Si usted es pobre, viejo o tiene alguna discapacidad, el programa Medicaid le brinda la posibilidad de acudir al médico, recibir tratamiento y permanecer en un ancianato u hogar de retiro
En su larga diatriba contra la ley de salud, los republicanos vuelven a presentar un proyecto que resulta peor a la propuesta de hace unas semanas. Muchos congresistas de ese partido se hicieron elegir declarándole la pena de muerte a Obamacare, pero ahora se enfrentan con un considerable grupo de constituyentes quienes gozan de los privilegios y ahora se verían sin cubrimiento. Resulta que la ley no es tan impopular como se pensaba. Si usted es pobre, viejo o tiene alguna discapacidad, el programa Medicaid le brinda la posibilidad de acudir al médico, recibir tratamiento y permanecer en un ancianato u hogar de retiro. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
La ley actual permite a ciertos grupos de la población acceder a los beneficios de salud de acuerdo con los ingresos familiares. El adefesio que se quiere aprobar es un disparate que no tiene justificación. La propuesta es un empaquetado que cumple con la promesa de acabar con la ley eliminando el mandato de modo que los empleadores y las personas individualmente están obligadas tengan un seguro de salud. El resultado sería reversar la tendencia positiva con más y más gente con acceso a los servicios de salud.
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Obamacare no ha sido la panacea a los problemas que surgen cuando es el mercado y no el estado quien ofrece pólizas de salud y las aseguradoras terminan perdiendo dinero como ocurre hoy día. El número de afiliados con graves problemas de salud resulta muy oneroso y en consecuencia distintas compañías han decidido no continuar ofreciendo sus servicios en muchos estados. Por lo demás, el Congreso y la administración Trump han enviado señales contradictorias al mercado poniendo en riesgo el futuro de la ley de salud.
Una de las provisiones introducidas en la nueva propuesta que dicen ayudaría a su aprobación, es la del polémico senador Ted Cruz que dividiría a la gente sana con quienes no lo son. A los primeros se les permitiría comprar planes económicos con cubrimientos limitados buscando atraer a la población joven y saludable. De esta forma se evitaría el colapso que está dando en el mercado. Los críticos contraatacan afirmando que esa alternativa dejaría a los verdaderamente necesitados en el peor de los mundos, pues los mayores costos de las primas las harían inviables.
En cualquier escenario todos los caminos conducen al precipicio. Las proyecciones salidas de la Oficina de Presupuesto del Congreso muestran un horizonte escabroso. Millones de personas, en su mayoría gente de bajos ingresos van a perder acceso a la salud. Una espiral de muerte segura para tantos que dependen de los auxilios que se pretende cortar o disminuir significativamente. Oídos sordos al clamor de las agremiaciones médicas, la poderosa e influyente AARP que agremia a los jubilados y miles de padres de familia que han tocado las puertas del congreso pidiendo clemencia para sus hijos enfermos que dependen de los subsidios.
De aprobarse la iniciativa se cumple con la promesa de la derecha de acabar con la ley Obamacare pensando en alivios tributarios a los más ricos mientras los menos favorecidos quedan abandonados a su suerte. Por fortuna aún queda una minoría de senadores republicanos moderados que se oponen con dignidad a las intereses de unos pocos y que sienten como suyos el dolor de sus electores.
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Aunque suene a disco rayado, los tiempos cuando los congresistas se sentaban a buscar puntos de encuentro a las diferencias son un asunto del pasado. La tiranía de las mayorías que han impuesto ambos partidos en los últimos anos lo único que ha logrado es aumentar la polarización y el resentimiento hacia la clase política.