Las causas de enfermedades respiratorias son diversas, afirmaron los especialistas.
Uno de los temas más recurrentes por estos días en Medellín y el área metropolitana es la calidad el aire que se respira, que según estudios, contiene partículas cancerígenas. La preocupación al respecto se encuentra presente en las autoridades en materia ambiental y de salud, la Administración y, como es apenas lógico, la ciudadanía, que sufre las consecuencias de la problemática, no sólo por las posibles afecciones de tipo respiratorio, sino también por los perjuicios en la movilidad y la economía personal -y familiar- que se derivan de las medidas que se adoptan cuando se emiten las alertas de mitigación y prevención, que incluyen no sacar los vehículos particulares a las calles.
Aunque una de las reacciones que puede generar la información es el temor a sufrir cáncer de pulmón, especialistas en el tema han aclarado que para que se presente esta enfermedad en un individuo, éste debe exponerse a varios factores de riesgo.
Según los estudios más recientes, un 70% de los cánceres se origina por el azar, “es decir, errores de replicación del DNA” en el momento de la división celular en cualquier órgano del cuerpo. El otro 30% se debe a dos factores: la susceptibilidad “con que viene marcada una persona en su nacimiento con respecto a los genes de sus padres, abuelos, etcétera”; y por otra parte, la inhalación de sustancias externas que pudieran estimular la enfermedad, como la gasolina y sus hidrocarburos aromáticos, aseguró Carlos Orduz, coordinador nacional de Enfermedades originadas en Problemas Ambientales, de la Sociedad Colombiana de Neumología.
Uno de los hidrocarburos aromáticos, componente de la gasolina, es el benceno, que de acuerdo con la Agencia Internacional de Cáncer (Iarc por sus siglas en inglés) puede originar cáncer de pulmón, especificó el profesional de la salud.
Más enfermedades
Por otro lado, la inhalación de partículas de PM 2.5 presentes en el aire, de las que tanto se habla últimamente, tan pequeñas que son inhaladas por la nariz, con la capacidad de llegar al pulmón para posteriormente pasar a la sangre, pueden ocasionar varias afecciones.
Si una persona tiene obstruida parcialmente una arteria coronaria por colesterol, tabaquismo o cualquier otro factor asociado a la arterioescleroris “en el momento en que inhala masivamente estas partículas pequeñitas, ellas se pueden agrumar y pueden terminar de obstruir esa arteria precipitando un infarto agudo al miocardio”, aseveró Orduz.
Además, si la obstrucción parcial se encuentra en el cerebro, las partículas pueden llegar a producir una trombosis o un daño cerebral importante.
Asimismo, se ha demostrado por medio de estudios en Estados Unidos, Francia e Inglaterra, que los niños que viajan en la parte posterior de las busetas que funcionan con combustible tipo diesel y que cuentan con un exhosto vertical localizado en la parte trasera del vehículo, desarrollan asma con mayor frecuencia, complementó.
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También, la contaminación ambiental se encuentra dentro de los factores de riesgo para el desarrollo de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (Epoc).
Señaló el coordinador que cuando se presentan altos picos de contaminación, como cuando hay alerta roja, quienes sufren de Epoc, porque fumaron o por su actividad laboral, con mucha más frecuencia tienen crisis agudas, deben ir a urgencias y ser hospitalizadas.
Con altos niveles de contaminación se presentan además, con más frecuencia, afecciones como la neumonía e infecciones de tipo gripal, concluyó el especialista.
Respirando carbono negro
De acuerdo con la explicación de Miryam Gómez Marín, directora del Grupo de Investigación en Higiene y Gestión Ambiental (Ghygam) del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, que estudia el aire, gracias a los análisis químicos y técnicos se ha determinado que más de la mitad de las partículas contaminantes en el Valle de Aburrá son de carbono negro (o black carbon -en inglés-).
Ese componente, que ha sido catalogado como cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS) proviene de la combustión del diesel y la gasolina, así como de las calderas de carbón.
Por esto, recalcó la directora, “tenemos que propender por una política de transporte limpio, nuevas tecnologías, mejores combustibles y usar lo menos posible el transporte”.
Malos hábitos
Por su parte, el cirujano oncólogo Carlos Andrés Ossa, adscrito al Instituto Nacional de Cancerología, explicó que el riesgo de sufrir cáncer de pulmón aumenta en las personas con malos hábitos de vida, como quienes consumen tabaco; por otro lado, para que influya la exposición a la contaminación del ambiente en un posible cáncer, ésta debe ser por tiempo prolongado.
“Para que esa polución, esa contaminación genere un cáncer, no sería de manera inmediata; debe haber una exposición continua durante mucho tiempo, que podría llegar a ser más de diez o quince años”, especificó el médico.
Ossa recomendó practicar hábitos de vida saludables como evitar el consumo de tabaco, tener una dieta alta en vegetales y verduras, ingerir abundante líquido y manejar el estrés, así como hacer ejercicio.
