Universos paralelos del populismo

Autor: Ricardo Chica Avella
23 marzo de 2017 - 12:08 AM

Es la socialdemocracia europea la única alternativa al populismo (incluido el comunismo capitalista de estado chino) y el neoliberalismo

En varias columnas desde estas páginas y en Portafolio he venido, por una parte, caracterizando la epidemia de populismo manifiesta en Chávez-Maduro, Brexit y Trump; y por otra mostrándola, como un resultado de la globalización excluyente cuya única cura es la el crecimiento inclusivo socialdemócrata. Los resultados electorales en Holanda y dentro del SPD en Alemania alientan la esperanza de que la ola populista logre ser detenida en Europa, lo cual tiene la importancia de ser la socialdemocracia europea la única alternativa al populismo (incluido el comunismo capitalista de estado chino) y el neoliberalismo. Me concentraré hoy en una de las características que explican la capacidad del populismo para seducir a los marginados por la globalización neoliberal y llevarlos a las urnas en completa desorientación. Es un asunto de gran actualidad en un momento en que los hackers rusos generan una ola de desinformación (o de desprestigio) logrando influir el proceso electoral en USA y convirtiendo al candidato triunfante en un peón de su campaña contra la democracia liberal de la UE; además conectado con los análisis presentados en estas páginas sobre el tribalismo en tanto los populismos suelen tener el carácter de tal en aspectos como el nacionalismo tribal, el culto a la personalidad del caudillo mesiánico y la intolerancia sectaria (excomunión del oponente a las tinieblas exteriores de la ilegitimidad como interlocutor político).

En los populismos se imbrican, por una parte, sus características (tribalismo nacionalista, culto a la personalidad del caudillo en su rol mesiánico o de protección parental asumido en actitud testicular frente a los problemas y la pretensión de que estos, de enorme complejidad, se pueden resolver con fórmulas simplistas, que, en lo económico, se traduce en una omnipotencia violatoria de las leyes de la economía, y en lo institucional, en erosión de las instituciones del Estado); con, por otra parte, la creación de una realidad paralela que incluye los peligros frente a los cuales el caudillo mesiánico brinda protección a los suyos y unas estrategias simplistas efectistas para neutralizarlos. (Portafolio, La regresión al tribalismo: Maduro y Trump. Agosto 23 del 2016).[1] Lo cual es ilustrado por los populismos, tanto de izquierda (Chávez-Maduro y el Zimbawe de Mugabe, el justicialismo argentino), como de derecha (Trump, Brexit, la Turquía de Erdogan, los golpistas brasileños y sus semejantes tailandeses, Uribe 2 -por oposición al Uribe 1 que salvo al país de la desmandada guerrillera consecuencia de las ambiciones nobelescas de Pastrana). Y como la complejidad de los problemas reales siempre requiere soluciones complejas, estas estrategias efectistas tienen en su simplismo una capacidad seductiva de la que carecen esas soluciones complejas. Aunque la compleja realidad termina por derrumbar el simplismo ignorante (ej. el comentario de Trump ante los problemas de la derogación de Obama care: nadie sabía que esto –de los servicios de salud!!!- era tan complicado!!!): los costos de largo plazo del efectismo de corto plazo son padecidos por todos en el largo plazo empezando por los pobres, partidarios del caudillo (Portafolio: Los Chaves y los Mugabes[2] en el cual hablo del fósil criminalizado que las Farc llegaron a ser; Trump: Contracción económica y populismo. Mayo 04 2016[3]; Economía mundial 2017: riesgos e incertidumbre. Enero 11 2017[4]).

