La artista Úrsula Ochoa, colaborada del Suplemento Cultural Palabra&Obra de EL MUNDO, tiene abierta al público la exposición Abstracciones domésticas en la Alianza Francesa. Se trata de una reflexión sobre el papel que han debido asumir las mujeres durante la historia en el campo de las artes plásticas.
Si una mujer quisiera tomar una de las esculturas, de las planchas que Úrsula Ochoa presenta en la muestra Abstracciones domésticas, se llevaría en sus manos una imagen de la historia, ya que la maestra en Artes Plásticas presenta creaciones que pretenden poner en conversación el papel de la mujer en contextos como el doméstico, de la mano de momentos y personajes históricos que tuvieron que ver con la dominación de ideales masculinos a la hora de escribir capítulos fundamentales para el devenir culturas y artístico de la humanidad.
Esas planchas, creadas este 2017, las llama Dispositivos de “emancipación” y le permiten con éxito lo que ella define como lanzar “un comentario sobre los aparatos que a aparecen para, aparentemente mejorar la calidad de vida de las mujeres, y hacer mucho más fácil sus oficios domésticos, por lo que la invención de la plancha eléctrica se tomó como una gran mejora a este invento”, mientras presenta en dichos objetos imágenes de mujeres que piden votos o son dominadas por hombres que quieren arrestarlas.
La exposición está dispuesta para hacer un recorrido por técnicas como la escultura, la pintura y el collage hecho con archivo fotográfico, pero también para encontrarse por preguntas sobre la mujer en momentos trascendentales como la creación en 1886 de la Escuela de Nacional Bellas Artes en Colombia, donde el género femenino no pudo estar para aprender a pintar sino hasta 1899.
Por otra parte, Ochoa presenta un oxímoron entre la abstracción de la mujer con la abstracción geométrica. Lo hace en la serie Geometrías ornamentales, refiriéndose a la manera en que la crítica “especializada” vio como de total normalidad que sus nombres no estuvieran presentes en vanguardias o tendencias (en las que bien los pintores o escultores las denominaron “musas” de su inspiración); con lo que plantea, a su vez, la importancia de la abstracción para el siglo XX, en cuanto amplió los horizontes a la hora de crear luego del debate de lo abstracto vs lo figurativo, lo cual puede ser comparado con la necesidad de que la mujer dejara de dedicarse a planchar, para que tomara un papel fuerte en la creación plástica.
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Cabe destacar que otra de las series de la muestra que abre el debate sobre la negación, sobre esa manera de “abstraer la historia”, es Geometrías ornamentales, en la que, además de ver cómo evoluciona el trabajo que desde los conjuntos de obras Simetrías (2012) y Ornamentales(2014) venía planteando la artista, une a creadores importantes como Jackson Pollock, Willem de Kooning, Alfred Barr, SaulSteinberg o Robert Delaunay, a través de archivo fotográfico, con mujeres que, según su investigación, se destacaron en esos periódicos históricos, pero no lograron brillar ante tales figuras masculinas.
En conclusión, en el trabajo de la artista, la hora de ir a planchar pasó, se agotó, para darle color y formas a la mujer creadora, transgresora, gestora y constructora de una historia del arte no parcial ni restrictiva, lo que podría aplicarse a las demás disciplinas en las que pudo estar relegada.