Nuestros grandes escritores del mundo,se han ocupado de la Navidad, mediante cortas pero hermosas piezas literarias
Es Navidad; llegó la siempre bella y esperada Navidad, y con ella se hacen vigentes sus inseparables emblemas, desde los comestibles de siempre como la natilla, los buñuelos, las hojuelas, entre otros (según cada región, cada cultura), hasta sus imágenes verdaderamente icónicas (estas sí, universales, y siempre cercanas al corazón de los hombres, sin distingo cultural o económico), como el pesebre y el árbol de Navidad. Sin duda, este último (el árbol de Navidad),es hoy la imagen de más amplia aceptación, reconocimiento y permanencia en los hogares del mundo cristiano. Por esta época, desde el hogar más humilde, hasta el más exclusivo, exhibe en el mejor espacio de la casa, el árbol de Navidad.
Nuestros grandes escritores del mundo,se han ocupado de la Navidad, mediante cortas pero hermosas piezas literarias, donde la sensibilidad, la maestría y el espíritu navideño, se hacen evidentes y fulgen con luz propia. Valga nombrar entre los imprescindibles, al inmenso Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm, E.T.A. Hoffman, Charles Dickens, Oscar Wilde, Gustavo Adolfo Bécquer, Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Rafael Pombo, Ciro Alegría, Truman Capote, Blasco Ibáñez, Agatha Christie, Tolkien y una longa lista.
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Uno de mis autores preferidos desde el vientre de mi madre;el favorito de mi infancia, el inolvidable de mi Juventud y de mi madurez, y de la vida venidera que pueda sobrellevar en esta descuadernada patria, es Hans Christian Andersen, ese danés extraordinario, nacido en Odense, autor de El soldadito de plomo, La sirenita, El patito feo, La pastora y el deshollinador, La vendedora de fósforos, entre otros cientos de cuentos, a más de su espléndido libro autobiográfico El cuento de mi vida, y que es también el padre de un cuento precioso, justamente titulado El árbol de Navidad. La esencia de este cuento corto,está en narrar la historia de un pequeño abeto que ansiaba crecer y crecer como los demás, para ser admirado y hermoso. Estaba tan empeñado en ser mayor, que no disfrutaba su día a día, ni los buenos momentos que le brindaba la vida en el bosque, con todo el esplendor de la naturaleza.
Cada año, los hombres talaban árboles, y él siempre se preguntaba a dónde iban, soñando con ser uno de ellos y correr aventuras por el mundo. Un día descubrió que muchos de sus compañeros eran llevados a casas durante la Navidad y eran engalanados con luces y adornos. El abeto, que ya era grande, se moría por ser uno de esos árboles de Navidad, imaginando un porvenir luminoso, lleno de calor, emociones y momentos agradables.
Al invierno siguiente, le tocó el turno: “al llegar Navidad, fue el primero que cortaron. El hacha se hincó profundamente en su corazón; el árbol se derrumbó con un suspiro, experimentando un dolor y un desmayo que no lo dejaron pensar en la soñada felicidad. Ahora sentía tener que alejarse del lugar de su nacimiento, tener que abandonar el terruño donde había crecido. Sabía que nunca volvería a ver a sus viejos y queridos compañeros, ni a las matas y flores que lo rodeaban; tal vez ni siquiera a los pájaros. La despedida no tuvo nada de agradable. El árbol no volvió en sí hasta el momento de ser descargado en el patio junto con otros, y entonces oyó la voz de un hombre que decía: ¡Ese es magnífico! Nos quedaremos con él” (…).
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La Navidad, ese tiempo maravillosos donde lo arcano se funde con las realidades de la vida (unas veces, afortunadas; otras, llena de penurias y tristezas), es, en todo caso, una invitación a vivir en paz, a ver la vida con optimismo, y, desde la perspectiva literaria, oportunidad para que desde el silencio de la casa y la paz del alma, disfrutemos de los excelsos escritores que al alcance del corazón y de la mano, nos recrean esta época y magnifican el misterio del nacimiento de Cristo.
Puntada final:feliz Navidad y buen año 2018, es mi deseo para nuestros lectores, y en general para esta Colombia que necesita con urgencia la verdadera paz; la que sólo se consigue con el compromiso y generosidad de todos.