Era cuestión de poco tiempo: las tensiones entre el país vecino y la institución regional compuesta por treinta y cinco miembros, Venezuela incluída, concluyeron en una solicitud de salida del polémico miembro. Ya Delcy Rodríguez, canciller venezolana, había amenazado con abandonar la OEA si se votaba a favor de una reunión extraordinaria de cancilleres, sobre Venezuela, sin el acuerdo del principal concernido. El pasado miércoles 26 de abril, más de la mitad de los embajadores no cedieron ante la presión y diecinueve miembros votaron a favor del encuentro. El oficialismo chavista cumplió con su palabra : “tal como ha indicado el presidente, Nicolás Maduro, presentaremos la carta de denuncia a la Organización de Estados Americanos e iniciaremos un procedimiento que tarda 24 meses”, confirmó Rodríguez desde el Palacio presidencial de Miraflores en una declaración transmitida por el canal estatal VTV. El pasado viernes 28 de abril, Luis Almagro notificó en su cuenta Twitter que había recibido formalmente la solicitud de salida de Venezuela. 

Un plazo de dos años
La salida no tiene efectividad inmediata. Venezuela tendrá que esperar dos largos años antes de salir del listado de los miembros de la OEA. El artículo 143 de la Carta de la organización es la que define aquella regla. La Carta “podrá ser denunciada por cualquiera de los Estados miembros, mediante comunicación escrita a la Secretaría General (...) Transcurridos dos años a partir de la fecha en que la Secretaría General reciba una notificación de denuncia, la presente Carta cesará en sus efectos respecto del Estado denunciante, y éste quedará desligado de la Organización después de haber cumplido con las obligaciones emanadas de la presente Carta.” Ante la decisión de Venezuela, países como El Salvador o Estados Unidos no tardaron en manifestar su desacuerdo. Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado de EEUU, incluso recordó que “eso se extendería hasta después del final del mandato del presidente Maduro, y la decisión solo podría convertirse en definitiva si lo decide su sucesor”. En teoría, elecciones presidenciales deberían organizarse el próximo año, más el Gobierno de Nicolás Maduro no ha contestado a las múltiples solicitudes de la comunidad internacional que exigieron que se establezca un calendario electoral.

Venezuela no está librada
“Sin duda alguna hoy amanecimos más libres, hoy amanecimos más independientes, hemos roto con las cadenas del monroísmo”, declaró Rodríguez. No obstante, la realidad es que el chavismo seguirá sometido a las directivas de la OEA en los dos años que dure el proceso de salida. “No hay nada que impida legalmente que los demás países sigan discutiendo sobre Venezuela” aclaró Mariano de Alba, abogado especializado en relaciones internacionales. Igualmente, subrayó que Venezuela no podrá evitar del todo alguna intervención de la comunidad internacional después de su salida de la organización: “No significa que la comunidad internacional no pueda tener un papel relevante y eso lo vemos con países como Corea del Norte. Todos los países, de un modo o de otro, tienen que tener una línea de comunicación con otros países. La comunidad internacional seguirá presionando y no va a disminuir la presión.” También, el abogado agregó que si se concretaba la salida al cabo de los dos años, “poniéndose un sombrero de imparcialidad, (la comunidad internacional) puede tratar de proponer una alternativa viable atractiva tanto para el Gobierno como para la oposición”. De modo que la situación no es tan simple, y el continente podrá seguir reaccionando sobre la crisis venezolana pese a que Maduro declaró que no reconocerá “ninguna reunión, ninguna decisión de la OEA que vulnere el derecho internacional e intervenga en los asuntos de Venezuela.”