Curiosa mezcla: vende consultorías a universidades, las asesora, las clasifica, cobra a ambas partes y luego asigna la “merecida” categoría
Antaño una próspera empresa de avivatos presentaba a cualquier negocio pueblerino un “diploma de excelencia” conferido por ella misma y cobraba según el grado de ingenuidad del supuesto beneficiado. Hoy proliferan los escalafones de universidades que pretenden reconocer a las “mejores” y descalificar a las “peores”.
Algunas instituciones universitarias iberoamericanas en la Universidad del Norte analizaron estos instrumentos y uno de los asistentes afirmó: “¿Quieren posicionar bien a sus universidades? Contraten tres o cuatro premios Nobel para que les dicten conferencias y así figuren como profesores de sus centros de educación superior”.
Conozco un escalafón de universidades colombiana que publica la firma U-Sapiens Research, que al mismo tiempo es consultora de universidades. Curiosa mezcla: vende consultorías a universidades, las asesora, las clasifica, cobra a ambas partes y luego asigna la “merecida” categoría. Como nadie las cuestiona y a sus dueños no les importa la objetividad, explotan al mismo tiempo los dos oficios. Son juez y parte.
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La clasificación de la citada firma, ? que ella llama “Ranking” ? se publicó esta semana con gran revuelo, muy favorable al mercadeo y preocupante para las universidades. Los titulares sentencian: “mejores universidades colombianas según indicadores de investigación” y “las peores universidades colombianas”. Una mirada al listado de las instituciones universitarias señaladas negativamente por este ranking no deja sino asombro, hay varios centros docentes acreditados en alta calidad por el Ministerio de Educación y existen prestigiosas y reconocidas universidades, que para no causarles doble maltrato, me niego a citarlas.
La sentencia es entonces: La calidad y seriedad de los procesos académicos e investigativos de las universidades son cuestionables porque llenan, o no llenan, los parámetros de U-Sapiens Research, que a su vez, miden la seriedad y la calidad de la educación superior en Colombia a partir de supuestos metodológicos con pretensiones de universalidad, que desconocen la tradición, el tamaño, los recursos y los objetivos misionales de nuestras universidades, aquí y ahora; la población atendida y sus características, los requerimientos de la sociedad, la historia, y tantas otras variables contextuales de efectos cruzados que afectan el producto académico del país e inciden en su valoración objetiva.
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La acreditación de alta calidad institucional y de programas académicos que otorga el Ministerio de Educación, reconoce el trabajo de las Instituciones de Educación Superior en cobertura y calidad para los colombianos. Y también debe regular la intromisión de particulares extraños a nuestra idiosincrasia.
Coletilla: Fortalecer la academia y desestimular ambiciosas consultorías, es una labor urgente del Ministerio de Educación Nacional.