Se comparten aprendizajes y se fortalecen las capacidades de otros
Sonia Vallejo
En febrero tuve la oportunidad de compartir con Clara Amador Lankster, directora estatal de formación docente en la Universidad Nacional de California y asesora experta de Colombia y Estados Unidos, quien me preguntó, de manera desprevenida, qué significa el éxito para Rectores Lideres Trasformadores (RLT), el programa del que actualmente soy gerente.
Su pregunta me sacó de las rutinas operativas cotidianas y me conectó con la misión inicial, no solo del programa, sino de otras iniciativas con trayectoria en el país como la Eade, de la Fundación Mamonal, y Ser + Maestro, de Proantioquia… Todas estas iniciativas vienen trabajando para contribuir efectivamente a la solución de los principales retos del liderazgo directivo y docente en el país.
Considero que el éxito de RLT radica en su estrategia de tejer un entramado de saberes a partir de la experiencia en terreno de los rectores en cuanto a los principales retos del liderazgo directivo en Colombia. Este entramado hace posible innovar e incidir a mayor escala, pues se comparten aprendizajes y se fortalecen las capacidades de otros que trabajan en la formación y acompañamiento a directivos en el país.
El éxito de una iniciativa como RLT depende de qué tanto logramos comprender y utilizar el conocimiento que poseemos con el fin de conseguir un mayor impacto en la misión propuesta: elevar el estatus de los directivos a una profesión cultural y socialmente reconocida.
Las preguntas de Clara me han llevado a reconocer algunos de los saberes prácticos desarrollados no solo gracias a RLT sino a los otros programas mencionados más arriba, implementados por aliados de la Fundación Empresarios por la Educación. Me refiero a saberes alcanzados mediante el acompañamiento que hacemos a los directivos y docentes: el liderazgo distributivo como ejercicio de co-construcción de alternativas viables en la escuela; el maestro como líder con voz política; el fortalecimiento del trabajo en red sostenible con acciones que se realizan desde el conocimiento del contexto, así como el lenguaje apreciativo, el desarrollo socio-emocional y la mentoría entre pares como innovaciones en la formación de docentes en Colombia.
La articulación virtuosa de saberes para lograr que los líderes escolares se transformen en un verdadero motor del mejoramiento educativo exige un escalamiento de los aprendizajes que estas experiencias han desarrollado en el país.
Chile, por ejemplo, se encuentra en un proceso de reforma al sistema educativo que busca avanzar hacia una escuela que entregue educación de calidad y que sea inclusiva. En este marco, el país le ha apostado al desarrollo de una política integral dirigida a los directivos escolares como paso ineludible.
En Colombia, más allá de la normatividad sobre las funciones de los directivos docentes, no contamos con una política educativa que oriente y viabilice la carrera directiva y que, de manera sistémica, instale y fortalezca las competencias de liderazgo directivo en el sistema educativo, con el fin de potenciar y de hacer sostenible en el tiempo el aporte que los directivos hacen a la mejora de la convivencia y el aprendizaje en la escuela.
Mi invitación es a promover la gestión de conocimiento validado y replicable, en torno al liderazgo directivo y docente que las diversas iniciativas del país han venido acopiando, de cara a la posibilidad de dejar, entre todos, mayor capacidad instalada en las regiones a partir de la trasferencia de saberes propios y la incidencia desde el aporte de conocimiento situado, a una posible política de liderazgo directivo que en Colombia todavía es una asignatura pendiente.
*Gerente del proyecto RLT en la Fundación Empresarios por la Educación, una organización de la sociedad civil que conecta sueños, proyectos, actores y recursos para contribuir al mejoramiento de la calidad educativa.