Pero (como lo anote en Portafolio) “es en el elemento de deshonestidad que radica una novedad fundamental de consecuencias trascendentales para los medios, los flujos de información y el estatuto ético del lenguaje. Simultáneamente, con el gobierno reality show tweeting, el ‘Trump team’ ha introducido una realidad paralela de ‘hechos alternativos’, en la cual, especialmente, el secretario Spicer habita. Este elemento de deshonestidad y fabricación de verdad se combina con los niveles de capital humano y social (información, criterio, madurez política) de los americanos, marginados por la globalización para producir el fenómeno Trump: la mitad de la población de la nación más poderosa del mundo le cree a Trump y está de acuerdo con él, este es el verdadero hecho aterrador”. (Portafolio, El riesgo Trump. Febrero 07 del 2017).[5] Lo cual es alarmante porque la ignorancia es atrevida y el atrevimiento puede ser catastrófico tratándose del gobierno de esa nación, como lo muestran dos perlas de su programa anti-Obama torpedeando en actitud testicular, primero, los acuerdos de comercio, Nafta (en una forma que perjudicara a consumidores y multinacionales americanas) y el TPP (sirviéndole a China en bandeja, la cual es invitada ante la salida de USA, un mecanismo invaluable de influencia en Asia Pacifico y facilitando la integración comercial de la región largamente buscada por las tres potencias asiáticas -Japón, Corea y China); y segundo Obamacare, esencialmente cobrándole a 20 millones de pobres el costo de su reducción de impuestos al 1% más rico, dejándolos sin protección (mediante un esquema en el cual no han logrado avanzar… claro abordándolo con la ignorancia mencionada…).

Aunque en realidad debe advertirse que el contemporáneo retorno de la propaganda en su sentido del tercer Reich en occidente (porque en Europa del este nunca desapareció) fue reforzado por la desinformación que usaron los gobiernos de USA y UK para justificar políticamente la invasión a Irak, expresada en todo el siniestro cinismo de Blair, quien paradójicamente recorre el mundo dando conferencias sobre ética política (tan escandaloso como que el sepulturero de la socialdemocracia en UK y quien debilitó el proyecto socialdemócrata en la UE con su apoyo al excepcionalísimo unilateral de Bush sea invitado a asesorar supuestos proyectos socialdemócratas), y quien cuando interrogado por la comisión parlamentaria sobre ese exabrupto afirmo una mentira políticamente no es una mentira.

En la capacidad de desinformación de la propaganda populista se combinan hoy día unos elementos clásicos (bien conocidos por su maestro Goebbels) con un elemento contemporáneo novedoso que multiplica su potencial de creación de confusión. Esos principios incluyen que ella debe: afectar el actuar político del enemigo, captar la atención, ser oportuna, usar slogans para descalificar y ser fácilmente aprendible, capaz de concentrar la agresividad del público en un objetivo de odio y su verdad o falsedad es un asunto de credibilidad (como en el cinismo de Blair, la contrapartida real se torna irrelevante frente al efectismo político). Y el elemento novedoso contemporáneo es el desplazamiento de los medios tradicionales por el social media, de manera que la cuidadosa investigación y verificación de la noticia por parte de estos se ve sustituida por la más absoluta irresponsabilidad bajo la sombrilla de opinión en una avalancha de información-desinformación en la www, un desarrollo ambiguo pues la mayor disponibilidad de información se combina con un deterioro de su calidad, algo de una gravedad en términos de la importancia de la información fidedigna en una democracia liberal (considerada al concluir).

Brexit y Trump son casos patéticos de construcción de una realidad paralela para desinformar a un electorado, en el primer caso, un total desconocimiento y minimización de los enormes y catastróficos costos de la ruptura con la Unión Europea, en la omnipotencia delirante (similar a la de los griegos, muy típica de las propuestas populistas) de que lograrán todas las ventajas económicas del mercado común sin costos en materia de control de las fronteras e inmigración. Y en el segundo, un tinglado reminiscente de Goebblels que ha sido bien caracterizado por el propio Trump team como fabricación de hechos alternativos (mostrado en todo su patetismo en la insistencia en la asistencia masiva a la inauguración en presencia de evidencia fotográfica contundente en contrario, o las acusaciones infundadas contra Obama y el británico MI5 de pinchar los teléfonos de la campana Trump); una realidad paralela que surge de los cómicos si no fueran tan absurdos twits de Trump y es trompeteada por el secretario S Spicer y cara de concreto K Conway (quien formuló el principio de los hechos alternativos).

