Klein (1970) es una periodista canadiense que se destaca por la severidad de sus críticas al Modelo Neoliberal de la economía de mercados. Investigadora rigurosa, ha demostrado con cifras y hechos contundentes la manera como desde las épocas de Milton Friedman, el Modelo ha hecho de las crisis (ya encontrándolas, ya propiciándolas) un “modus operandi” para su beneficio.
En La doctrina del shock (booket 2014) Noami Klein da cuenta de la predilección que tienen los artífices y los pregoneros del Modelo por las dictaduras y las manos fuertes, las perversidades de los negocios realizados, por ejemplo, en New Orleans, poniendo a su servicio los estragos del Huracán Katrina, el “aprovechamiento” oportuno y certero del desastre del 11 de septiembre, la creación mágica de guerras y conflictos a lo largo y ancho del planeta.
La autora desvela esa “terapia del Shock” que lo mismo opera internamente en los Estados Unidos para concentrar la riqueza a niveles incontrolables, que en Irak o en los países de América Latina.
Resalta por ejemplo que, de la misma manera que “la burbuja puntocom, la burbuja del desastre se está inflando de manera ad hoc y caótica” y pone en evidencia los matices de los negocios generados alrededor de la doctrina de la seguridad nacional. En solo Gran Bretaña hay una cámara de vigilancia por cada 14 personas. En Estados Unidos se graban más de 4.000 millones de horas al año. El software analítico que cruza todas estas imágenes está de plácemes (¿descubre usted la particular obsesión por las cámaras de seguridad que tienen personajillos como Fico o Peñalosa?)
Y entonces, cuando algunas personas piensan que este tipo de análisis son fantasías de los teóricos de la conspiración, aparece lúcido y contundente Jimmy Mayer, un empresario colombiano en el más estricto sentido de la palabra, que pone en tela de juicio el Modelo Neoliberal y expresa sin matices que “tenemos que romper el esquema. Tenemos que dejar de ser los idiotas útiles de los países más desarrollados. Cada vez que proponemos un esquema para apoyar nuestras industrias y nuestras exportaciones, hay voces en nuestro propio seno que advierten: no, esto va en contra del tratado X, Y o Z…” (Revista Semana 10/4/20)
Ahhh, ¡crece la audiencia! No hay inocencia en esos acuerdos internacionales, no defienden los intereses de nuestro país, lo destruyen. Los buitres están por todas partes.
El otro escenario, el de la generosidad, el de la solidaridad desplegada por cientos de miles de ciudadanos de a pie en esta crisis, da cuenta de la existencia de la esperanza en otro mundo posible.