Añadió el cirujano que existen varios tipos de cáncer de pulmón, pero “hay un factor genético, unas mutaciones de un gen específico, que parece que tienen mayor presencia en población antioqueña. Si se analizan las estadísticas, la principal causa de muerte nuestra es cáncer de mama en las mujeres; cáncer gástrico en hombres, y también pulmón”.
Muestran responsabilidad como individual
No obstante, Juan Gabriel Piñeros, director del Grupo de Investigación en Salud y Ambiente del Área Metropolitana, señaló que es frecuente que a las personas se les atribuya el cáncer únicamente por sus hábitos de vida, dejando de lado el riesgo que implica la exposición al medio ambiente.
“Por lo general los sistemas de salud pública tratan de incidir sobre asuntos individuales. Es más fácil decirle a usted que su cáncer de pulmón es porque usted es fumador, que decirle a la población en general que cada vez que prende el carro está contribuyendo al problema de salud respiratorio y al cáncer de pulmón de las personas”, subrayó.
“Es más fácil que las responsabilidades caigan a nivel individual y después socialmente decimos, ah, ¡sí ve, para qué fumó o para qué se alimentó mal!”
“Es mucho más difícil cuando uno les está diciendo que no controlar las emisiones de los carros” afecta, así como la alta adquisición de vehículos.
El más común
Por su parte, Carlos Saldarriaga Henao, cirujano de tórax de la Clínica El Rosario y el Instituto de Cancerología, anotó que no es posible afirmar, de manera responsable, que la población de Medellín va a sufrir más la enfermedad que los habitantes de “ Bogotá, Pekín, Nueva York, Sao Paulo, o Los Ángeles, que pueden tener índices de contaminación similares”.
En su concepto, una aseveración de este tipo sólo podría ser emitida por un investigador. “Cuando alguien vaya a decir eso tiene que tener las pruebas, porque entonces vos qué vas a hacer con cuatro millones de personas buscando irse del Valle de Aburrá”.
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Saldarriaga Henao recalcó que el cáncer de pulmón es el más común en el mundo y la primer causa de muerte relacionada con esta enfermedad. De 100 pacientes diagnosticados, sólo 15 tienen posibilidades de operarse, y de éstos, “aproximadamente el 15 % puede estar vivo en cinco años”.
No obstasnte, en la actualidad la ciencia médica ha logrado progresos considerables que brindan a los pacientes la posibilidad de tener una mayor supervivencia que la obtenida hace veinte años.
De esta manera las personas se benefician con los avances en quimioterapia y radioterapia, aunque “la única posibilidad de curarse de un cáncer de pulmón es con cirugía”, concluyó.
¿Por qué no se mejora el combustible?
A principios de marzo, Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, le envió una carta al presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, solicitando que se mejore la calidad de los combustibles, que producen el 80% de las partículas de suspensión de la atmósfera.
En la misiva, el mandatario local pidió a la compañía adoptar medidas para que la gasolina que se distribuye “pase de 300 partes por millón de azufre a un nivel de 50 partes por millón de azufre”, mientras que en el caso del combustible tipo diesel, Gutiérrez expresó la necesidad de pasar “de 50 partes por millón azufre a 10 partes por millón”.
A finales de febrero, también el Concejo de Medellín envió una misiva al directivo de la compañía petrolera con la intención de disminuir los índices de contaminación de la ciudad.
En ese momento la Corporación manifestó a Echeverry que "durante el año 2016 los límites permitidos para cada contaminante crítico no sólo excedieron los límites permitidos por la OMS sino también por la norma nacional. Así mismo, el monitoreo de nuestra autoridad ambiental registra que niveles de bencenos, toluenos y xilenos que están relacionados directamente con los combustibles fósiles también han superado los límites de la OMS y la norma nacional. Esto es grave, considerando su significado toxicológico y efectos cancerígenos".
Pero “hasta ahora no hay ninguna respuesta clara”, indicó Daniel Carvalho, corporado por el partido Creemos, quien explicó que ya se ha hablado de la posibilidad de traer a Echeverry al Concejo de Medellín “para que él nos responda, pero la información que tengo es que en este momento para Ecopetrol es difícil suministrar un mejor combustible, por lo que se está estudiando la posibilidad de poner aditivos en el mismo para mejorar la calidad”.
A finales de febrero iniciaron dos estudios que permitirán determinar la correlación entre la calidad del aire y sus componentes y los efectos en la salud, con lo que las autoridades podrán tomar las decisiones pertinentes en aras de hallar soluciones, aseveró Enrique Henao Correa, líder de Salud Ambiental de la Secretaría de Salud de Medellín.
Esa dependencia reconoce que hay inconvenientes por la contaminación que pueden agravar los problemas de salud pública, “pero no con la gravedad que lo quieren manifestar algunos”, subrayó.
Henao Correa enfatizó en que las alertas ambientales implementadas han obedecido a las últimas normas emitidas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés), “mientras que la normatividad colombiana es mucho más laxa”, lo que ha ocasionado que las medidas se tomen cuando en otras ciudades del país, que pueden contar con los mismos niveles de contaminación, no se proceda de igual manera.