Pero también en otras latitudes la capacidad no solo de convencimiento sino también de movilización de masas enormes de partidarios es ilustrada maravillosa a la vez que aterradoramente por la ovación de los nacionalistas turcos a las absurdas acusaciones de nazismo contra Alemania y Holanda por parte de otro el maestro de la manipulación Erdogan, (capaz de reactivar el conflicto con los kurdos para que los votantes sintieran la necesidad de elegir al protector, o de exigir a las democracias de Europa que permitan mítines a favor de una dictadura totalitaria que uso el intento de golpe para aniquilar toda oposición tomando prisioneros a dejando sin empleo a decenas de miles de demócratas). Y la desorientación por la fabricación de una realidad paralela no se limita al hemisferio norte: el régimen de Maduro intenta mistificar la destrucción de la muy prospera economía venezolana en manos del chavismo (por una interferencia torpe en/con los mecanismos del mercado/la empresariedad) culpando el sabotaje extranjero de manera que los pobres venezolanos no tienen acceso a las necesidades más básicas por una conspiración de la CIA (que estará usando ej. todo el papel higiénico que Maduro tenia destinado para los venezolanos…..). Y acá en Colombia entre los críticos del gobierno de Santos (entre los que me cuento: Portafolio. ¿Es la tercera vía de Santos socialdemócrata? Julio 18 del 2014[6], donde doy una respuesta negativa -mucho menos podrá ser socialista!) algunos han creado una cortina de humo de desinformación alrededor del proceso/acuerdo de paz (Portafolio, Un triunfo para todos. Septiembre 08 del 2016[7]) que replica la construcción de una realidad paralela por parte del Trump team y ejemplifica las características del populismo y dichos principios clásicos de la propaganda política (¿qué sentido substantivo más allá de hipérbole retorica o propaganda en el sentido analizado tienen afirmaciones de un respetado colega columnista en el sentido de que Colombia está sujeta vasallaje por parte de Cuba y que vive bajo un régimen totalitario?)

La campaña Uribista en contra del acuerdo se tradujo en su momento en importantes mejoras (limitando los abusos de las FARC, en la misma forma que en su momento Uribe 1 en el gobierno les puso militarmente fin después de la desmandada guerrillera causada por la ambiciones nobelescas de Pastrana, con lo cual hizo posible la paz). Y desde luego que los críticos del acuerdo tienen argumentos muy validos en materia del régimen de transición en las áreas de verdad justicia y reparación y de participación política. En el fondo es una cuestión de la dimensión relativa del beneficio de la paz frente a su costo: “éste es altísimo, pero 1) es más bajo que el valor presente de los costos netos de la guerra: la paz es más rentable pues sus costos son inferiores y sus beneficios son superiores, entre los que se destaca el logro de las condiciones de estabilidad institucional que abre mayores posibilidades de desarrollo; 2) estos costos posibilitan el mejoramiento de las condiciones de vida de los marginados de la frontera agrícola, a quienes el estado ha abandonado totalmente. En el fondo se trata de opciones: 1) por la verdad vs el temor, ej. el temor al Castrochavismo, infundado por qué esto no existe como fuerza política relevante (ni Cuba ni Venezuela están en condiciones de exportar el desastre de haber destruido sus economías de mercado y las FARC no tienen rastro de replicar ese desastre chavista en Colombia) y las FARC apoyan con el acuerdo un modelo de desarrollo rural productivo inclusivo (un esquema fundamental, lo más novedoso y significativo del acuerdo en términos de lucha contra la pobreza, para incluir a los marginados de la frontera agrícola). Y 2) por una transición creadora de capital social e institucional vs toda la tradición/cultura testicular de que los problemas se resuelven a golpes o a tiros. ¿Cuál es la opción? ¿Continuar una guerra de desgaste que sufren los que no tienen representación en los centros de poder?” (Portafolio, Un triunfo para todos. Septiembre 08 del 2016).[8]

Pero el punto fundamental es más general que la desinformación sobre el conflicto sobre si ponerle fin o no al conflicto: los flujos de información fidedigna (por oposición a la fabricación de credibilidad efectista en un universo paralelo) son de una importancia fundamental en una democracia, uno de cuyos pilares es que sus ciudadanos permanezcan informados sobre la realidad de los procesos políticos con el fin de que puedan opinar y decidir con sentido. Todos esos intentos a través de los medios tradicionales y del social media por satanizar oponentes distorsionando sus acciones y maquillar las propias propuestas distorsionando problemas y soluciones están a la base de una variedad de totalitarismos (como lo ha entendido muy bien ISIS) cuya dominación es facilitada por la confusión de una ciudadanía cuyo espíritu crítico, tan esencial a la democracia, es coartado por la desinformación que hace aparecer al mesianismo del caudillo como única protección frente a una amenaza magnificada hasta la distorsión por la propaganda populista.

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