Contra toda predicción la democracia funciona, vaya usted a saber porqué.
Contra toda predicción la democracia funciona, vaya usted a saber porqué. Si miramos bien una gran parte de las personas que la defienden lo hacen de boca para afuera y toman decisiones muy antidemocráticas para beneficiarse a ellos y a sus amigos. Muchos de los que supuestamente trabajan para la democracia en varios campos lo ven como un negocio cualquiera en el que se reciben unos beneficios y se tiene un guión para vender el producto. Los hechos cotidianos demuestran que un buen número de gente en apariencias decente que dice defender estos principios no tiene un verdadero compromiso con los valores de igualdad, meritocracia, justicia, equidad, legalidad, etc, que inspiraron este modelo político con el cual se quería domesticar el egoísmo y la maldad humana. Estos son los enemigos ocultos de la democracia, los caballos de Troya. No me refiero a los que la desafían con ejércitos o tienen empresas criminales o redes de corrupción organizada, pues esos ya están bien visibles, sino a aquellos ciudadanos que estando supuestamente al servicio del perfeccionamiento de las instituciones democráticas demuestran con sus actos que no les importa sacrificar los principios que la inspiran por debilidades humanas como el egoísmo, la avaricia, la envidia, la venganza, la lujuria y sobre todo la ambición de recursos, de poder y de figuración. Así las cosas, teniendo tantos enemigos visibles, como los revolucionarios comunistas, los prodictadores fascistas, las mafias organizadas, los corruptos por vocación, y para rematar estos falsos amigos invisibles, no se entiende como esto funciona. ¡Pero funciona! ¿Por qué? Al parecer porque a pesar de la injusticia del capitalismo que la acompaña y de todas sus contradicciones, especialmente esta aquí mencionada, apostamos por ella y confiamos en que los enemigos externos e internos de la democracia van a ser derrotados o por lo menos neutralizados. Pero eso no significa que nos creamos las patrañas de quienes se dicen prodemocracia y son incoherentes con esa afirmación. Optimistas sí, ingenuos no.
* Profesor Titular Universidad Nacional