Se cumplen 25 años de Barcelona 92, uno de los Juegos Olímpicos más memorables y donde Colombia hizo historia en las piernas de la antioqueña Ximena Restrepo.
Lo primero que sintió Ximena Restrepo cuando vio en la pantalla del Estadio Olímpico de Barcelona que había ganado la medalla de bronce en los 400 metros fue alivio. Después empezó a entender que había hecho historia.
"En ese primer momento fue un desahogo. Estaba muy nerviosa. Siempre fue un problema que tuve para las competencias, era muy buena competidora pero me ponía muy nerviosa. Después llegó la felicidad y me di cuenta de lo que hice, que era la primera medallista mujer en Colombia", recordó Restrepo en una entrevista con la agencia de noticias EFE.
La medalla de bronce obtenida por Ximena Restrepo fue casi un milagro si se tiene en cuenta la falta de recursos que en esa época padecía el atletismo en Colombia.
"Creo que fue algo muy espontáneo lo mío, algo que se dio como una equivocación. A veces pasan ese tipo de equivocaciones", reconoció la atleta.
Llegó a los Juegos de Barcelona convencida de que se metería en la final de los 400 metros. Los tiempos en las carreras que había corrido ese año respaldaban su optimismo.
La gran cita era el 5 de julio de 1992. Restrepo se despertó temprano y fue a hacer estiramientos a una pista cerca de la Villa Olímpica para aplacar esos dichosos nervios que la carcomían antes de cada carrera.
"Después tuve que esperar hasta la hora de la competencia, que era a las 8 o las 9 de la noche. No te quieres cansar, hay que comer bien. Es todo muy neurótico, fue un día muy largo", relata.
La colombiana corría en el carril número seis. Tuvo una mala salida, algo poco habitual en ella, pero se recompuso y entró a la recta final con opciones de pelear por el tercer puesto.
"Siempre tuve un buen remate. Algo que trabajé mucho con mi entrenadora fue mantener la técnica de carrera, no desarmarme. Pasa muchas veces que cuando uno se cansa empieza a manotear, se desordena. No es que yo aumentara la velocidad, simplemente me mantuve ordenada y pude pasar tercera", explicó.
Alzó la cabeza y miró la pantalla. 49,64 segundos. Récord sudamericano y su mejor marca personal. Y lo más importante, cinco centésimas por delante de la rusa Olga Nazarova. La medalla de bronce era suya.
A sus 23 años, Ximena Restrepo había tocado el cielo en Barcelona casi sin proponérselo. "Nadie se lo esperaba. Casi no había periodistas colombianos, estaban los que habían ido para seguir la selección de fútbol y se habían quedado porque yo corría, pero en realidad nadie esperaba esa medalla en Colombia".
Su vida cambió tras el bronce de Barcelona. Se multiplicaron las solicitudes de entrevista y su figura adquirió popularidad en Colombia, pese a que los últimos años los había pasado en Estados Unidos.
Se licenció en Periodismo en la Universidad de Nebraska, adonde llegó con su entrenadora para prepararse y competir con las atletas estadounidenses, las reinas de la velocidad.
Después del éxito en Barcelona, los Juegos de Atlanta'96 tenían que ser los de la consagración de Restrepo. Pero los agresivos entrenamientos y el estrés le pasaron factura a su cuerpo y una lesión de espalda echó al traste sus planes.
"Si yo hubiera sabido en esa época lo que sé ahora, hubiera hecho cosas distintas. No me rodeé nunca de un equipo multidisciplinario. Éramos mi entrenadora y yo, no tenía médico, psicólogo ni nutricionista, no tenía nada. Eso al final me jugó en contra para los Juegos de Atlanta. Mi cuerpo no aguantó más".
Se retiró a los 30 años cuando quedó embarazada de su primera hija. Desde 1992 reside en Santiago de Chile junto a su familia. Está casada con el exlanzador de peso chileno Gert Weil, a quien conoció en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988.
Tiene una consulta en la que ofrece "coaching" nutricional y sigue ligada al atletismo trabajando con la Organización Deportiva Sudamericana (Odesur).
Ximena Restrepo explicó risueña que no regresó a Barcelona, la ciudad que la vio brillar, hasta el año pasado.
"Estuve recorriendo el Estadio Olímpico y ¡lo vi tan chiquito! Me acuerdo que entonces me pareció enorme. Fue muy emocionante, fuimos los cuatro y fue emocionante estar ahí otra vez después de tantos años", rememoró.