Habilidosa jugada de la senadora Sofía Gaviria que pone entredicho los pilares históricos del Partido Liberal.
Un agitado debate, que se puso al rojo vivo, se registra dentro del Partido Liberal como antesala a la realización de la consulta del 19 de noviembre para escoger su candidato único a la Presidencia de la República.
Entre tanto, en el uribista Centro Democrático existen dudas sobre emplear esa consulta para también seleccionar su candidato único y muy herméticamente se estaría pensando en hacer una serie de encuestas para nominar su candidato presidencial.
Las consultas o primarias partidistas son programadas por el Concejo Nacional Electoral, CNE, y realizadas por la Registraduría Nacional del Estado Civil para facilitar la democracia interna en los partidos y movimientos políticos con personerías jurídicas, para la toma de decisiones previas a los eventos electorales nacionales o territoriales. Se trata de un ejercicio amparado constitucional y legalmente.
Aunque su finalidad es altruista y loable, esas consultas de partidos han recibido fuertes críticas por su alto costo y baja participación de sufragantes de alrededor de sólo el 10% del censo electoral.
No obstante, es un valioso procedimiento de democratización de las decisiones internas de las colectividades, en el que se debe seguir insistiendo y fomentando, aunque también se le cuestiona que es realizado en épocas muy frías lo que no ayuda a la participación electoral.
Para escoger sus candidatos únicos presidenciales para las elecciones de marzo en primera vuelta sólo ha trascendido que los Partidos Liberal y Centro Democrático solicitaron y avisaron a la Organización Electoral que harían uso de esas consultas o primarias.
El agite liberal
El Partido Liberal fue la primera colectividad en Colombia en utilizar la consulta popular para escoger su candidato presidencial.
Lo hizo en 1990 para ponerle fin a la división que había estallado diez años antes entre el oficialismo de ese partido y el Nuevo Liberalismo, que llevó a la derrota de ese partido en las elecciones de 1982.
Ese histórico acuerdo condujo el reintegro al liberalismo de Luis Carlos Galán, quien no pudo tomar parte en la primera consulta al ser asesinado antes por las mafias del narcotráfico en plena campaña electoral.
Ahora 27 años después esa consulta partidista es el “Florero de Llorente” que ha causado una tenaz crisis interna liberal, pues con el marginamiento de importantes dirigentes, ha pagado un precio muy alto por la terquedad de sus actuales dirigentes que no pueden darse el lujo de sacar líderes cuando ya no es el partido de los seis millones de votantes, sino una formación que escasamente se acerca a los dos millones de militantes. Además hoy el bipartidismo liberal y conservador es un recuerdo del pretérito.
Irónicamente las actuales dificultades liberales las inició el hijo de Galán, el senador Juan Manuel Galán, al intentar hacer ver las inconveniencias de la consulta liberal del 19 de noviembre por ser una elección de simple maquinaria liberal y en una fecha muy complicada para la movilización de la militancia.
En contraposición propuso a la Dirección Nacional Liberal que se usaran las elecciones legislativas del 11 de marzo del próximo año para escoger el candidato, pues se trata de una jornada propicia y de amplia movilización de sufragantes.
Al delfín Galán no le pararon bolas, lo que llevó al alejamiento del partido de su padre, mientras que el oficialismo de hoy en día realizó a finales de septiembre el Congreso Nacional Liberal que eligió como directivos a los mismos con las mismas y ratificaron realizar la consulta este 19 de noviembre con cuatro precandidatos, pues también le cerraron el paso a la senadora Viviane Morales Hoyos.
Los actuales jerarcas rojos se inventaron lo que denominaron un “Manifiesto Ideológico Liberal”, que tenía que ser firmado por sus precandidatos presidenciales como condición previa para ser aceptada su inscripción a la consulta.
Como la senadora Morales Hoyos se negó a firmarlo por contener el apoyo al proceso de paz con las Farc y acatar el sensible tema de adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo, también se tuvo que marginar del proceso previo de la consulta novembrina.
Así las cosas, esta semana tras aceptar las condiciones de ese manifiesto, se inscribieron como aspirantes a la consulta del 19 de noviembre Humberto de la Calle, Luis Fernando Velasco, Juan Fernando Cristo y Edinson Delgado.
El ajedrez de Sofía
Pero el ya muy caldeado ambiente liberal se calentó aún más con la entrada en escena de la senadora Sofía Gaviria Correa, quien en una jugada de alta filigrana política tiene hoy contra las cuerdas o muy nerviosos a los desgastados jerarcas bermejos.
Inicialmente la politóloga antioqueña protestó ante la DNL por lo que llamó "encerrona" a Viviane Morales, al considerar “antiliberal” el manifiesto que buscaban obligarla a firmar un contenido que catalogó de “absurdo y ofensivo”.
Luego hizo otra jugada magistral y ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca presentó una acción de tutela preventiva contra el llamado “Manifiesto liberal” por antidemocrático y atentatorio contra el principio básico del Liberalismo, como es el respeto al disenso, que de sacar adelante pondría a su partido en una sin salida jurídica.
Y remató su hábil estratagema inscribiendo su nombre como aspirante a la consulta de noviembre, intento que fue negado por la DNL por no firmar el manifiesto, pero en una acción que deja muy mal parado al Partido Liberal al hacerlo aparecer como una colectividad excluyente.
Pero esta senadora espera que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, ante el cual demandó el manifiesto, ordene al Partido Liberal inscribir su precandidatura una vez falle la tutela.
Y además crea una fractura entre dos bandos. En una esquina Galán, Viviane y Gaviria y en la otra los mismos con las mismas del liberalismo.