No somos lo mismos, ni mucho menos pensamos lo mismo que hace 10 años. Cuando los ciudadanos crecen y la ciudad no, hay un desequilibrio tan difícil de conciliar que todo se viene abajo
Hoy hace poco más de 30 años la ONU estaba anunciando los cinco mil millones de personas alcanzadas en el planeta. Un escándalo para finales de los 80, y una advertencia devastadora que acabó con la relativa holgura con la que se vivía hasta entonces. Mientras más habitantes, más necesidad de competencias ciudadanas. El tema grave es que todo depende de lo que la gente tenga en la cabeza en ese periodo de tiempo. No somos los mismos, ni mucho menos pensamos lo mismo que hace 10 años. Cuando los ciudadanos crecen y la ciudad no, hay un desequilibrio tan difícil de conciliar que todo se viene abajo. Los modelos implementados en los territorios son muy frágiles y con una pequeña alteración a cualquier variable, fracasan. Para la muestra Curitiba y Medellín: Curitiba, la capital del estado de Paraná, en Brasil, pasó de millón ochocientos mil habitantes en el 2008 y la ciudad más próspera por su desarrollo urbano y su énfasis en educación y emprendimiento a casi tres millones en el 2018. Consecuencias: no hay agua, y no es que se hubiera acabado, es que el doble de personas, más otro medio de turistas se consumen el triple de la porción presupuestada para cuando la “Acupuntura Urbana” del Alcalde Jaime Lerner la posicionó en lo más alto del podio de las ciudades ejemplo. También colapsó el relleno, se multiplicó el parque automotor (un auto cada dos personas) y se redujo el uso del transporte público. Síntesis: Ya no es ejemplo de nada. Es la tercera ciudad de mayor producción de todo el país y la segunda más contaminada, no solo en el aire, los rios ya no tienen agua, media tabla periódica corren por ellos. Imagínense lo que me dicen de Medellín a cada ciudad que voy. Acá tenemos 6 mil personas por kilómetro cuadrado y contando. Una proyección que hizo el Dane a 2015 casi llegaba a 2´600.000 la cifra de habitantes y hoy se estima que está próxima a los 3 millones, de los cuales con dificultad 150 mil viven en las zonas rurales. Al igual que en Curitiba, la fama de Medellín por el llamado urbanismo social, cada vez se desvirtúa más. La razón; la población cambió, crecieron los que vieron en todo su apogeo el milagro Medellín y cambiaron las condiciones económicas de la ciudad. Usualmente el alcalde de Medellín, y con más certeza, los que han pasado por el cargo en este siglo, fueron, son y serán reconocidos como el mejor de Colombia, porque tiene la particularidad la capital Antioqueña de ejecutar bien y conseguir los recursos para hacerlo, sin embargo, tanta infraestructura, con grandes obras de arquitectos muy imponentes pero insostenibles en el tiempo, generaron un punto de quiebre en la sostenibilidad de cada locación. Síntesis: Nos somos una ciudad modelo, colapsamos. Con tantas cosas resueltas y cada año duplicando la cifra de muertos del año anterior. La encuesta de precepción ciudadana de la red mundial “cómo vamos” en el 2017 marcó casi en un 40% la percepción de no ir por un buen camino en la ciudad, en un municipio dónde aparentemente todo funciona bien, es una cifra escandalosa y además el promedio de la calidad de vida en una tabla de 0 a 10 fue 6,9 otro dato para pensar.
Le puede interesar: Ciudades y gente
Tenemos como en los grandes modelos de desarrollo urbano, una avalancha de inmigrantes, nacionales y extranjeros que generan otra arista más a contemplar en el panorama. A 2017 pasaban de 60 mil solamente los venezolanos. En el 2015 las universidades estaban cubriendo el 102 % de los estudiantes que salían de último grado de secundaria, una cifra absurda. Luego de analizar con detalle el dato, el observatorio de educación superior, aclaró que escasamente se cubría el 66% de la demanda, pero que los que venían de otras partes llenaban esos espacios hasta superar el máximo valor porcentual. Todo esto para decir que un modelo que no se actualiza periódicamente, con lo frágiles y sensibles que son las relaciones humanas, que al fin de cuentas son la materia prima principal de todos los modelos urbanos, se convierten en una bomba de tiempo. Y eso que aún no hablamos de Barcelona, con sus 50 millones de turistas al año que desplazaron la población nativa saturada ya de tanto escándalo. Hay que poner mucho cuidado, no sea que está dinámica cíclica nos lleve a vivir otros 90´s. Cada muerto tiene que dolernos. En palabras de Cesar López “Toda bala es perdida”. La fuerza hay que hacerla categóricamente en construir #CiudadaníaAntesQueCiudad a todo precio.
Lo invitamos a leer: ciudades a escala humana