Este túnel es uno de los más importantes retos de la ingeniería colombiana y una de las obras con mayores repercusiones para el desarrollo económico, la integración regional y la salida del país al mundo
Con el editorial Pensando en grande, EL MUNDO aplaudió el 18 de agosto de 2006, la contratación de los estudios fase 1 para construir en la vía al Mar un túnel por el boquerón del Toyo. En particular coincidencia, le corresponde doce años después, al gobernador Luis Pérez Gutiérrez, oriundo de esas tierras y cuyo lema de gobierno es Pensando en grande, iniciar las obras físicas de este túnel al que el presidente Santos propuso el 21 de abril de 2015 nombrar Guillermo Gaviria Echeverri, para rendir honor al ciudadano que durante décadas acompañó la concepción y promoción de sus primeras etapas.
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Este miércoles 31 de enero, en el municipio de Cañasgordas, los socios darán inicio a la construcción del túnel de 9,84 kilómetros, según los diseños finales, que el Gobierno Nacional, la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín han planeado y estructurado desde 2006. Iniciar las obras físicas es, pues, el resultado del esfuerzo, que agradecemos, del expresidente Álvaro Uribe y su ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego; de Aníbal Gaviria y Sergio Fajardo, que lo acompañaron desde sus dignidades de gobernador y alcalde, y viceversa, así como de los actuales gobernantes: el presidente Santos, el gobernador Luis Pérez y el alcalde Federico Gutiérrez Zuluaga. También han acompañado el proyecto con gran cuidado, el periódico El Colombiano y la familia Gómez Martínez, los gremios y el Encuentro de Dirigentes de Occidente.
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La obra, que debe ser ejecutada en seis años, será construida por el consorcio Antioquia al Mar, integrado por las firmas Colombiana de Infraestructura S.A.S (FCC Construcciones), Constructores, Carlos Alberto Solarte Solarte y Estyma S.A, quienes firmaron contrato el 11 de diciembre de 2015 por $1’076.364’500.000. La cofinanciación del proyecto reedita el exitoso acuerdo de partes que, con liderazgo de Guillermo Gaviria Correa en la dirección de Invías, facilitó la construcción del túnel Fernando Gómez Martínez, primero en acortar la distancia del centro y el suroccidente del país con el Mar Caribe. De acuerdo con las aprobaciones de vigencias futuras, los recursos serán aportados por el departamento de Antioquia ($780.000 millones); la Nación ($580.000 millones) y el municipio de Medellín, ($520.000 millones).
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Este túnel es uno de los más importantes retos de la ingeniería colombiana y una de las obras con mayores repercusiones para el desarrollo económico, la integración regional y la salida del país al mundo por el Caribe. La obra reduce la distancia en la conexión entre Santa Fe de Antioquia y Cañasgordas de 59 a 32 kilómetros y, más importante que ello, es que evita que los vehículos deban realizar dos ascensos cada uno a alturas superiores a 2.000 metros, con lo que ello significa en velocidad, que se estima pasará de 30 a 80 km/hora; tiempo y costos de operación, variables estas últimas que se van a reducir en 50%. Complementada con la construcción, a punto de iniciarse también, del puerto de Urabá, esta obra acerca a exportadores de Antioquia, el eje cafetero y el Valle del Cauca al mar Caribe, pudiendo así, ¡por fin!, aprovechar realmente las ventajas logradas por el país en los acuerdos comerciales con EE.UU., Europa y Centroamérica.
Sin perder la concentración en la necesidad de liderar un proceso constructivo ejemplar, por su eficiencia, tecnología y transparencia, de este túnel, la dirigencia antioqueña debe tratar esta obra como otra de las que siembra posibilidades para la construcción y mejor aprovechamiento de la Conexión Vial Panamericana, que será realidad el día que tozudos enemigos e ignaros dirigentes entiendan que la solución a los problemas de deforestación, abuso de poblaciones indígenas y fauna e ilegalidad en la zona del Tapón del Darién, está en la terminación de la vía que unirá a los tres subcontinentes en la Mejor Esquina de América.
La principal inversión del departamento de Antioquia y el municipio de Medellín en una obra con impacto nacional se explica por los significativos beneficios que este proyecto, aunado a la operación a partir de diciembre de la central Hidroituango, trae para el desarrollo y el bienestar de Urabá y el Occidente de Antioquia. Medellín, Suroeste y el Oriente, por su parte, tendrán una más cercana salida al mar para exportar todos sus productos, y la capital ratifica la transformación de su enfoque centralista, que absorbió el potencial de las regiones de Antioquia, como denunciaba Gilberto Echeverri Mejía, por uno descentralizador, que la compromete con acompañar el desarrollo integral de las subregiones antioqueñas. En conjunto, los aportantes demuestran cómo, en desarrollo integral del territorio, la unión es la mejor de las palancas.