Caminar hacia la recuperación de la democracia en ese país exige reconocer la valentía de los dirigentes opositores para mantener en alto sus banderas.
En detallado y contundente informe presentado a los países miembro y a la Secretaría General de la OEA, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Cidh, que preside el peruano Francisco José Eguiguren Praeli, ha diagnosticado la severidad de la crisis institucional y de Derechos Humanos a que el régimen chavista llevó a Venezuela. En consecuencia, ha instado al Gobierno a restaurar la democracia, la separación de poderes, la vigencia de los derechos humanos y su plena participación en el sistema interamericano; a la OEA, por su parte, la ha llamado a hacer valer la Carta Democrática para la situación de este país.
El documento elaborado por los siete comisionados es un insumo de inmensa importancia para el análisis que este martes realizará el Grupo de Lima sobre la insensata convocatoria a elecciones presidenciales, así como para la investigación a Nicolás Maduro por violaciones a los derechos humanos, que ha iniciado la fiscal de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda. También tendría que ser punto de partida para nuevos análisis que reviertan el bloqueo de los validos del chavismo a decisiones de la OEA en defensa de la Carta Democrática, que implicarían atender las recomendaciones del secretario Almagro sobre Venezuela.
Este despertar de los grupos multilaterales, en medio de un dramático silencio cómplice de la ONU con la tiranía, ha sido provocado por la cínica convocatoria a unas elecciones presidenciales sin presencia de los partidos de oposición, sin garantías y sin observación internacional imparcial. Aunque tardío, es la ocasión para que la comunidad internacional se centre en el análisis y atención a los principales problemas de ese país.
Puede interesarle: Últimos días de la democracia en Venezuela
Como reconoce la Cidh, el deterioro de las instituciones, los derechos humanos y la democracia en Venezuela se ha fraguado en 15 años de profundización de la tiranía chavista, orientada por los hermanos Castro. En el proceso dictatorial, los objetivos principales han sido las organizaciones baluarte de la democracia: los partidos políticos y los medios de comunicación. Caminar hacia la recuperación de la democracia en ese país exige reconocer la valentía de los dirigentes opositores para mantener en alto sus banderas resistiendo, tal vez no tanto como los observadores desearían, seducciones y agresiones de un régimen tan corrupto como criminal.
Para Colombia tiene gran importancia la recomendación que los comisionados hacen para realizar una visita que reconozca las condiciones humanitarias de los migrantes en la frontera. Aunque tal observación pondría al descubierto las debilidades de la improvisación en la acogida y trato a quienes buscan el amparo del pueblo hermano, también sería la oportunidad de lujo para construir cooperación internacional que permita dar a quienes huyen de la persecución o la miseria, el trato de refugiados a que tienen derecho y que permitiría aliviar su desgracia.
Lea también: Una política para los refugiados de Venezuela
En un escenario como el presente, invitaciones como la hecha a EFE por el Minhacienda, Mauricio Cárdenas, a “que ya se empiece a planear en un escenario en el que seguramente después del cambio de régimen sea necesario darle a Venezuela un gran respaldo desde el punto de vista financiero”, se convierten en provocaciones a las que el régimen chavista sabe encontrarles réditos políticos.