No es que sus pintas sean de figurines. Su figura delgada pero armoniosa la viste él mismo, incluidos sus miedos e inseguridades para los que tiene una prenda o un accesorio que él solo las identifica, como sus botas negras del Dr. Martens.
Sus ojos muy vivos analizan y van más allá de hacer solo una radiografía de la pinta que ve pasar, él entra en el ADN como buen observador. Estudió artes plásticas en la Universidad Nacional, especializándose en Estética. En España hizo un curso de Arte y Publicidad. En Milán un curso de Estilismo, en el Instituto Europeo en Diseño. 
Al llegar al país en el 2001 se encontró que en la UPB se daba inicio a la carrera de Diseño de Vestuario. Le hicieron un llamado y desde ese entonces es docente de la cátedra de Historia del Vestuario y además tiene el modulo de Estilismo. Ha escrito dos libros para Inexmoda, uno con la UPB y está terminando el cuarto, al que no le tiene título todavía; en él explora nuestra geografía de la moda, en la calle, en sitios y lugares que se consideraban elegantes en Medellín. Un libro que será para el 2018.
Así es William Cruz Bermeo y esto dijo en entrevista: 

¿Qué piensa al vestirse?
Todo es una intuición instintiva por el adorno, por representar lo que sentimos, el impulso no es solamente funcional, queramos estar o no a la moda es un estar tranquilos. Vestirse no es solamente protegerse, es proyectar, es verse bonitos, es salir de determinada circunstancia. 
Es una manifestación de importancia por valores estéticos que un día compró. No existe un acto cotidiano sin que nos importe. Por algo tiene uno esa pieza en el clóset. 
Lo barato o lo caro influyen, de aquí el valor de las marcas que sea más prestigiosa que otra. A la industria de la moda se le critica ese juego con la ilusión pero son símbolos del mundo capitalista.

¿Cree que la gente cambie sus conceptos de vestir por los consejos que le dan?
No creo que la gente cambie de la noche a la mañana con una asesoría de imagen, creo que la apariencia individual es un modo de hacer que cada persona construye en el tiempo, por eso no creo en las reglas de estilo. 
Alabo frase de Miuccia Prada: “No creo en aquello que debes vestirte de acuerdo a la edad”. 
Tu edad biológica no la determina una ropa. Son códigos que se han ido construyendo, es cruel tener una ropa según la edad, dejar de usar cosas atractivas porque los códigos dicen que no te puedes vestir así, no creo en las reglas del buen vestir, los consejos de universalidad para vestir de tal o cual manera. 
Algo bonito que permite la moda es crear estilos, creo en la inteligencia de moda, los que saben negociar sus impulsos, el aceptar o rechazar lo que está en el mercado. 
Más que darle reglas del bien vestir a la gente hay que entrenarlos en el ejercicio de la personalidad en cómo podemos utilizar la ropa, en cómo proyectas esa personalidad, creo que puede ser un mundo más feliz, más congraciado con la vida. 
Por ejemplo a mí me atormenta cuando me dicen que vaya vestido de etiqueta, nunca me he sentido bien con una corbata. Claro que hay un protocolo de situaciones.

¿Tiene la moda una definición en estos tiempos?
Sí y es la definición que se puede hacer desde lo cultural, lo económico e incluso como manifestación estética. Es una industria que produce objetos que llena de sentidos, que genera empleos, que mueve la economía de un región. 
Lugares como París, en donde la moda fue y es un musculo de economía, hace cultura porque cualquier movimiento que busque romper esquemas tiene que buscar formas de expresión y en ese proceso crean moda. 
Como cultura hay un tema que todo el mundo se niega y es el de la frivolidad y resulta que la frivolidad es clave en el disfrute, es un aspecto que mueve la moda.

¿Siempre tienen que haber tendencias?
Sí y hay que entenderlas como el ambiente cultural de una época que genera gustos, inclinación a preferir una cosa u otra y desde el punto de vista económico se puede analizar como necesario para saber hacia dónde va la producción de lo material. 

¿Hay demasiadas escuelas de diseño ?
La industria como tal requiere de diseñadores en diferentes campos, hoy en día se exige más y es una profesión que se transforma en el tiempo, todas ofrecen un perfil distinto, lo importante es preguntarse cómo me veo en mi proyecto. 
Todas tienen una inclinación distinta, conceptual, empresarial, emprendedora. Hay unas de espíritu más empresarial, otras venden humo, venden una visión romántica al diseñador. 
Yo veo la figura del diseñador de hoy como un artista en prospecto que tiene que sacar sus demonios interiores y materializarlos en un vestido. 
En el mundo de hoy no se requieren estrellas, sino diseñadores con capacidad de entender la industria en un sentido global. Estar alerta a leer las tendencias, alerta a entender el proceso económico es un personaje complejo y más global. 
No es negativo aprender el oficio como tal, debe conocerlo mas no dominarlo necesariamente. 
Hay que ser sensatos, por ejemplo si va a trabajar en el Éxito el diseñador no necesita coser, pero si va al taller de Dior sí. En el contexto local se exige diseñadores que sepan leer el mercado, producir una colección. Es el interés de cada persona en cómo se proyecta para elegir su escuela. 
Una investigación reciente afirmó que el diseñador quiere saber más del negocio, se dan cuenta que el mundo no es tan romántico como se lo pitan.

¿Cuál es la esencia de un vestido?
Es que te haga sentir confortable física y espiritualmente, es comodidad, que siempre te transforme tu vida en otra cosa, es alucinante en la ropa esa capacidad que tienen  los trapos para resaltar tus estados de ánimo. 
Hay unos que se visten para sobresalir y otros para ocultarse.

¿Hay moda en Colombia?
Sí, se está trabajando, hay diseñadores que pueden trascender más allá de nuestras fronteras.

¿Qué le quitaría y pondría a Colombiamoda?
Le pondría más moda y menos activación de marca, menos espectáculos, menos ruido, menos contaminación.

¿Qué pasarelas le quedaron en la retina y por qué?
La de Andrés Pajón, porque no es complaciente con su público, él le ofrece cosas nuevas a su clientela, es acertado.
La de Jorge Duque, por el equilibrio perfecto, por su concepto elevado, complejo, lleno de referencias no es editorializable. 
La de Christian Colorado, admiro como trató la marca la estrategia de escoger un peladito que es de la generación del personaje. 
La de Joy Staz, me impactó lo bien que la marca conoce su público. 
La de María Elena Villamil, por ser excepcional es un diseño maduro conoce su público, tiene riqueza textil es el resultado de un tiempo de estudio. 
En la de Pepa Pombo esperaba más, sin embargo sacó piezas que daban un paso adelante como la unión de lo plano con lo arrugado.