Yacimientos viejos y poca exploración condenan al petróleo colombiano

Autor: Andrea Arboleda Yarce
26 marzo de 2017 - 02:00 PM

Aunque el país aún tiene reservas de petróleo y sus exportaciones se mantienen, diversos factores afectan directamente la producción de crudo y es necesario analizar la rentabilidad para la economía nacional.

Colombia

Durante años Colombia disfrutó de una producción de petróleo respetable, los yacimientos eran suficientes y las reservas alcanzaban. Todo era parte del idilio con el oro negro por el que atravesaba el país. Durante el 2014 el precio del crudo tuvo una caída significativa en todo el mercado mundial, factor que afectó altamente a los exportadores del producto, y Colombia no fue la excepción. Desde entonces el panorama no ha mejorado y diversos factores contribuyen a colocar un gran signo de interrogación sobre el futuro petrolero del país.

En el año 2013 Colombia alcanzó un millón 13.000 barriles por día (bpd) mientras en 2014 tuvo un desempeño anual de 990.000 barriles, en 2015 logró 1’006.000 barriles, demostrando una leve recuperación en la producción. Sin embargo, durante 2016 las cifras revelaron que la producción anual cayó hasta los 899.000 barriles diarios.

Aunque son diferentes los factores a los que se les atribuye la caída de la producción de crudo en el país, en este momento hay tres determinantes en los que analistas y empresas dedicadas al tratamiento y transporte de petróleo coinciden.

Para Alejandro Martínez, expresidente de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), la explicación de la baja en la producción de crudo se debe a que no hay nuevos yacimientos. “La relación reservas-producción está en menos de 6 años, que es un nivel muy bajo y la producción está declinando al 12% anual. Es un escenario crítico porque de no aparecer nuevos descubrimientos, el país se vería abocado a perder los ingresos por las exportaciones y a asumir el costo de importar crudo para abastecer la demanda interna”, opina Martínez.

Costos elevados

Para John Fernando Escobar, Ingeniero de petróleo y actual rector del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, la producción actual en Colombia no representa una enorme baja en relación con años anteriores. “Colombia se aproximó al millón de barriles de petróleo precisamente persiguiendo el precio, meta que no se ha alcanzado. Teníamos un petróleo muy costoso ubicándose muchas veces por encima de los US$80, en algunos casos tocando los US$100 lo cual producía una renta inmensa”, explicó Escobar.

Agregó el académico que, con el rebote que generó en la industria del petróleo la caída del precio, los costos de producción comenzaron a ser cada vez más elevados y la poca rentabilidad de exploración, explotación y exportación se hizo real y la decisión de cerrar campos se tuvo que tomar.

“Con un petróleo mucho más barato, aproximándose a los US$50 por barril (en algunos casos llegó a estar a los US$36), llegaba a ser casi tan costoso producir el barril que vender el mismo, entonces no había una ganancia.”, añadió Escobar.

La producción promedio de Ecopetrol, la principal petrolera del país, en el 2016 se ubicó en 718 mil barriles de petróleo equivalente por día (kbpd), cifra superior en 3.000 barriles a la meta de 715 kbpd establecida para 2016. Esto según cifras suministradas por la misma petrolera.

Pero en comparación con el 2015 se presentó una reducción de -5,6% (una caída de 43.000 barriles), que se explica por la declinación natural de los campos y, principalmente, por la desaceleración de las inversiones durante el primer semestre del año, a raíz de la caída de los precios del crudo en los mercados internacionales, que en promedio disminuyeron cerca del 20%.

Baja exploración

Otra causa a la que se le puede atribuir la baja producción de petróleo en Colombia en los últimos años y de acuerdo con los analistas consultados, es a la poca exploración y los bajos recursos destinados a esta actividad.

A mediados de 2010 se evidenció la poca exploración de yacimientos nuevos y el envejecimiento de los ya existentes, es decir, los pocos campos de petróleo iban teniendo un declinamiento en su producción que podría prever un futuro complicado para esta industria.

Pedro Nel Benjumea, ingeniero de petróleo y decano de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, señala que “realmente en los últimos años el país no ha tenido descubrimientos importantes de yacimientos de petróleo, el último gran descubrimiento fue en Piedemonte en los años 90 y de ahí para acá lo que se ha descubierto son campos más pequeños, y entonces nos hemos dedicado a mejorar el recobro de crudo de yacimientos existentes hace muchos años, bien sea con técnicas de recobro mejorado o perforando nuevos pozos de producción, con lo que se ha logrado mantener la producción”, pero añade que este recobro no ha sido suficiente.

Diego Camacho, director de investigaciones económicas de la comisionista de bolsa Ultraserfinco, coincide con Benjumea en los factores que impactan directamente la producción de petróleo en Colombia, y agrega: “Básicamente el panorama no se ve muy claro a partir del año 2021-2022, aunque algunas personas coinciden en que serán diez años para la producción petrolera vigente, pero Colombia exporta algo de lo cual no es un gran productor en el mundo”.

