¡No hay baños abiertos para las necesidades fisiológicas de las personas! Vaya cualquiera y dese una vuelta y verá que ninguna puerta de baños permanece abierta, ¡a ninguna hora!
Lunes 17 de septiembre del presente año. Algunas personas habían informado que debajo de la rampa del Coliseo de Básquet Iván de Bedout (U. Dpva. Atanasio Girardot) la que queda frente a la carrera 70 y al colegio San Ignacio, se veía un montón de –al parecer- una o dos libras de heces humanas (y moscos). Saqué algún tiempo y me fui a constatar. Era verdad. El día siguiente, martes, alguien había “tapado” el montoncito con hojas secas de los alrededores de la misma unidad. El miércoles volví a constatar que era verdad (y estaba “regado”). Es posible que así siga por días, hasta que se seque totalmente o las aguas de escorrentía que le llegan desde el patio descubierto, lo arrastren hacia las cañerías internas, que es lo usual con esas aguas lluvias. No olvidemos que la noche anterior al lunes del “hallazgo” –domingo 16- se jugaba el partido por la Liga del Fútbol Profesional Colombiano entre el Atlético Nacional y el Envigado, entre las ocho y las diez de la noche. ¿Podría ser una hipótesis que alguien a esas horas no alcanzaría a guardar su necesidad hasta su casa y debió vaciarla debajo de la oscuridad de la mencionada rampa?
Para los juegos Odesur de Medellín (marzo 2010) la Unidad Deportiva Atanasio Girardot fue restaurada y engalanada al máximo. Innumerables los elogios que se escucharon por parte de las delegaciones y turistas en el reestreno. El agradable espacio se convirtió por esos días en la sala de recibo de la fiesta de Medellín. Como ha sido costumbre y pasados los juegos, muchas familias lo siguieron ubicando como uno de sus puntos de recreación de los fines de semana y festivos, además de aquellas en las que sus padres gozan de unas vacaciones de fecha distinta a las de la mayoría y no poseen las facilidades para otro descanso. Ahí se ven, aun en días hábiles, a padres de familia jugando con sus pequeños. En los fines de semana asisten en mucha, mucha mayor cantidad. Llevan un pequeño fiambre o degustan lo que ahí se vende. Para los amigos, deportistas o no, también es un punto de encuentro y ahí se dan cita para el palique o alrededor de alguna disciplina deportiva de su preferencia o de la simple conversación o frente a un partido de aficionados, además de quienes asisten a la cita de turno de su equipo profesional.
Es decir, el flujo humano es muy grande entre semana y mucho, muchísimo más en los fines de semana. Pero –aquí viene el pero- ¡no hay baños abiertos para las necesidades fisiológicas de las personas! Vaya cualquiera y dese una vuelta y verá que ninguna puerta de baños permanece abierta, ¡a ninguna hora! ¡Si la encuentra, es un verdadero milagro! Porque hubo un tiempo que las cerraban a partir de las cuatro de la tarde y al parecer, las abrían después de las ocho o más tarde, ¡siendo que hay usuarios van desde antes de las seis am!, por sus aficiones o por salud o por su exigencia de competencia deportiva, ¡o por lo que sea! Pero ahora no. ¡No hay baños abiertos! Cuando por alguna milagrosa circunstancia se logra ver uno abierto (porque una persona del aseo necesita sacar un balde de agua o similares) se ve que –si es de hombres- los orinales están tapados con un plástico negro, quizá indicando que se encuentran dañados, ¡pero así han permanecido desde 2016!
Cuando aún cerraban a las cuatro de la tarde fui testigo de una escena: En uno de esos días, cuando una dama, que llegaba apresurada, le preguntó la razón a un encargado de cerrarlos (eran más o menos las cuatro pm), él le contestó que debía hacerlo porque los usuarios los dañaban ya que no sabían usarlos (¡!). Ella le contestó indignada no recuerdo qué y entró, por encima de él, a punto de cerrar y no le importó que fuera de varones, porque el otro ya estaba cerrado. El debió de quedarse –silencioso- en la puerta hasta que la dama salió, lo quedó mirando sin decirle nada, y se fue.
Señor encargado de la Udag, respetuosamente, si es que estuvieran dañados todos no ocurrió eso al mismo tiempo para todos. Cuando algo se descompone, se lo repara. Es elemental.
Respetuosamente, señor alcalde Federico, ¿será tal ineficiencia de su empleado en esa Unidad Deportiva que aún no se ha dado cuenta de la innumerable cantidad de quejas, incluida esta columna? No creo que él pretenda que los usuarios lleguen hasta a caminar sobre la m…