En medio del encierro forzado made in China que vivimos, nos llega la triste noticia de la suspensión del padre Yepes para ejercer el ministerio sacerdotal, hasta nueva orden. Lo curioso del caso es que parecía un tema superado. Algún juzgado había determinado la falsedad de la denuncia que contra él había interpuesto un antiguo empleado, y por lo tanto se habían desestimado los cargos. Pero la Iglesia siguió con sus indagaciones, quien sabe con qué fundamentos, hasta acabarle, por lo menos transitoriamente, la posibilidad del sacerdocio a un curita bueno y trabajador, con el carisma de los gentiles, si es permitida la expresión.

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Como un universo compuesto por hombres, el clero universal es imperfecto, porque el hombre es imperfecto, así nos hayan metido el cuento de haber sido hechos a imagen y semejanza de Dios. La imperfección en este caso puede explicarse y hasta tolerarse cuando se trata de las debilidades humanas en materia de apetitos. Pero cuando se llega a los extremos de perjudicar, calumniar y hasta maltratar físicamente, estamos ante casos de maldad, de desviación de los caminos de un buen hombre, impensables en un sacerdote. Es un contrasentido que un ser consagrado, sea capaz de hacer daño intencionalmente.

Al cuento de la suspensión del padre Carlos, le falta un gran pedazo que ojalá fuera explicado por los protagonistas de la historia, comenzando por la Curia Romana. Las competencias exclusivas del Papa para juzgar vienen en los artículos o cánones 1404 y siguientes del Código de Derecho Canónico, y en ellos se contemplan facultades contra los altos mandos eclesiásticos y los no tan altos que no tengan superiores distintos al llamado Santo Padre. En esta orbita de competencia están, lógicamente, obispos, cardenales, superiores de órdenes, etc., pero no se ven sacerdotes, así sean curas párrocos.

El canon 1415 del Código de Derecho Canónico trae la posibilidad de competencia papal cuando se trate de alias causas quas ipse ad suum advocaverit iudicium (otras causas que él mismo haya avocado a sí). Tratando de desentrañar los vericuetos jurídicos de la Iglesia, podría alegarse que una causa sería en esta caso una conducta tipificada de manera general. Llevar un solo caso a la Rota Romana atenta contra el derecho a la igualdad que rige para curas y legos en cualquier parte del mundo. No hay noticia alguna de que Roma haya asumido potestad para juzgar sacerdotes o curas párrocos por ninguna causa.

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Este es un asunto muy delicado en el que se involucran actores muy importantes y los rumores no le hacen bien a la Iglesia. Hay que informar verazmente para detener las falsas noticias y los rumores de persecución. Bastante diezmada está la popularidad de la Iglesia por culpa de un pontífice cuestionado y bastante poco afortunado para decir y hacer, como para propiciar malas historias de persecuciones y atropellos. Parece que Roma está lejos para algunas cosas, pero no para infortunadas intervenciones. Habrá que defender nuestra iglesia particular de las garras del Vaticano.  

Comentarios:

Carlos Mauricio
2020-05-14 23:32:38

Que daño le hace la curia vaticana a un sacerdote que ha mostrado su inocencia en el caso que se le imputa. Creo que la curia romana debería revisar otros asuntos que se consideran realmente graves (ej, el ejercicio de una especie de para-papado, existiendo un pontífice verdaderamente legítimo (Benedicto XVI), y otro elegido por una especie de cosa-nostra, apoyada por congregaciones religiosas verdaderamente mafiosas (vg. los Jesuítas). La curia de Medellín debe toma cartas en el asunto antes de que la situación se vuelva de verdadera persecución al mejor estilo del cristianismo primitivo, y en contra de sacerdotes ejemplares que sólo se han entregado como profesionales y humanos al servicio de la iglesia; muchas veces estas alumnias levantadas solo buscan propósitos lucrativos o simplemente, quitar la honra de seres ejemplares al servicio de Dios y de su iglesia.

Leo
2020-05-12 15:13:43

Concurro con el autor sobre cuanto daño hace la falta de información en estos casos; o mejor dicho la ausencia de efectiva información por parte de la Iglesia, la cual se hace evidente en esta columna donde el autor se ve privado de fuentes y mal uso de tecnicismos del sistema jurídico eclesial. Lamento la tragedia del padre Yepes como la de tantos otros sacerdotes en similares circumstances, así como comparto el dolor de las verdaderas víctimas de abusos. Para los casos como el del padre Yepes, el proceso esta regulado específicamente por el Mutuo Propio Sacramentorum Sanctitatis tutela, de San Juan Pablo II y modificado por Benedicto XVI, en el cual se tratan los delitos mas graves cuyo único tribunal es la Congregación para la Doctrina de la fe, y no la Rota Romana como lo indica el autor aquí. La suspension en esta ocasión, es una medida cautelar tanto para la PROTECCION del padre Yepes como para la de las supuestas victimas. Esta medida se toma mientras se concluyen las etapas preliminares e investigativas del proceso canónico penal. Se confía y se presume la inocencia del padre Yepes, como en todo sistema penal justo, hasta que se pueda demostrar lo contrario (esperamos que no sea culpable). Lo que mas bien se debería hacer y pedir es al arzobispo de Medellin proveer por el bienestar psicológico, físico y espiritual del padre Yepes y tantos otros durante esta fase, derechos de los sacerdotes tantas veces violados por los prelados. Y por otro lado, la Iglesia si debería proveer amplia instrucción e información sobre estos procesos y las razones detrás de los pasos que se dan. Mucho animo y fuerza al padre Yepes!

Raúl de J
2020-05-12 07:02:07

La defensa del Padre Carlos Yepes adelantada por el articulista es tan especulativa como la supuesta especulación de la Iglesia Católica en la que se funda. A veces, no se entiende a los que tienen la tendencia a cuestionar al Papa Francisco: reclaman porque la Iglesia Católica es débil con los sacerdotes que supuestamente han sido denunciados o se encuentran bajo sospecha de algún delito de abuso sexual; y cuando el Papa, como jefe de El Vaticano, toma una medida cautelar, mientras se investiga un asunto, entonces, ya buscan es defender al sospechoso y no esperan los resultados de la investigación y el fallo definitivo. ¡Al Padre de Yepes no lo han condenado y está, como debe ser, en un proceso de investigación y, en este sentido, no puede ejercer un ministerio que reclama una conducta moral sin duda alguna! El ministerio sacerdotal no es el ejercicio de un congresista colombiano que cuestionado por cantidad de asuntos, se queda con la curul y cuando le fallan desfavorablemente alguno de esos casos, ha terminado su periodo.

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