Al respecto, Alejandro Reyes, analista independiente, considera al igual que Camacho, que es momento de que el país busque mejorar su modelo de desarrollo económico.“Cuando tienes una economía como la nuestra, donde se tiene una producción de petróleo que está muy dependiente de pozos que ya tienen varios años en funcionamiento, estos empiezan a declinar su producción y es un comportamiento natural. Para evitar que esta caiga, hay que seguir invirtiéndole a extracción, a la exploración de nuevos pozos, pero debido al poco retorno en esas inversiones últimamente, ha sido muy difícil”, explica Reyes.

Nuevas modalidades

Entre los factores que contribuyeron a la caída del precio del petróleo a nivel mundial, explica Escobar, estuvieron las nuevas formas de extracción y producción de crudo en el mundo. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, la modalidad del fracking, que es el fracturamiento de formaciones rocosas, se dio como un boom en la industria petrolera y la crisis llegó y obligó a que la producción de otros países bajara su ritmo. “Muchas veces el petróleo que consumíamos se había comprado dos años antes, entonces se vendía sobre la producción supuesta. Al producirse una caída en el precio los países que más consumían comenzaron a ralentizar esa producción tratando de recuperar el precio y, otros, que tienen esta opción como su mejor vía de ingresos, produjeron más porque lo podían hacer más barato. Mientras que en algunos yacimientos de Colombia el precio de llevar un barril a la superficie está alrededor de los US$30, en algunos países del Oriente Medio solamente son US$7 o US$5”, situación que, explica Escobar, provoca que el precio vaya cayendo y quienes no pueden estar en ese escenario se tienen que retractar.

Información oficial de Ecopetrol señala que “uno de los pilares del Plan de Negocios al año 2020 es el enfoque en inversiones más rentables, reforzando la aplicación de criterios estrictos de capital a la aprobación de nuevas inversiones, con énfasis en la generación de valor por encima de crecimiento volumétrico”, lo que quiere decir, según ellos, que a la compañía le interesa producir los barriles que sean rentables y que le generen valor a Ecopetrol y al país.

Además, al referirse a la poca exploración, señalaron que este año, a pesar de lo difícil que fue el 2016, hay luces de buenos momentos. “En 2017 las inversiones en exploración y producción se invertirán US$2.850 millones, el doble de lo estimado para 2016. Específicamente en producción, la perforación de pozos de desarrollo se elevará de 150 en 2016 a más de 500 en 2017”.

Baja competitividad

Por otra parte, para la Asociación Colombiana de Petróleo, hay otros factores que también afectan la producción de crudo. “En Colombia existen una serie de obstáculos para la operación de las empresas, que evitan la normalidad en los procesos de producción. Factores como bloqueos a los campos petroleros, conflictividad social y, este año, el aumento de los atentados a oleoductos del país, se convierten en elementos determinantes que frenan la producción y dificultan el desarrollo de nuevos proyectos”.

Durante décadas el sistema de oleoductos de Colombia, compuesto por extensas redes que transportan el crudo, se ha visto sometido a la violencia por parte de grupos armados, sin embargo, durante los últimos años, estos atentados directos han mermado, y aunque también esto influye en la baja producción de petróleo en el país, pesan más los otros factores: el precio del petróleo y los pocos y ya viejos yacimientos que existen.

Según Camacho, “el 90% de la caída de la producción de petróleo está asociada a los precios internacionales y al ajuste de los costos del mercado local. Sí hay un tema con los oleoductos y es la presión que algunos grupos alzados en armas mantienen sobre ciertos segmentos de los oleoductos. Eso es cierto, el nombre propio de eso se llama Eln que sigue haciendo algunos atentados, pero no es el factor que explique la caída de la producción que se debe más al contexto internacional, mientras que el tema con este grupo armado es las dificultades que hay en el bombeo en algunas ocasiones”, a lo que añade que “no estamos en los picos históricos de violencia con los oleoductos pero es un problema que persiste”.

Situación, por ejemplo, que vive en estos momentos el oleoducto Caño Limón – Coveñas, que hasta el día de hoy ajusta 41 días de producción suspendida debido a un atentado.

A esta situación se refiere Martínez al explicar que “cuando el oleoducto de Caño Limón-Coveñas sufre un ataque y la reparación se demora, eso puede conllevar a que el Campo de producción deba parar su producción y, si es muy demorada la reparación y se secan los tanques en el puerto, puede también afectar las cifras de exportación”.

Adicionalmente, Cenit Transporte y Logística de Hidrocarburos S.A., filial de transporte de hidrocarburos de Ecopetrol y encargada de operar los oleoductos de la misma, afirma que “es importante recordar que tanto el oleoducto Caño Limón como el Trasandino, sufren desde hace muchos años afectaciones por cuenta del apoderamiento ilícito de hidrocarburos, es decir, grupos ilegales roban crudo de diferentes tramos de estos sistemas de transporte de petróleo”.

