¡Basta ya! Ni uno más

Autor: Ramón Elejalde Arbeláez
22 junio de 2019 - 09:07 PM

El grito desgarrador del hijo de María del Pilar debe sonar en los oídos de los colombianos como un mazo a la indolencia e insensibilidad de nuestros comportamientos frente a tanta violencia y dolor.

Medellín

Ramón Elejalde Arbeláez

¿Existe algo más conmovedor que el llanto de un niño? En mi caso, creo que no. Pero si no se trata simplemente de un llanto sino del grito desgarrador por presenciar impotente cómo le asesinan a su señora madre, el impacto sobre quien mire esa escena debe ser absolutamente devastador. Así está hoy Colombia al ver el escabroso video que circula en las redes sociales de la escena vivida en Tierralta (Córdoba) instantes después del asesinato de la señora María del Pilar Hurtado, una humilde recicladora que días antes había sido amenazada de muerte en un panfleto que supuestamente publicaron las autodefensas gaitanistas con algunos nombres compelidos a abandonar el municipio so pena de perder la vida. Con María del Pilar, ciertamente que la perdió.

Lea también: ¿Qué pasa con los líderes sociales?

Confieso que no fui capaz de observar el video de la historia, confieso que frente al hecho de su difusión tengo posiciones encontradas: Buena su transmisión porque se puede lograr el efecto de que Colombia y sus autoridades se conmuevan y busquemos acabar con tanto derramamiento de sangre y mala esa difusión por la utilización de la imagen y el dolor de un niño para lograr ese objetivo.

Tratar de minimizar la muerte de María del Pilar porque no tenía connotaciones de líder social, o por los reales o supuestos problemas de su exesposo, es de una mezquindad increíble. María del Pilar era una mujer trabajadora, luchadora, de condiciones humildes, madre de familia, un ser humano que merece conservar su vida y que nadie, por poderoso que sea, se la pude quitar impunemente.

El grito desgarrador del hijo de María del Pilar debe sonar en los oídos de los colombianos como un mazo a la indolencia e insensibilidad de nuestros comportamientos frente a tanta violencia y dolor que padece nuestra patria. Parecemos una sociedad sin rumbo, una aglomeración de seres inhumanos y sin sentido de nación, un pueblo sin consciencia, atontado. No pareciéramos estar insertos en un mundo que hoy dice llamarse civilizado. Ojalá el desgarrador y adolorido grito de ese niño despierte la conciencia de un pueblo sumido, en la más profunda desidia e indolencia.

La desgracia que padecemos parece ser interminable: ayer unos actores, hoy otros o los mismos, que simplemente cambian de nombre y lo peor, parte de nuestra clase dirigente incendiando y aupando a los violentos y los gobiernos, este y los anteriores, incapaces de controlar esas expresiones de violencia y muerte. Panorama desolador.

Lo invitamos a leer: Jugando con fuego

El respeto a la vida debe ser un propósito de todos los colombianos. No más huérfanos o familias desamparadas. Esa violencia engendra más violencia. Ese dolor trae más dolor. Vivimos en un espiral de muerte que parece no nos conmoviera como sociedad y allí está nuestra principal tragedia. Que el grito lastimero del hijo de María del Pilar no sea en vano. ¡Basta ya! Ni un muerto más

 

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Comentarios:

Edgar
Edgar
2019-06-23 11:40:02
Lo que se necesita en un caso como éste, es que todo el mundo, en todas las ciudades y pueblos, salga a protestar, como se usa en España, por ejemplo, cada vez que haya un caso como éste. Y el que se firma como nelson parece obsesionado con el señor Alvaro Uribe Vélez, de tal forma que éste es el autor de todas las maldades habidas y por haber. Cuánto odio visceral!
Nelson
Nelson
2019-06-23 06:49:14
Se vuelve con el uribismo en el poder a la guerra, a los falsos positivos, a ocupar los primeros lugares en el mundo con el número de desplazados, al despojo de tierras y a darle poder a los grupos paramilitares cono las Autodefensas Marianistas antes fe ente de Carlos Castaño, las Águilas Negras antes frente de Vicente Castaño y a los carrapos que era otro frente paramilitar que no entregaron armas en el mandato uribista y que sus jefes supuestamente fueron asesinados y nadie vio los cadáveres. Presidente, desligarse un poco de las órdenes uribistas, haga los cambios de ministros que requiera para que oxígeno el proceso de paz, muestre autoridad con estrategias que garanticen la seguridad de los líderes sociales, sindicales, defensores de derechos humanos y defensores de tierra (mi padre fue asesinado en el gobierno uribista por ser líder comunal), no queremos guerra ni más líderes asesinados, sus familuares victimas de esta violencia son los que a usted le van a lanzar expresiones irrespetuosa como ocurre con Uribe en estos momentos. Por favor cese ya la violencia que pagamos impuestos para que nos garantice la paz

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