Hay que presumir que en las elecciones próximas estos dos bloques importantes, los del No y los del SI, volverán a figurar en primerísimos lugares y serán determinantes
En romanos o en arábigos, VI siempre será 6, así se trate de miles o de millones de sufragios, como los que fueron depositados por los colombianos en la jornada electoral del 2 de octubre de 2016, cuando fue votado el plebiscito ganado por quienes desde entonces se conocen como los del NO.
Tanto estos como sus contradictores que se decidieron por el SÍ, alcanzaron en números redondos seis millones de votos, caudal electoral que de acuerdo con la polarización que afecta a la nación es casi seguro que se mantiene, así muchos quieran desconocer esa realidad.
Por esos, y hasta que no se demuestra lo contrario, hay que presumir que en las elecciones próximas estos dos bloques importantes, los del No y los del SI, volverán a figurar en primerísimos lugares y serán determinantes a la hora de contabilizar en las urnas el sentir de los colombianos.
Hasta el momento en casi todos los cálculos hechos por legos, analistas, expertos y gentes del común, se da por descontado que los seis millones de colombianos que rechazaron el acuerdo de paz continúan siendo un bloque monolítico, y que como tal van a expresarse en la contienda venidera.
En la política no hay cifras exactas ni predicciones infalibles, y buena prueba de ello, por lo menos en Colombia, es el resultado de las últimas jornadas electorales en las que pronósticos y encuestadores fueron derrotados en toda la línea.
Así, pues, señalar y sostener que los seis millones de votos que favorecieron el NO el 2 de octubre del año antepasado están ahí y pueden moverse como un adobe o un bloque de concreto, es desconocer la volatilidad del electorado, y de paso un engaño, porque sí así fuera, habría que darle la misma calidad y condición al otro segmento de seis millones que votó por el SÍ.
Hecha esta consideración que en cuestión de matemáticas es una realidad incontrastable, queda por verse como va a ser el comportamiento de estos doce millones de colombianos en la primera vuelta el 27 de mayo, y seguramente durante la segunda en el mes de junio.
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Se han presentado en los últimos meses variadas circunstancias que de un modo u otro han tenido que haber incidido en los ciudadanos y en las posiciones que hasta el plebiscito defendieron con su voto en las urnas.
Muchos de los del NO, por ejemplo, pueden haber radicalizado aún más su posición luego de constatar que, en su concepto, no habrá el suficiente castigo para quienes, de una manera generalizada han sido considerados asesinos, violadores, y narcotraficantes, entre otras lindezas, sentimiento que también pueden albergar algunos del SÍ.
Pero también puede darse el caso contrario, es decir, que quienes el 2 de octubre votaron negativamente, ahora entiendan que el Acuerdo de La Habana si ha traído cosas favorables, por ejemplo la casi total desaparición de los asaltos a poblaciones y emboscadas en carreteras, así como la disminución considerable de bajas y heridos en las fuerzas militares y de policía, por cuenta de las Fac.
Otra cosa es la previsible disidencia de esa guerrilla a la cual no puede atribuírsele, sin fórmula de juicio todo lo malo que ahora ocurre; la actuación criminal que mantienen el Eln y los grupos armados de la ultraderecha y la delincuencia asociada al narcotráfico, así como la impopularidad del gobierno.
TWITERCITO: “Y cómo es él? En qué lugar se enamoró de tí ?” Has vuelto a la cima de la popularidad Perales, por cuenta de la Morales