A pesar de ello, Cenit asegura que “la capacidad instalada en la red de oleoductos del país, es suficiente para atender toda la evacuación de crudos demandada, tanto para la alimentación de las Refinerías de Barrancabermeja y Cartagena como para los puertos de exportación de Coveñas y Tumaco”.

En este sentido, agrega Juan Camilo Dauder, gerente de Equity Research de Credicorp Capital, “durante los mejores momentos de producción petrolera del país era necesario complementar con carros-tanque el transporte de petróleo que hacían los oleoductos. Hoy en día, con la baja producción, no se están usando tantos vehículos y el sistema de oleoductos funciona con cierta holgura”.

¿Qué le espera al país?

Para este año, los cálculos de la ACP estiman que “la inversión en producción se ubicará entre US$3.070 y US$3.370 millones, con lo que se recuperaría la inversión registrada en 2016. El programa preliminar indica que se perforarán de 600 a 700 pozos de desarrollo con lo cual la producción de crudo del país sería de 890.000 barriles diarios en promedio al año. De darse estos pronósticos, la extracción de hidrocarburos en 2017 se mantendría estable con respecto a 2016”.

Reyes analiza la situación como algo preocupante, de la cuál debería extraerse una reflexión frente al modelo actual del desarrollo de la economía. “Es grave porque nos genera menos divisas, porque nos mantiene la tasa de cambio muy presionada hacia arriba, nos genera menos financiamiento del Estado, pero debería ser tratado como una lección para cambiar la estructura de producción del país, para poder tener unos panoramas de exportaciones un poco más amplios y menos dependientes de un solo producto”, puntualizó.

Por otro lado, Benjumea le apunta al tema del posconflicto como un beneficio también para la exploración de nuevos pozos petroleros y ve como una urgencia para el país incrementar los hallazgos e investigaciones en zonas no exploradas para mejorar la tranquilidad y asegurar la autosuficiencia. “Creo que hay zonas del país como la del Catatumbo y la del Putumayo que tendrán todo el potencial de seguirse explorando y explotando en la medida que realmente el conflicto sí cese realmente en esta zona”, concluyó Benjumea.

El panorama para Camacho sigue siendo serio y no ve una expectativa clara o de mejora a corto plazo: “No utilizaría la palabra grave, sino serio, porque lo que esto revela es que la ausencia total de un modelo de desarrollo económico, con una administración de medidas a muy corto plazo, que no toma en consideración propuestas de agregar valor, sino que quiere mantener el modelo de exportación de bienes básicos sin mayor valor agregado”, concluyó Camacho.

¿Cuánto pierde Colombia con los atentados al sistema de oleoductos?

Décadas atrás los ataques terroristas por grupos armados contra el sistema de oleoductos del país, se vivía a diario, problema que aquejaba a la producción de petróleo. Sin embargo, con los años este problema, aunque ha ido disminuyendo, especialmente por la firma de los acuerdos de paz, hay grupos ilegales que siguen atentando contra el transporte de petróleo. Este factor se suma a las diversas causas de la baja producción de petróleo en el país, aunque no es el mayor responsable de la caída significativa como sí lo ha sido el precio del petróleo en el mercado mundial.

En un informe de Ecopetrol se precisa la situación actual de los oleoductos, donde el Caño Limón-Coveñas lleva paralizado 41 días debido a los atentados presuntamente de la guerrilla del ELN. Debido a esto se tuvo que suspender desde el pasado 6 de marzo la producción de petróleo en el campo Caño Limón en Arauca, el cual es operado por Oxy y donde se producen unos 52.000 barriles diarios de crudo.

En lo corrido del 2017 el país ha dejado de producir más de 900 mil barriles de petróleo por las 28 voladuras contra el oleoducto Caño Limón.

Por su parte el oleoducto Trasandino, que tiene una capacidad para transportar 80.000 barriles de petróleo por día, se encuentra operando normalmente. No obstante allí, a diferencia de lo que ocurre con el Caño Limón, el problema es la instalación de válvulas ilícitas para hurtar crudo que es utilizado para el procesamiento de coca y la minería ilegal en el sur del país.

En Nariño, la práctica de hurto de crudo para ser refinado ilegalmente reemplazó la problemática de los atentados terroristas, que azotaron la región en años anteriores. Los atentados al Oleoducto Trasandino pasaron de 55 en 2014 y 33 en 2015 a solo 2 en 2016, como resultados de la tregua bilateral y el posterior acuerdo de paz firmado con las Farc.

En los dos últimos años, Ecopetrol ha detectado más de 1.200 válvulas ilícitas instaladas por organizaciones criminales en distintos tramos del Trasandino en el departamento de Nariño.

En 2016, de 549 válvulas ilícitas que se detectaron en los sistemas de transporte del país, el 90,5% (497) se encontraron en este. En 2016 fueron hurtados 422 barriles por día (154.434 barriles en el año), mediante perforaciones ilícitas.

La situación también es preocupante debido a que los grupos al margen de la ley solo logran utilizar el 38% del producto, es decir, que el 62% restante es desechado en suelos, ríos y zonas verdes, entre otros.

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