En la más antigua de las clásicas, Sergio Luis Henao llegó en la posición trece.
Alejandro Valverde (Movistar) volvió a firmar una obra maestra para adjudicarse a punto de cumplir 37 años su cuarto triunfo en la Lieja-Bastoña-Lieja, rematando así su semana fantástica después de su quinta Flecha Valona, una "victoria especial, increíble", que dedicó a un gran amigo, el italiano Michele Scarponi, fallecido el pasado sábado.
Otra lección de Valverde, impecable en el control de la carrera con su equipo y magistral en la ejecución final cuando a falta de un kilómetro los favoritos rompieron las hostilidades por el tesoro de un monumento del ciclismo mundial, nada menos que la "decana" de las clásicas.
A punto de concluir el trayecto de 258 kilómetros entre Lieja y Ans, atacó el irlandés Daniel Martin, el mismo que el pasado miércoles dijo que ganará la Flecha cuando se retire Valverde. El líder del Quick Step ganó metros, pero un depredador murciano levantó la vista y puso en marcha sus habilidades.
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Arrancó tras él, le alcanzó y con la misma facilidad mostrada en el Muro de Huy hace cuatro días se lanzó a la pancarta de meta. Como llegó sobrado, levantó los brazos con antelación, brazos en alto, dedos señalando al cielo. Emoción. Ganaba su cuarta Lieja y le dedicaba una joya del ciclismo a Michele Scarponi, receptor de su primeras palabras.
"Mis primeras palabras son para Scarponi, a él le dedico la victoria, era un gran amigo mío. El premio en metálico será para su familia", dijo entre lágrimas el "Bala", conquistador de Lieja en 2006, 2014, 2015 y 2017.
Momentos de agradecimiento. Su equipo mucho tuvo que ver con una prueba en la que tocó trabajar a destajo, pues los equipos con aspiraciones se hicieron los locos para anular la escapada del día. De ahí que en meta Valverde se abrazara a Dani Moreno y José Joaquín Rojas. "Muchas gracias", resumió.
Todo quedó para el final. Mientras iba languideciendo la aventura de turno, los favoritos se iban guardando para las tres últimas cotas. Sergio Luis Henao Henao se adelantó al órdago para evitar a Valverde al final atacando en La Roche aux Faucons y más tarde en San Nicolás, a sólo 6 kilómetros de meta.
Pero los intentos de fuga constantes impidieron más rebeldías. Lo intentó el italiano Formolo, quien abrió hueco con peligro, después el belga Wellens, pero la alta jerarquía se junto para la batalla final, donde la cuesta de Ans iba a ofrecer la última opción.
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Objetivo, abandonar a Valverde antes de lo inevitable. Por eso explotó con fuerza Daniel Martin, de lejos. La maniobra fue observada por un Valverde en estado de gracia, casi mágico, quien haciendo honor a su apodo de "Imbatido" tiró de manual para rematar una victoria incontestable.
Ya van 11 victorias en la temporada del murciano de Las Lumbreras, en una temporada intachable. Se lució en la Vuelta a Murcia, Andalucía, Volta a Catalunya y País Vasco. En la campaña de Las Ardenas suma la quinta Flecha y la cuarta Lieja. El mundo del ciclismo se quita el sombrero ante "El Bala".
Con el emocionado recuerdo a Scarponi se puso en marcha la "Decana" del ciclismo mundial, creada en 1892. Enseguida se formó una larga escapada con Machado (Katusha), Anthony Perez y Rossetto (Cofidis), Debesay (Dimension Data), De Clercq (Lotto Soudal), Van Der Lijke (Roompot), Grellier (Direct Energie) y Aaron Gate (Aqua Blue).
El pelotón no reaccionó hasta que vio las orejas al lobo en el Maquisard, donde el retraso a 50 de meta era preocupante, 6.30 minutos. Movistar se cansó de tirar del carro y cedió los trastos a otros equipos como Sky y Orica, que apenas habían gastado energías hasta entonces.
Al paso por las cotas de Maquisard y La Redoute la diferencia se redujo, aunque los rebeldes aún planteaban dudas a los favoritos. Uno de ellos, el campeón nacional Sergio Henao lanzó un duro ataque en La Roche aux Faucons, a 13 de meta, lo que produjo un corte con hombres peligrosos, que se encargaron de anular la fuga.
Ya no sonó a broma la cercanía de meta con Kreuziger, Caruso, Vuillermoz, Woods y Wellens por delante. Este último lo intentó en solitario, después Woods, quien metió el miedo en el cuerpo. La maniobra del canadiense movió el avispero en San Nicolás, con el Movistar atento para colocar a Valverde en posición de combate.
Formolo fue el último rebelde, pero el salto de Daniel Martin acabó con las ilusiones del italiano. Luego apareció Valverde para dar la estocada definitiva, para firmar una obra maestra marca de la casa. En su nombre, para Scarponi, quien debió sentirse orgulloso del regalo de su amigo murciano.