Tras la publicación en la prestigiosa revista británica The Lancet de un estudio observacional de cohorte que demostró que el uso de la cloroquina o hidroxicloroquina contra el covid-19 puede ser letal, la Organización Mundial de la Salud suspendió el uso de la hidroxicloroquina en los estudios del proyecto Solidarity.

Además del trabajo experimental con pacientes hospitalizados, los fármacos han sido recomendados por algunos políticos como útiles para la prevención de contagio por covid-19. Ello a pesar de numerosas opiniones científicas contrarias al uso indiscriminado de las medicinas.

El anuncio fue hecho por el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en su rueda de prensa diaria (ver en: https://bit.ly/2Ab2pn7). En él indicó que un panel de expertos reunido desde el sábado pidió la suspensión mientras revisan el estudio observacional que identificó la peligrosidad de las sustancias.

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El viernes 22 de mayo The Lancet publicó en su edición digital los resultados del estudio observacional realizado Mandeep R Mehra, de la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard; Sapan S Desai, de la Corporación Surghiesphere, de Chicago; Frank Ruschitzka, del Hospital de Zurich, y Amit N Patel del Instituto HCA, de Nashville. (Ver en: https://bit.ly/3d2lMgN)

La investigación partió de reconocer que las recomendaciones de usar hidroxicloroquina o cloroquina, compuestos útiles para el tratamiento de algunas enfermedades autoinmunes y el de la malaria, tenían escasa evidencia sobre su efectividad para el tratamiento intrahospitalario de la enfermedad por covid-19. Ganar esa evidencia era, pues, el propósito del estudio.

En esta clase de investigaciones, explicó la doctora Gloria Sánchez, investigadora de la Universidad de Antioquia, se establecen comparaciones en grupos significativos de pacientes sometidos a un tratamiento, enfrentados a grupos de control que no lo reciben, para identificar efectos secundarios.

Los estudios observacionales no sustituyen los estudios clínicos, en los que los pacientes reciben, o no, el tratamiento a fin de identificar su efectividad o peligrosidad, pero sí pueden inducir a decisiones éticas de no realizar estudios clínicos, sobre todo si se demuestran letalidad o morbilidad por la realización de un tratamiento.

Mortalidad y medicamentos

En el trabajo publicado por la prestigiosa revista científica, los investigadores compararon los resultados de tratamientos ofrecidos a 96.032 pacientes hospitalizados en el mismo período en 671 de todos los continentes. De ellos, señalaron los estudiosos, 14.888 pacientes recibían cloroquina (1.868); cloroquina combinada con otro medicamento (3.783); hidroxicloroquina (3.016) o hidroxicloroquina con otro medicamento (6.221). Entre tanto, 81.144 pacientes formaban el grupo de control, o sea aquellos que no recibían el compuesto.

Durante el tiempo del estudio, 10.698 pacientes, el 11,1% del total estudiado, murieron en el hospital. De ellos, el 9,3% eran del grupo de control, aquel que no recibió cloroquina o hidroxicloroquina, mientras que la mortalidad de los pacientes tratados con los compuestos en estudio estuvo entre 16,4% y 23,8%.

En efecto, el 16,4% de los tratados con cloroquina murió durante su estancia en el hospital, lo mismo que fallecieron el 22,2% de los que recibieron cloroquina y otro medicamento; asimismo, el 18% de los pacientes que recibieron hidroxicloroquina murió, como les pasó al 23,8% de los pacientes que recibió hidroxicloroquina con otro medicamento.

Como conclusión de su estudio, los investigadores declararon que son “incapaces de confirmar un beneficio de la hidroxicloroquina o la cloroquina, usados solos o con un macrólido, para pacientes hospitalizados por covid-19”. Afirmaron en cambio que el uso de cada una de estas drogas para el tratamiento de covid-19 “está asociada al decrecimiento de la supervivencia intrahospitalaria y a la mayor frecuencia de ocurrencias de arritmias ventriculares”.

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Tras la publicación del estudio, la OMS ha anunciado que su panel de expertos profundizará sus estudios sobre estos compuestos sobre los que ya se había aclarado que no sólo no son útiles sino que pueden ser peligrosos si se pretende utilizarlos para prevenir el contagio de la covid-19.